Espiritismo X Espiritualismo – ¿doctrinas diferentes?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 20/01/2009 15:43:46
por Claudia Gelernter - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
“Inquebrantable solo es la fe que puede encarar frente a frente a la razón en todas las épocas de la Humanidad.”
Allan Kardec
Frecuentemente soy abordada por personas que cuestionan acerca de las diferencias entre Espiritismo y Espiritualismo. Preguntan, además, si ambas doctrinas no son lo mismo.
Verdaderamente, la mayor parte de las cuestiones formuladas no son pronunciadas exactamente de esta manera. Muchos indagan si soy ‘espírita kardecista’ o si soy ‘espírita de mesa blanca’. Están además los que desean saber si en el Centro Espírita donde desarrollo mis tareas hacemos trabajos de macumba o reuniones mediúmnicas públicas. Y así sucesivamente. Las preguntas son de lo más variado y la mayoría de ellas refleja un gran desconocimiento del público sobre el tema.
Importante es subrayar que esa confusión no ocurre apenas en los medios no religiosos. Es muy frecuente entre los espiritualistas, que en su mayoría no conocen las bases filosóficas de la doctrina a que pertenecen.
Obviamente tal fenómeno no sucede por casualidad. Son factores históricos los que han generado tales confusiones que, por cierto, parecen de sentido común, una vez observada la naturalidad con que muchos afirman que todo culto afro-católico es una doctrina espírita, lo cual no es verdad.
Kardec, cuando elaboró el prefacio de la obra viga maestra (El Libro de los Espíritus), afirmó que para cosas nuevas debería haber palabras nuevas. Fue entonces cuando definió la palabra Espiritismo y Espíritas (o espiritistas) para diferenciar a la Doctrina y sus seguidores de los de otros movimientos religiosos.
Los Umbandistas no son Espíritas, tampoco los que se dedican a la cartomancia o cualquier persona que desarrolle actividades ligadas a las “mancias” (cristalomancia, quiromancia, etc.).
Eso no desmerece en nada a las doctrinas espiritualistas – tan solo da cuenta de colocar cada cosa en su debido lugar. Quien estudia las obras kardequianas y sigue tal doctrina es Espírita. Así de sencillo. No existe la palabra kardecismo, puesto que Kardec no fundó nada, la Doctrina no es de él, sino de los Espíritus. Él contribuyó con sus aportaciones lúcidas y organizó las informaciones venidas del Plano Más Alto. Tampoco no existe mesa blanca: en los Centros Espíritas tenemos todo tipo de colores de mesas y no siempre los manteles que las revisten son blancos. Tampoco realizamos reuniones mediúmnicas públicas – entendemos, a través de nuestros estudios, que tales reuniones deben llevarse a cabo privadamente. Tampoco encendemos velas, ni ministramos sacramentos, tales como casamientos o bautizos. No damos culto a imágenes de santos, ni nos damos baños con sal gruesa. No llevamos encima “higas”, tampoco talismanes, cintas o amuletos.
Vale señalar que tampoco consideramos que tales prácticas sean perniciosas, tan solo no forman parte de la Doctrina Espírita y, por tanto, un verdadero espírita deberá evitarlas, sin condenar a las personas que de ellas se valen, conforme a sus creencias particulares. Aquí el objetivo nunca será discriminar cualquier forma de religión, hacer proselitismo o predicar el Espiritismo como la mayor o mejor de las religiones. Lo que es preciso, creo yo, es situar las cosas, pues esta confusión sirve de munición a aquellos que atacan a esta religión.
Espiritualismo es la doctrina o sistema que admite la presencia, en el hombre y en el mundo en general, del elemento espiritual. De ese modo, la mayor parte de las religiones son espiritualistas, toda vez creen en la existencia de la dualidad cuerpo y alma. El Espiritualismo es lo opuesto al materialismo, que afirma no existir nada más allá de la materia. Espiritismo, con todo, significa Doctrina de los Espíritus. O sea, hay un parentesco significativo entre ambos, pero no son una misma cosa. Por cierto, puedo afirmar que ambos presentan prácticas bastante diferentes.
El Espiritismo comprende algunos puntos que lo alejan del Espiritualismo de las religiones tradicionales. Son éstos: la creencia en la reencarnación; la no creencia en la doctrina de las penas eternas; la creencia en la pluralidad de los mundos habitados y la creencia en la comunicabilidad de los Espíritus a través de la mediumnidad. Además de eso, para el espírita el estudio ha de ser constante y la búsqueda de su mejoramiento interior, ídem.
En resumen: todo Espírita es Espiritualista, pero no todo Espiritualista es Espírita.
Sugiero al estimado lector, caso se interese por la cuestión, que lea las obras “Qué es el Espiritismo” de Allan Kardec y “O que não é o Espiritismo” (“Qué no es el Espiritismo) de José Carlos Leal.
El tema es amplio y merece una mirada más atenta, principalmente en el Brasil, donde hay un número considerable de personas simpatizantes de ambas doctrinas.