¡La basura no es mía!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 16/02/2010 17:39:30
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Esto es lo que me contestó el guarda de mi vecino cuando sobre las 13:30 aparqué mi coche frente a mi despacho en São Paulo.
En una semana de lluvias torrenciales, mucha destrucción y la TV mostrando los sumideros atascados con bolsas plásticas y toda suerte de porquerías, dos enormes sacos de basura, medio abiertos estaban en la acera entre mi casa y la casa del vecino. Como sabía que aquello no estaba allí ayer, cuando me marché la noche anterior, decidí preguntar si por acaso era de la empresa de al lado, cuando recibí la respuesta del guarda de seguridad muy bien vestido. Por cierto, debo comentar que él ni siquiera se tomó el trabajo de salir al portal. La respuesta vino por el cristal, hablando a través del interfono. Nada personal. Él no fue maleducado, ni me maltrató. Tan solo asumió que el problema de la basura no era suyo.
Muy bien. No era problema suyo. Teóricamente, tampoco lo era mío. Entonces ¿de quién sería?
Antes de esperar tal respuesta, la única alternativa viable fue recoger la basura, limpiar nuestra acera y poner nuevamente la basura solo después de que pasara la lluvia, y en el momento oportuno, para que la llevase el basurero. Y no lo hice porque sea una persona educada, lo hice por mi bien, el bien de la calle, por el bien de la ciudad. Con una preocupación saludable para con la ciudadanía.
Ese incidente solamente ha realzado cierta indignación que ni siquiera considero correcta llevar conmigo, frente a la desidia de las personas respecto de aquello que es común a todos. La basura, por ejemplo.
La basura es de todos nosotros. Claro que cada cual debe cuidar de la suya. Incluso tratándose de basura energética, esto lo puedo comentar mejor, pues es más de mi área.
Cada uno de nosotros ha de cuidar de su energía. Nadie tiene el derecho de estar contaminando la vida lanzando sus miserias, rabias, miedos y malas palabras por ahí. Al igual que la basura suelta ensucia la ciudad, contamina capas freáticas, mancha los ríos, causa inundaciones, la suciedad emocional también contamina.
Conozco a mucha gente que intenta trabajar su parte espiritual, intenta hacer yoga, meditación, pero sigue permitiéndose vivir con rabia contra las cosas, intentando hacer justicia con las propias manos, acusando a otras personas y peleando por sus derechos sin ver el derecho del prójimo. Sí, porque nuestra familia tiene derecho a vivir bien, nuestros hijos tienen derecho a tener padres conscientes y amorosos, nuestros compañeros de trabajo tienen derecho a ser tratados con educación y amabilidad, del mismo modo que también nosotros tenemos derecho a ser amados y respetados. Pero ¿y si la vida no es así? Si las cosas no fluyen del modo que sabemos correcto, ¿vamos a dejar de lado nuestra parte en el perfeccionamiento personal?
¿Vamos a dejar la basura en mitad de la acera porque ni es tuya ni es mía?
El cambio de la energía del planeta nos alcanza a todos. La responsabilidad es de todos y de cada uno. Claro que también es del gobierno y de nuestros representantes, pero si cada uno de nosotros va dejando de lado su compromiso para esperar que alguien lo haga, el mundo, el planeta continuará mostrando su indignación. La Tierra es viva, es nuestra casa, y a cada uno de nosotros cabe cuidar de aquello que tiene a su alrededor, tanto en la parte espiritual como física. Lo mejor de este mundo depende de nosotros.
Y tú ¿estás haciendo tu parte?
