Fluidos Espirituales
por Acid em STUM WORLDAtualizado em 16/05/2007 18:28:14
Traducción de Teresa - [email protected]
En el libro “Iniciación al Espiritismo”, de Therezinha Oliveira, consta un estupendo texto acerca de cómo se da la acción del mundo espiritual sobre el nuestro, a través de los “fluidos”. He decidido entonces expandir y adaptar el texto al lenguaje del blog, utilizando también párrafos del cap. XIV del libro “El Génesis”, de Allan Kardec.
Un fluido es una sustancia que se deforma continuamente cuando sometida a una tensión. Incluyen los líquidos, los gases, los plasmas y, de cierta manera, los sólidos plásticos. Los fluidos poseen la habilidad de tomar la forma de sus recipientes.
(Wikipedia)
El estudioso del Espiritismo ha de recordar que Kardec estableció los conceptos científicos del Espiritismo alrededor de 1857. En aquel tiempo se estaban descubriendo los fenómenos del magnetismo y otras fuerzas que actúan de manera invisible para nosotros, y se intuyó que el espacio vacío (al que denominamos aire) debía contener algún elemento que hiciese de puente entre el imán, por ejemplo, y el hierro. Surge ahí la Teoría del Fluido Cósmico Universal, que ya ha sido descartada por la ciencia y, más recientemente, readoptada con reservas. Por eso, procurad entender la palabra “Fluido” en el contexto de aquella época y teniendo en mente que la misma idea, aplicada a algo espiritual, es reconocidamente imprecisa, como explica el propio Kardec: “Los elementos fluídicos del mundo espiritual escapan a nuestros instrumentos de análisis y a la percepción de nuestros sentidos, hechos para percibir la materia tangible y no la materia etérea. Algunos hay, pertenecientes a un medio hasta tal punto diverso del nuestro, que de ellos sólo podemos hacernos una idea mediante comparaciones tan imperfectas como aquellas con las que un ciego de nacimiento procura hacerse una idea de la teoría de los colores.”
Pero es lo que tenemos, entonces, vamos allá:
Los espíritus viven en una atmósfera fluídica. De ella extraen lo que les es necesario y actúan sobre los fluidos de su ambiente (haciendo una comparación, en la Tierra estamos envueltos por la atmósfera y vivimos en medio de sustancias materiales, que usamos y sobre las que actuamos).
Actuando sobre los fluidos, los espíritus influyen sobre sí mismos y sobre otros espíritus, y también sobre el mundo fluídico y el mundo material.
CUALIDADES DE LOS FLUIDOS
Los fluidos en sí son neutros. El tipo de los pensamientos y sentimientos del espíritu es lo que les imprime determinadas características. Siendo así, del mismo modo que existe agua pura o impura para el consumo, la pureza o impureza de los sentimientos del emisor de los fluidos es lo que habrá de determinar la calidad buena o mala de los fluidos, a través de la vibración. Los malos pensamientos corrompen los fluidos espirituales, como los miasmas deletéreos corrompen el aire respirable. Recordando que “bueno” y “malo” dependen del uso dado al pensamiento. Un vaso de agua (fluido) con azúcar (pensamiento) puede ser bueno cuando usado para calmar a alguien, pero malo cuando dado a una persona diabética.
Los fluidos iguales se combinan; los fluidos contrarios se repelen; los débiles ceden ante los más fuertes; los buenos (de alta vibración) predominan sobre los malos (de baja vibración). Los fluidos se refuerzan en sus cualidades buenas o malas por la reiteración del impulso correspondiente, que reciben del espíritu.
¿CÓMO ACTÚAN?
Con el pensamiento y la voluntad es como el espíritu actúa sobre los fluidos. Él los dirige, aglomera, da forma, color y propiedades. La acción de los espíritus sobre los fluidos puede incluso ser inconsciente, porque basta pensar y sentir algo para causar efectos sobre ellos. Pero también puede el espíritu actuar conscientemente sobre los fluidos, sabiendo lo que realiza y cómo se procesa el fenómeno.
Basta que el Espíritu piense en una cosa, para que ésta se produzca, como basta que modele una música, para que ésta repercuta en la “atmósfera espiritual”. Así es por ejemplo, como un Espíritu se hace visible a un encarnado que posea mediumnidad para ello, bajo la apariencia que tenía en la época en que estaba vivo, con todas las características (enfermedades, cicatrices, miembros amputados, etc.) aunque haya tenido otras encarnaciones posteriores. Eso no quiere decir que él ha permanecido cojo, o con cicatriz en el espíritu, sino que el espíritu, retrocediendo su pensamiento a la época en que tenía tales defectos, ha hecho que su periespíritu asumiese instantáneamente las apariencias, que dejan de existir tan pronto como dicho pensamiento cesa de actuar en aquel sentido. De la misma forma, el pensamiento crea fluídicamente los objetos que estaba habituado a usar. Un avaro aparecerá con oro, un militar traerá sus armas y su uniforme, un fumador su pipa, etc. Para el espíritu, que es – también él – fluídico, esos objetos son tan reales como lo eran, en el estado material, para el hombre vivo; pero, por ser creaciones del pensamiento, su existencia es tan fugaz como el propio pensamiento.
CUERPO FLUÍDICO
El periespíritu o cuerpo fluídico de los Espíritus, es uno de los más importantes productos del fluido cósmico; es una condensación de ese fluido en torno a un foco de inteligencia (el alma). También el cuerpo carnal tiene su origen en ese mismo fluido condensado y transformado en materia tangible. En el periespíritu, la transformación molecular se opera de manera diferente, por cuanto el fluido conserva su imponderabilidad y sus cualidades etéreas. Pero ambos son materia, aunque en dos estados diferentes.
Del medio en que se encuentra, el Espíritu extrae su periespíritu. Pongamos que en Júpiter exista una población de Espíritus. Ellos tendrán otra constitución “material” compuesta a partir de los elementos de aquel ambiente. Ahora bien, así como no podríamos existir en aquel mundo tan sólo con nuestro cuerpo carnal, tampoco los Espíritus de aquí no podrían en él penetrar con el periespíritu terrestre que los reviste.
Emigrando de la Tierra, el Espíritu deja en ella su envoltorio fluídico y toma otro apropiado al mundo donde va a habitar.La naturaleza del cuerpo fluídico está siempre en relación al grado de adelanto moral del Espíritu. Los Espíritus inferiores no pueden cambiar de envoltorio a su antojo, por lo cual no pueden pasar, a voluntad, de un mundo para otro. Desgraciadamente hay muchos que, de tan “groseros”, poseen un periespíritu tan “pesado” que se sienten como si estuviesen todavía encarnados en la Tierra (y muchos juran estar vivos, como cierto personaje de la película “El sexto sentido”). Permanecen así en la superficie de la Tierra, tal como los encarnados, juzgándose entregados a sus ocupaciones terrenas. Los Espíritus superiores, al contrario, pueden venir a los mundos inferiores, e incluso encarnarse en ellos. Hacen como el noble que se desnuda temporalmente de sus ropajes para vestirse de plebeyo sin dejar por eso de ser noble.
EFECTOS EN EL PERIESPÍRITU Y EN EL CUERPO
El periespíritu absorbe con facilidad los fluidos externos porque tiene idéntica naturaleza (también es fluídico). Absorbidos, los fluidos actúan sobre el periespíritu, causando buenos o malos efectos, según sea su calidad.
En el caso de un espíritu encarnado (como nosotros), el periespíritu, que nos entrevera, reaccionará sobre el organismo físico, con el cual se encuentra en completo contacto molecular. Y entonces, si los fluidos son buenos, producirán en el cuerpo una impresión salutífera, agradable; si son fluidos malos, la impresión será penosa, de incomodidad. Si la actuación de fluidos malos es insistente, intensa y en gran cantidad, podrá determinar desórdenes físicos (ciertas molestias no tienen otra causa más que esa). Ello, claro está, donde exista conflicto entre pensamientos buenos y malos. Si, al contrario, la persona alimenta en su íntimo los pensamientos más crueles y de baja vibración, se sentirá bastante satisfecha con pensamientos semejantes, e incomodada con vibraciones armoniosas y elevadas. No obstante, como hemos visto, los pensamientos de baja vibración corrompen el fluido, afectando así al periespíritu y al cuerpo físico (en caso de que aún lo tenga). Es preciso, entonces, conseguir energía vital por otros medios, y el vampirismo es generalmente el método más usado.
El medio está siempre en relación con la naturaleza de los seres que tienen que vivir en él: los peces viven en el agua; los seres terrestres, en el aire. El fluido etéreo está para las necesidades del Espíritu como la atmósfera para los encarnados. Así, los Espíritus inferiores no pueden soportar el brillo y la impresión de los fluidos más etéreos. No morirían en medio de esos fluidos, porque el Espíritu no muere, pero una fuerza instintiva los mantiene alejados de allí, como la criatura terrena se aleja de un fuego muy ardiente o de una luz muy deslumbrante. Los Locales donde superabundan los malos Espíritus están, pues, impregnados de malos fluidos que el encarnado absorbe por los poros periespiríticos, tal como absorbe por los poros del cuerpo los miasmas pestilentes.
AURA
Con sus pensamientos y sentimientos habituales, el espíritu (encarnado o no) influye sobre los fluidos de su periespíritu y les da características propias. Está siempre emanando esos fluidos, que lo envuelven y acompañan en todos los movimientos. Es su aura, su “atmósfera individual”.
Nótese que el Espiritismo no hace mucha distinción entre cuerpos astrales. Es espíritu (alma) y periespíritu (y sus variaciones). La Teosofía es bastante más rica en identificar los tipos de cuerpos, cada vez más sutiles, y la separación didáctica del “yo”, el “YO” y “ellos”, de su esencia Divina (Mónada), aunque sea todo una sola cosa.
SINTONÍA
Por el modo de sentir y pensar, establecemos un ajuste de largo de onda vibratoria entre nosotros y los que piensan y sienten igual que nosotros; o sea, entramos en sintonía con ellos; producimos también cierto tipo de fluido y los espíritus que produzcan fluidos semejantes podrán entonces “combinar” sus fluidos con los nuestros, pues establecemos así una afinidad fluídica (mediúmnica).
Cuando ofrecemos sintonía y combinación de fluidos para el mal, decimos que estamos dando “brecha” a los espíritus inferiores. Vigilancia y oración evitan o corrigen la influencia negativa de otros sobre nosotros o de nosotros sobre otros.
Vigilad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu, en verdad, está preparado, pero la carne es débil.
(Mateo 26:41)
Las moscas son atraídas por los focos de corrupción; destruidos esos focos, ellas desaparecerán. Los malos Espíritus, igualmente, van para donde el mal los atrae; eliminado el mal, ellos se alejarán. Los Espíritus realmente buenos, encarnados o desencarnados, nada tienen que temer de la influencia de los malos.
EL PASE
Es una transmisión voluntaria y deliberada de fluidos benéficos, de una persona para otra. Su efecto es
-Bueno, cuando el paciente está receptivo y asimila bien los fluidos transmitidos (de ahí la necesidad de una preparación previa de la mente, para estar apto a recibir bien el pase).
-Duradero, cuando el paciente mantiene (por su buena conducta, pensamiento y sentimiento) el estado mejor que alcanzó con el pase. Si la persona no modifica para mejor su modo de actuar, volverá a sufrir desgaste fluídico y desequilibrio espiritual.
No peques más, para que no te suceda algo peor (Juan 4:14)