¿Está tu vida estancada?
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 11/06/2017 09:50:01
¿Has pensado alguna vez en ello?
Traducción de Teresa
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¿Eres tú de esos que acumulan libros y más libros que nunca consiguen ser leídos? ¿Que hacen planes y más planes que nunca se concretizan? ¿Tienes dificultades para reconocerte a través de tus acciones?
¿Fácilmente desistes de tus objetivos y a menudo acabas distrayéndote en otros asuntos?
¿Sueles ponerte triste y frustrado al entrar en contacto con tu modo de funcionar, sintiéndote impotente para hacer cambios efectivos que te aportarían mayor satisfacción?
¿Frecuentemente percibes que estás sin energía hasta el punto de desear abandonarte a ti mismo?
Si acaso tienes la percepción de que estás en ese estado, evita descuidarte, sabrás que hay caminos para que el rescate de una vida plena y repleta de significados pueda suceder.
Tú más que nadie puedes y mereces dar un sentido positivo y real a tu existencia.
¿Ya te has preguntado qué es lo que te complementa? ¿Lo que te hace feliz? ¿Lo que caldea tu corazón? ¿A quién no le gustaría vivir diariamente de buen humor, en pleno contentamiento, y garantizar una vida plena y con más felicidad?
Debido a que a lo largo de nuestra vida hemos pasado por situaciones perturbadoras, las sensaciones positivas con la certidumbre interior de que todo puede salir bien pueden tener un acceso difícil, como si esas informaciones quedasen escondidas en algún lugar de nuestras redes neurológicas de memoria.
Al poco de nacer y en nuestra niñez, nuestro cerebro recibe enseñanzas sobre sensaciones de placer, amor y confort. En el transcurso de la vida, tales vivencias servirán de modelo para nuestro modo de ser y de estar en el mundo. Por otra parte, algunos de nuestros malestares e incluso reacciones emocionales desmedidas pueden surgir gracias a la puesta en marcha inconsciente de ciertas memorias de sobrevivencias precoces que tuvimos y que nos dominan como si aún fuésemos niños indefensos para lidiar con determinadas situaciones.
Tenemos reacciones emocionales muy rudimentarias para determinados acontecimientos, pero no percibimos por qué sofisticamos las respuestas en medio de lo que se puede llamar racionalidad adulta.
Durante la niñez, cuando los padres ofrecen un ambiente satisfactorio, en que el niño se siente amado y estimulado de forma positiva en su cotidiano, su proceso de desarrollo y formación de los neurotransmisores libera para todo el organismo sustancias capaces de funcionar como validadoras de experiencias agradables. Aquellos que desde muy pronto tuvieron su felicidad y su bienestar incentivados, es muy posible que en la fase adulta tengan menos probabilidades de pasar por sentimientos depresivos.
Para los que se perciben procrastinados en su vida, con necesidad de hacer cambios en su forma de sentir la realidad, o de ser afectados por los acontecimientos, hay algunos métodos conocidos que ayudan a mejorar el desempeño cerebral y que también reactivan memorias positivas, ayudando a la superación de situaciones limitantes. Nada, sin embargo, podrá efectivamente cambiar en nuestra vida si no tenemos a nuestra conciencia más lúcida entreverando todos estos movimientos. Tan sólo nuestra capacidad de pensar y de hacer reflexiones sobre todo cuanto vivenciamos es lo que nos permitirá superar percepciones disfuncionales.
Para alcanzar el objetivo de rescatar alegría, éxtasis y equilibrio, una de las técnicas que ofrecen buenos resultados es la terapia de Reprocesado Cerebral, o EMDR. Cuando el individuo tiene cuestiones mal resueltas en su pasado, será preciso tratar y digerir esas trabas emocionales, dándoles una nueva dimensión e importancia en su presente.
EMDR (sigla que significa desensibilización y reprocesado a través de movimientos oculares) surgió en los Estados Unidos, y ayuda a rehacer las conexiones y a trabajar nuevas sinapsis cerebrales, siendo así posible estimular ambos lados del cerebro, obteniendo resultados rápidos redimensionando los recuerdos perturbadores.
Aparte de eso, permite que el especialista identifique las situaciones perturbadoras para el paciente y entonces, con movimientos oculares, realizar estímulos bilaterales, chasquidos auditivos, entre otros, permitiendo que el propio paciente reviva sus experiencias y haga asociaciones necesarias que promoverán su sanación emocional.
La técnica consiste en reproducir la fase REM del sueño, que es cuando efectivamente soñamos. Sin embargo, clínicamente, la persona está lucida y despierta. El cerebro funciona en un lugar más profundo, cuando los hemisferios cerebrales se hablan más y sin obstáculos, donde los recuerdos, sentimientos y sensaciones mal resueltos, pueden ser abordados para reprocesarlos y superarlos.
Al final del proceso, el paciente consigue liberar sus contenidos emocionales estancados, permitiendo una nueva visión frente a su realidad con mayores oportunidades de vivir con mayor placer y alegría.
La vida puede ser un bello viaje repleto de oportunidades y bendiciones.
¡Cuanto más despiertos, mejor!