Escucha tu corazón
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/01/2010 16:33:16
por Nelson Sganzerla - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
El otro día un querido lector me envió un email preguntando si yo no conocía algo sobre encontrar nuestro verdadero don dentro de una filosofía de trabajo.
Me decía él: no me gusta mi trabajo, hago las cosas por obligación, pero tampoco puedo dejarlo, pues necesito el empleo. Hasta ahí, ninguna novedad, considero que la gran mayoría en nuestro país o está desempleada, o empuja con la barriga su empleo, pues necesita de él.
En verdad, hay algunos cuestionarios sobre aptitud vocacional que generalmente se hacen a los adolescentes que van a Selectividad, pero sinceramente yo no creo que eso sirva como parámetro para seguir esta o aquella profesión.
Todos tenemos un don, que nos ha sido dado por Dios a través del Espíritu Santo para desarrollarlo aquí en la Tierra, y es en eso en lo que yo creo; todos tenemos algo que hacemos con placer, incluso por dinero ninguno. ¡Piensa! Y ciertamente vas a descubrir que hay siempre algo que hacerlo te produce mucho placer y si pudieses hacerlo el dinero quedaría en segundo plano.
Cuenta la historia que cierta vez un millonario en visita a una aldea de leprosos, se deparó con una monja viejecita, alimentando a cada uno de aquellos enfermos y muchas veces dándoles el alimento en la boca, pues ya no tenían manos para alimentarse. Entonces él se volvió hacia la vieja monja y comentó:
Madre, eso que hace usted yo no lo haría por ningún dinero en el mundo, a lo que la vieja monja contestó: Ni yo tampoco, hijo mío.
¿Habéis percibido la gran diferencia de valores? Muchas veces hacemos las cosas exclusivamente pensando en el dinero y no en lo que realmente nos da placer y aquella vieja monja siempre haría aquel trabajo de alimentar a los leprosos incluso sin recibir dinero.
Lo que quiero que se entienda es que si no nos empeñamos en hacer de corazón nuestro trabajo, de ningún modo ese trabajo nos traerá dinero y ¿por qué no nos empeñamos? Porque siempre hacemos lo que no nos gusta y si no nos gusta no creeremos nunca. Generalmente, vuelvo a decirlo, somos inducidos a creer en sueños que no son nuestros, sueños que jamás hemos soñado, empujados por nuestros padres, por nuestros abuelos y por la sociedad. En este nuestro mundo globalizado todos aquellos modelos de carrera estables, a excepción del funcionariado, ya no existen, es necesario reciclarse, crear y sobre todo, estar siempre listos para cambios repentinos.
Pero el punto, en verdad, no es ese, yo diría que el agujero es bastante más abajo, al fin y al cabo cada uno de nosotros es un individuo pensante; nunca vamos a encontrar una similitud de pensamientos, de características y tampoco una personalidad que sea única.
Por lo regular, si no percibimos allá en nuestro interior lo que nos atrae y nos eleva para alcanzar el triunfo, sea profesional, personal o lo que sea, nada ocurrirá en nuestras vidas, estaremos siempre al margen de aquello que realmente queremos.
Todos nosotros, sin excepción, tenemos un proyecto de vida, y en ese proyecto tenemos que creer píamente que lograremos éxito, pues al fin y al cabo ese proyecto emana de nuestra alma. Sin embargo, por lo regular no conseguimos concretizarlo, debido a las influencias externas, sea por nuestra actual vida, que no está tal como la queremos, e insistimos en no cambiar por miedo a partirnos la crisma, sea por los medios de comunicación que sitúan a los triunfadores muy distantes del triunfador que queremos ser, o sea, para tener éxito hemos de llegar a cierto status, quieren pillarnos por el consumismo desenfrenado y la vida no es primero TENER, sino primero SER, con algunos “amigos” que no desean que crezcamos, al fin y al cabo no soportarían ver que nos desarrollamos y ellos permanecen estancados en el tiempo de las nostalgias, pero yo digo que todo esto lo tenemos por añadidura, a partir del momento en que, allá en nuestro interior, decidamos salir de ese limbo que nos hace patinar en la vida.
Cuando realmente decidas que vas a cambiar, no habrá fuerza contraria alguna capaz de sujetar ese despegue, no importa si no ves perspectiva alguna en ello, si actualmente estás en una fase depresiva, sin empleo, sin dinero, solo(a) y sin amigos.
Hay una frase que me parece bárbara acerca de amigos:
“Los amigos son como el sol, solo aparecen con buen tiempo”. Es triste, pero muchas veces esto es lo que ocurre, por lo tanto, con independencia de cualquier obstáculo que haya en tu vida en este momento, eres tú quien ha de decidir cambiar y sin ese arranque nada sucede, siempre vas a correr en pos del viento.
Procura hacer un análisis de tu vida, pero sin basarte en la vida de otros, eso es muy diferente, básate en tu existencia, observa de qué manera estás viviendo tu día a día, cómo andas de relación con las personas de tu entorno, ¿hay envidia o notas la envidia de tales personas respecto de ti?
Son puntos relevantes para que procures cambiar, muchas veces convives con personas que no permiten que cambies, personas que te hunden, personas que te usan como muleta y solo te traen problemas para dentro de tu casa, personas tristes, amargadas, con pensamientos pequeños, que se contentan con migajas, a las que les encanta resolver tus problemas y nunca los de ellas mismas, al fin y al cabo son vampiros de tu alma y de tu espíritu.
Si estás infeliz en tu trabajo pero no puedes cambiar por motivos financieros, procura modificar tu postura con tus compañeros, exponles tus ideas, no te quedes solamente protestando, y procura tampoco dar oídos a quien solo protesta; huye de las tertulias del café en la trastienda, donde solo hay cotilleos; cumple tu cometido, admite que no es más que una fase y que en breve encontrarás un trabajo mejor, al fin y al cabo no has nacido sentado(a) en ese puesto o en esa mesa.
Por tanto, mira y analiza tu vida desde estos puntos de vista, limpia tu casa interior, echa fuera todo cuanto te molesta y abre tu ventana dejando entrar el sol... mentaliza todas las mañanas: Cada día, desde todos los puntos de vista, yo voy cada vez mejor. Ábrete hacia lo mejor, mente, espíritu y corazón y deja de cultivar en tu mente pensamientos que no sean positivos; deja de frecuentar lugares donde no te sientas bien, ve a una iglesia y pide a Dios y a Jesús que cambien tu vida radicalmente para mejor y cree que cuando te das cuenta ya has mejorado y, sobre todo, procura escuchar tu corazón, él sabrá indicarte el camino que debes recorrer.
Piensa en eso.
Mucha paz
