Final Feliz...
por Rubia A. Dantés em STUM WORLDAtualizado em 18/06/2011 09:28:51
Traducción de Teresa - [email protected]
Ayer terminé de leer un libro que me prendió la atención y me hizo crear muchas expectativas sobre el final… o mejor… los finales, porque en el transcurso de la lectura, según se desarrollaba la historia, los finales tenían que ser modificados, porque uno u otro personaje se hacía indisponible y otro aparecía… Me he visto así creando expectativas sobre cómo sería el desenlace ideal… Pero la historia se desarrollaba siempre de manera sorprendente y me veía descartando finales felices y más finales felices para la historia… Hasta que ayer, por la noche, la historia tomó un rumbo sorprendente y emocionante, que traía nuevas posibilidades, pero… de repente, percibo, faltan solo tres páginas para terminar… y ciertamente, en el punto en que está, no sé cómo hará el autor para resolverlo todo.
Ahora parece que no hay modo de llegar al final feliz que mi cabeza había planeado y casi salto hasta el mismo final para leer cómo logró el autor desarrollar en pocas palabras tantas cosas… No obstante, me contengo y sigo con la lectura, al fin y al cabo no son más que otras dos páginas… A medida en que avanzo, parece que solo un milagro podría dar un final feliz a aquella historia y…
Ni milagro ni nada… la historia termina inesperada y malamente resuelta. Al menos para mi cabeza, que había creado felicidad para aquellos personajes tan sufridos…
Me puse a pensar en cuántas historias quedan mal resueltas o que toman finales que no se acomodan a nuestras expectativas, en el transcurso de nuestra vida… En nuestra vida real… o no tanto, también, casi nunca alcanzamos los finales que habíamos planeado…
¿Os habéis fijado en cómo pasamos mucho tiempo de nuestra vida esperando? Esperando graduarnos, tener un buen empleo, una buena relación… una buena condición financiera, y otras muchas… muchas cosas, que sólo pueden suceder en un futuro imaginario… así como en un final de libro…
Parece que nunca estamos listos para disfrutar de la felicidad, y que siempre hay algo que falta… Cuántas personas hemos encontrado en la vida, que van siempre camino de algo… constantemente esperando por algo, para entonces, y solo entonces, disfrutar de la vida.
Cuántas veces lo hemos hecho nosotros así también… siempre esperando algo que en el futuro nos coloque en una condición, que consideramos ideal, para poder, al fin, vivir… y ser felices.
Dulce ilusión… o no tan dulce, porque esa espera… por un tiempo que habrá de venir… nos quita toda posibilidad de vivir el tiempo que ya ha llegado, y que siempre abre el portal de todas las posibilidades… en el aquí y ahora… Condicionar nuestra felicidad a circunstancias que pueden ocurrir en un futuro nos impide vivir el único tiempo que realmente existe.
Hoy estaba pensando en cuántas situaciones he esperado, que nunca han ocurrido… en cuántos futuros he imaginado, que nunca han llegado… y en cuánta vida he dejado de vivir por esperar…
Pasamos la vida esperando por un tiempo que ya ha llegado y no nos damos cuenta de eso… Hablamos tanto sobre el presente, pero ¿cuántas veces nos disponemos realmente a vivirlo, aceptando que tenemos las condiciones ideales para ello? En nuestra cabeza siempre falta algo que solo ocurrirá en el futuro.
No existe condición ideal para ser feliz, ni tiempo más propicio para ello que no sea el eterno presente… aplazar la felicidad, y la vida, para el futuro, hoy me parece algo tan absurdo que he decidido abrir de una vez la ventana del presente y aceptar que todo está perfecto tal como está… que estoy lista para la vida siempre que esté presente para vivirla… y que esto puede ser a todo momento. Todo día es mágico si nos abrimos para lo que él puede traernos…
Si ya recibimos el día llenos de expectativas y de condiciones, definitivamente perdemos lo que él tiene de mágico y especial, porque de cara ya nos cerramos para él cuando rechazamos lo que no se ajusta a nuestras expectativas…
Por qué no dar una oportunidad a todo día… y mirar primero a ver qué es lo que él nos trae, antes de ponernos ya de entrada a juzgarlo todo según nuestros conceptos viciados de lo que es o no bueno… qué tal detenernos un poquito cada mañana, antes de entrar en la rutina… y respirar el día como si fuese un tiempo único y precioso que nos llega por primera vez… Porque realmente lo es… Un día como este nunca lo has vivido ni habrá otro igual… ¿qué tal entrar en él por entero, sin el filtro de las expectativas?
No cuesta nada probar, ya que hemos dado tantas oportunidades a la otra forma de recibir el día, ¿por qué no intentar algo nuevo cada día… y realmente poder encontrar lo que en él nos puede sorprender?
He decidido releer el final del libro, ahora ya libre de las expectativas y con nueva disposición… la disposición de recibir el final que fuese… ¿y no es que me pareció otro final… completamente diferente?
Leí lo que mis expectativas no me habían permitido leer… en las mismas palabras.
Y el final se hizo feliz de una forma inesperada…