Espiritualidad – la Fuerza Interior que actúa en nosotros (1ª parte)
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 20/07/2011 16:26:37
por Marcos Porto - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Esta primera parte de nuestra reflexión va dirigida de modo específico a nosotros, los preocupados por controlar la calidad espiritual de nuestra vida. Nosotros, que creemos y comprendemos la realidad de nuestra Fuerza Interior y cómo utilizarla, disfrutamos de poderoso potencial creativo en nuestro beneficio y también en el de los demás.
¡Vamos a reflexionar sobre el tema!
Esta reflexión busca aclarar dudas en nuestro entendimiento, dejadas por innumerables enseñanzas recibidas durante nuestros aprendizajes. Lo que aprendemos según la opinión popular es que las personas forman creencias y actitudes negativas como reacción frente a los infortunios de la vida. No nos damos cuenta, sin embargo, de que esas reacciones, actitudes y creencias creadas son mucho mayores que los hechos en realidad.
Veamos por qué: cuando ocurren experiencias negativas, algunas veces traumáticas, aunque el hecho en sí haya quedado cerrado, el efecto sigue en nuestra mente durante largo tiempo. Ejemplos de atracos en que se empleó violencia, abusos sexuales en violaciones, secuestros, todo ello deja lo que se suele llamar ‘marcas’, y en la mayoría de las veces la sensación de que aquello puede volver a ocurrir se prolonga durante mucho tiempo o incluso toda una vida, ¿no es verdad?
No obstante, el hecho en sí ya es pasado, pero seguimos ‘creando la temible experiencia nuevamente’. Así, la reminiscencia registrada en la mente no solo se formatea como ‘cuño mental’ permanente, sino que origina en nosotros actitudes de prevención y defensa en el imaginario de nuestra vida. ¿Forma sentido?
Ejemplos de relatos sobre esos sucesos los hay en gran número. Esto le ocurrió a una persona amiga: tiempo atrás se produjo un atraco por la noche en casa de ese amigo y él permaneció bajo la amenaza de una pistola durante largo tiempo. Cada vez que recordaba lo ocurrido, la reminiscencia del pavor a que lo matasen se adueñaba de él, haciéndole sentir mareo, aturdimiento y desesperación. Algunos meses más tarde, estando en casa por la noche, oyó pasos en la solera de la puerta y entró en pánico, buscando pedir ayuda de urgencia por teléfono. El timbre de la puerta sonó y él no logró moverse. En esas, casi por milagro logró llegar hasta la puerta y se topó de frente con otro amigo, con quien había acordado ir a una conferencia, y este amigo decidió pasar por su casa para ir juntos.
El temor que se vive hasta que la mente vuelve a adquirir control es tenebroso – y en este caso, siendo una experiencia grabada en la mente, daba la sensación de estar ocurriendo otra vez. Esa es la realidad del miedo - ¡no del acontecimiento!
Estos aspectos fueron largamente reflexionados en nuestra última sesión del Grupo de Reflexión en el tema “Libera el Alma del miedo”.
Robert Sardello, psicoterapeuta americano y estudioso del Alma, fundador de la Escuela de Psicología Espiritual, nos dice: “La tarea espiritual central de nuestra época es trabajar el miedo”. La creencia negativa tiene gran poder de envolver, y en su fuerza de manifestación crea imágenes que sirven para ‘justificar’ acontecimientos atemorizadores en nuestra mente. Cuando percibimos cuánto el miedo afecta nuestra vida en nuestras creencias imaginativas, un aspecto se hace obvio: no podemos permitir y asumir que las creencias imaginativas sean los ‘productos inevitables’ de nuestras experiencias.
Tenemos en cuenta que infortunios y cosas desagradables nos pasan a todos. Caso los miedos creados en esas experiencias acaben por ‘marcar’ nuestra mente, estaremos ‘condenados de modo perpetuo’. Al no aceptar que la negatividad se apodere de nuestra vida, será preciso tener cuidado con las cosas en que creemos – aunque sea para contradecir el miedo adquirido en las experiencias desagradables. Entonces, preguntamos: “¿Cómo contradecir el miedo adquirido en las experiencias desagradables?” Sí, ¡aunque no es tan irracional como parece!
Vamos, entonces, por un minuto a aquietar nuestra mente, a suspender conclusiones, procurando identificar formas saludables de orientar nuestra vida frente al miedo.
Normalmente asumimos que formamos nuestras creencias con base en experiencias, o sea, según acontecimientos vivenciados y observados. Hay una gran verdad en ese procedimiento, pero mucho más que eso: el hecho real de formar la creencia imaginativa es a menudo consciente e intencional, de la misma forma que cuando estudiamos ambos aspectos de una situación antes de la decisión. Procediendo así procuramos incluso modificar algunas creencias con los nuevos argumentos del estudio. Por lo regular se hace crucial comprender el mecanismo real que crea, que mantiene esa creencia y fija la imagen en nuestro inconsciente. ¿Está claro?
Ejemplo: Supongamos un ejecutivo que por su trabajo necesite viajar constantemente en avión para atender a los clientes. Apesadumbrado, acompaña en casa por la TV un terrible accidente aéreo sin supervivientes. Inmediatamente transfiere la situación a sí mismo y el miedo empieza a actuar como factor de precaución, hasta el punto de que esa persona decide no volver a viajar en avión. Su vida entra en caos, y la consecuencia es que sus clientes, no comprendiendo ese cambio brusco, prescinden de sus servicios.
La situación extrema del ejemplo destaca la influencia inconsciente del miedo actuando sobre la persona. Para conseguir el control constructivo sobre los acontecimientos de nuestra vida, es preciso traer nuestros pensamientos al nivel del poder creativo de la consciencia. ¿Correcto?
¡Difícil, quizá, pero más fácil que vivir una vida prisionera del miedo! La Fuerza Interior, siempre presente en nosotros, ofrece recursos para influir sobre nuestro poder creativo, creyendo en nosotros mismos y concentrando nuestra mente en el punto en que logramos disolver la experiencia densa del miedo.
Aprendemos en todas las experiencias de la vida y no solo en algunas desagradables. ¿Por qué, entonces, fijarnos en esas, dando espacio al miedo?
Continuaremos en la próxima publicación.