Inconsciencia
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 19/11/2009 21:02:33
Traducción de Teresa - [email protected]
Uno de los asuntos más comentados por la prensa, recientemente, es un episodio ocurrido en una Universidad de la ciudad de São Paulo, en la cual una alumna casi fue víctima de linchamiento, simplemente por haber ido a clase con un vestido corto.
El hecho, tan chocante como revelador, demuestra que la insania y la inconsciencia, cuando alcanzan un grado excesivo, pueden estallar inesperadamente y tener como motivo acontecimientos que no justifican en absoluto esta reacción.
Además, ha quedado claro también que la violencia – expresada en este caso en forma del machismo más retrógrado – está tan presente en los reductos de la clase media, teóricamente más esclarecida, como en las periferias. Por lo que se ha visto en el noticiero, la dirección de la entidad no ha adoptado ninguna medida firme para impedir el hecho, o punir a aquellos que han iniciado la agresión.
Aunque consideremos la inmadurez de la joven en cuestión, en lo que concierne a elegir una vestimenta adecuada para cada situación, nada justifica la barbarie que su actitud despertó en los compañeros.
Lo curioso es que ella fue a la Universidad en autobús, y ni en la calle ni en el transporte colectivo sufrió ningún tipo de coacción o amenaza.
Veo en este episodio dos polos de actuación de la industria masificadora de mentes: el primero, en el llamamiento exacerbado a la sexualidad, que estimula el erotismo a edades cada vez más tempranas. Y el segundo, en el incentivo al empleo de la violencia, como herramienta para hacer prevalecer opiniones y valores personales, que presenciamos en innumerables películas y juegos electrónicos.
La inconsciencia es extremadamente peligrosa pues cuando se manifiesta al mismo tiempo en un número grande de individuos, asume proporciones gigantescas y muchas veces incontrolables.
Solamente aquel que está firmemente enraizado en su conciencia se hace inmune a la influencia de la masa.
Estas situaciones son ejemplos emblemáticos del tipo de sociedad que hemos creado y de los valores equivocados que, desgraciadamente, aún predominan. El ejemplo aún es el arma más eficaz de educación que conocemos.
Evitar y combatir estos comportamientos en nuestro cotidiano es la única manera de alcanzar un nivel de evolución en que seamos capaces de contemplar al otro como nuestro propio reflejo.
El hombre moderno
El hombre moderno es el primer hombre en toda la historia que no tiene ninguna idea de lo sagrado; él vive una vida bien mundana. Está interesado en el dinero, el poder, el prestigio y considera que eso lo es todo. ¡Esa es una noción tan estúpida!
Su vida está rodeada de cosas pequeñas, muy pequeñas. Él no tiene idea de cosa alguna mayor que él mismo. Ha negado a Dios, ha dicho que Dios está muerto. Ha negado la vida después de la muerte, ha negado la vida interior.
Solo cree en negar el centro; de ahí que veamos tanto tedio por todas partes. Eso es natural, porque sin alguna cosa mayor que tú para relacionarte, tu vida va a ser tediosa, pesada. Una vida solo se convierte en una danza cuando es una aventura. Y ella solo puede convertirse en una aventura cuando hay algo más elevado que tú para alcanzar, para realizar. Lo sagrado simplemente significa que no somos el final, que somos tan solo un tránsito, que todo aún no ha sucedido, que mucho aún tiene que suceder.
La semilla necesita transformarse en brote, el brote tiene que transformarse en árbol, el árbol tiene que esperar a la primavera y estallar en miles de flores y liberar su alma parar el cosmos. Solamente así habrá colmado.
Y lo sagrado no está muy distante: solo tenemos que empezar a investigar sobre eso. Al principio, vamos tanteando en la oscuridad, claro, pero enseguida las cosas empiezan a entrar en sintonía, luego empezamos a tener vislumbres del más allá, alguna música nunca antes oída empieza a llegar a nuestro corazón: ella agita nuestro ser, empieza a darnos un nuevo color, una nueva alegría, una nueva vida”.
Osho, A Must For Morning Contemplation.