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Factores importantes en la curación de enfermedades graves

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 21/04/2014 11:20:19


por Renato Mayol

​Traducción de Teresa - [email protected]

Uno de los factores más importantes en la curación de una enfermedad grave, y que en general es descuidado por los médicos, que difícilmente llegan a discutirlo con sus pacientes, es la motivación - una especie de impulso, fuerza interior o energía psíquica que hace que las personas den lo mejor de sí para alcanzar sus objetivos y conquistar lo que ardientemente anhelan.
Entre los casos de pacientes con enfermedades graves hay muchos que, como los brevemente descritos a continuación, parecen darnos pistas para la comprensión de algunos de los mecanismos implicados cuando el paciente se encuentra entre querer vivir o desear morir.

En 1917, al Dr. Edward Bach, el médico inglés descubridor de los medicamentos florales, le pronosticaron tres meses de vida. A pesar de ello, él continuó totalmente enfrascado en sus trabajos, y cuando se dio cuenta, los tres meses habían pasado hacía mucho y él estaba curado de su grave dolencia. Llegó a la conclusión de que "Un interés absorbente, un gran amor o un propósito definido en la vida, son factores decisivos para la salud y la felicidad del hombre". Y en 1936, poco antes de morir, dijo: "Mi tarea está cumplida y mi misión en este mundo está terminada".

Stephen Hawking, físico teórico, recibió en 1964 el diagnóstico de una grave enfermedad neurológica degenerativa con un tiempo medio de sobrevida de pocos años. Actualmente, en 2014, más de 50 años después de tal diagnóstico, pese a la parálisis de casi todos los músculos de su cuerpo, Stephen continúa con sus trabajos de pesquisa y conferencias.

Un caso sorprendente que presencié sucedió en un Hospital de referencia en el tratamiento de quemaduras. Un camión sufrió un accidente en la autopista y se incendió. Sus ocupantes, un chaval de diez años y su tío, de unos treinta años, ambos con quemaduras de segundo y tercer grado en gran extensión de su cuerpo, fueron conducidos al Hospital e internados en alas separadas. El niño vino a fallecer tras pocas horas; el tío, a su vez, respondía al tratamiento y todos los días preguntaba cómo estaba su amado sobrino. Los médicos y enfermeros acordaron no contarle la verdad para no disgustar al hombre mientras se estaba recuperando. Pero he aquí que, en un cambio de guardia, una enfermera desavisada, cuando el tío preguntó sobre el estado de salud de su sobrino, le dijo que el niño había muerto al poco de su entrada en el Hospital. A partir de entonces, el hombre, que había estado mejorando día a día, empezó a mustiarse, desarrolló una infección generalizada y rápidamente falleció.

Otro caso que ilustra el conflicto entre las ganas de vivir y el deseo de morir solía contárnoslo un eminente profesor de cancerología, para enfatizar que hay factores, bastante más imponderables de lo que podríamos imaginar, que intervienen en la evolución de una enfermedad. Una paciente suya que había sido operada de cáncer de mama, durante muchos años presentó resultados negativos a la presencia del cáncer. En cierta ocasión, la paciente, que venía de otra ciudad, decidió regresar a su casa antes de lo previsto; y cuál no sería su sorpresa, al entrar en casa y ver a su marido con otra mujer en la cama matrimonial. Al poco tiempo, la paciente vino a fallecer con metástasis diseminadas por casi todo su organismo.

Esos casos y otros muchos sirven para dar testimonio de la afirmación del Dr. Franz Gabriel Alexander (1891 - 1964), uno de los precursores de la medicina psicosomática, de que "El hecho más esencial que conocemos sobre el proceso de la vida es que la mente es quien gobierna el cuerpo". Igualmente, el Dr. Celso Charuri enseñaba que "El pensamiento aliado a la voluntad y a la ausencia de conflictos, hace cristalizar y da forma a la materia". Y es de Sir William Osler, el eminente profesor que creó el Departamento de Medicina, de la renombrada Universidad Johen Hopkins en Estados Unidos, la enseñanza de que "La plegaria con fe y la actitud mental del suplicante son factores de enorme importancia en la curación de los pacientes".

La motivación que lleva al paciente a la súplica y a la plegaria con fe, es causa de sincronismo en los hemisferios cerebrales y esto lleva a un estado ampliado de conciencia que neutraliza las proyecciones de culpa, resentimientos y rabia, promoviendo el reequilibrio de los campos energéticos. El resultado es la extensión del tiempo de vida del cuerpo físico para que, con su fuerza interior aumentada, cumpla con los objetivos que lo motivaron.

Considerando la importancia de la participación de la mente en el equilibrio físico del individuo, es necesario que el propio sujeto desee, con todo su querer, encontrar en sí mismo la motivación y las fuerzas necesarias para la sanación. Y por eso dolencias aparentemente iguales pueden tener evolución completamente diferente, siendo que viene de ahí el decir que "en medicina no hay enfermedades, hay enfermos". Y por eso todos los datos de las estadísticas acerca del tiempo de sobrevida en enfermedades graves se aplican únicamente a poblaciones como un todo y no a cada paciente, pues cada uno, por grave que sea su caso, independientemente de lo que las estadísticas de sobrevida puedan indicar, tiene siempre la posibilidad de ser aquel paciente que pertenece al grupo de los que se curan.

Si, en la crisis de la toma de conciencia de la gravedad de su caso y de la perspectiva del encuentro con la muerte, el paciente se lamentase de cuánto aún le gustaría poder realizar, en ese momento, una curación sorprendente puede producirse por el cambio de la vibración energética al nivel del cuerpo mental, pues el cuerpo es el reflejo de la mente y el cuerpo físico está para el cuerpo mental así como la parte que emerge de un iceberg está para la parte sumergida.

Y si curaciones aparentemente inexplicables se producen cuando hay motivación, fe y emociones, conociendo mejor las inter-relaciones entre mente y cuerpo, quizá consigamos reproducir esas curaciones sorprendentes. Por eso la participación del paciente en su tratamiento es uno de los elementos fundamentales para llegar a la curación.


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