LA COMPRENSIÓN ESPIRITUAL DE LAS RELACIONES
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 23/05/2012 13:08:56
por Bruno J. Gimenes - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Básicamente, desde el punto de vista de nuestra misión en la existencia humana, tenemos tres tareas que cumplir:
1 - Purificar nuestras inferioridades: sanar el miedo, la ira, el pesimismo, la ansiedad, la tendencia al aislamiento, la tendencia al resentimiento, la tendencia a deprimirse, la tendencia a la agresividad, entre tantas otras emociones negativas.
2 - Armonizarnos con espíritus con los cuales mantenemos conflicto: está en las relaciones uno de nuestros mayores retos. Alcanzar armonía, perdonar, aceptar, tolerar, desarrollar la paciencia y el amor incondicional son los mayores desafíos que surgen en las relaciones, por tanto, se configuran como importante meta a alcanzar.
3 - Dar buen ejemplo: es de esperar de una persona, sintonizada con su Yo superior y su esencia, que naturalmente sienta inclinación a construir actitudes que ayudan al prójimo, de las más diversas formas. Las actitudes de donación - en diversos aspectos de la existencia - y de compasión, surgen como consecuencia natural en las personas sintonizadas con su esencia.
ARMONIZAR O SANAR LAS RELACIONES ES UNA DE LAS PRINCIPALES MISIONES DE LA HUMANIDAD.
En una relación encontramos nuestras mayores afinidades, así como nuestros mayores retos. En una misma personas logramos hallar aspectos de total afinidad y también de falta de ella, por tanto las personas, o mejor, las relaciones, siempre promueven grandes aprendizajes, y cuando no lo comprendemos y no evolucionamos, sufrimos.
En esa visión con enfoque evolutivo entendemos que la persona con quien nos relacionamos es la "perfecta" en el contexto de la reforma interior, pues reúne las condiciones para hacer aflorar en nosotros - digo aflorar porque los aspectos ya existen presentes en nuestra personalidad - los mejores y los peores sentimientos. Y ahí es donde está uno de los grandes retos: comprender que las personas con quienes nos relacionamos son nuestras profesoras, pues fácilmente consiguen - por medio de sus actitudes - hacer aflorar o revelar nuestras inferioridades y, por ello, nos alertan de aquello que hemos venido efectivamente a sanar en esta existencia.
TENEMOS TENDENCIA A BUSCAR CULPABLES
Es muy común encontrar personas que echan la culpa de los conflictos y de las crisis conyugales a la otra persona. También es común ver que en diversas situaciones muchos eligen un obsesor o una influencia espiritual maligna como responsable del problema. Por eso, antes de adentrarnos en la cuestión de la obsesión espiritual en las relaciones matrimoniales, hemos de comprender que en la búsqueda de la armonía son las actitudes sencillas lo que marca toda la diferencia. Se resumen en comprender que atraemos parejas que tengan la capacidad de hacer aflorar nuestras afinidades, pero también nuestras inferioridades.
¡EN TODO TIPO DE RELACIÓN QUEREMOS MODELAR A LOS DEMÁS!
Desgraciadamente, la falta de paciencia, la intolerancia, la presunción, la arrogancia y el control son características negativas presentes en la mayoría de las personas que vivimos en este planeta. Quizá pudiésemos excluir a no más de unas cien personas en todo el globo que estén libres de esas actitudes negativas. Por tanto, esa es una realidad presente en la historia de la gente que vive una vida conocida como normal, ¡y aunque queramos negarlo, básicamente somos intolerantes! Y esto ¿dónde repercute más en nuestra vida?
Ciertamente en diversas áreas de nuestra existencia, pero principalmente en las relaciones.
Todo cuanto criticamos en alguien sucede por la falta de tolerancia, falta de amor o de compasión. Queremos - en el cien por cien de los casos - que la persona se porte como nos parece que debería portarse. Y lo peor, alguien nos suele gustar más, en el sentido de la misma afinidad, cuando se conduce de la forma más parecida a aquello que consideramos correcto.
Y cuando empieza a tener nuevas ideas, nuevos caminos, nuevos conceptos - porque todo el mundo cambia - y ese cambio no necesariamente nos agrada, en ese momento nuestra relación con esa persona empieza a complicarse. Se complica porque empezamos a querer que proceda de otra forma, ¡que ciertamente no será la que a ella le parece correcta, sino la que nosotros entendemos que es!
¡En ese camino, nos vamos haciendo críticos, controladores, intolerantes, astutos, despiadados, en resumen, nos convertimos en modeladores de los demás!
Cuando esto ocurre, estamos abriendo las puertas para que todo mal venga a agrandar los conflictos de esa relación, incluso las obsesiones espirituales. Pero aun así, ¿tenemos el derecho de decir que la causa del conflicto y de la posible separación es realmente la acción maligna de uno o más espíritus? Y ¿cuál es la solución para esto? ¿Cómo contornar tales situaciones, tan comunes?
Aprendiendo a aceptar a los demás tal como son. Manteniendo la libertad en las relacionLA OBSESIÓN ESPIRITUAL ES ATRAÍDA POR LA PAREJA
Por sintonía y principalmente por descuidar la importancia de la disciplina espiritual constante, con mucha facilidad una relación puede verse afectada espiritualmente por obsesores, que vengan a estimular más conflictos, discordia y desamor entre las partes.
Algunos espíritus pueden venir por cuenta de vínculos negativos de vidas pasadas, otros pueden ser atraídos por el patrón de pensamientos perturbados de la pareja o de cualquiera de los cónyuges. En tales casos, esos seres logran fácilmente hacer que las inferioridades de la pareja queden de manifiesto y con ello que la costumbre de la crítica se expanda descontroladamente. En cambio otros obsesores pueden ser espíritus sufrientes que casi no tienen conciencia de que están incordiando. Algunos ni siquiera se dan cuenta de que ya han desencarnado. Están también las obsesiones en que hay espíritus conscientes y hábiles en la práctica del mal; éstos fácilmente detectan los puntos de conflicto en la personalidad de cada uno, y así los explotan con mucha pericia, aumentando la intensidad de los conflictos. Estos obsesores más especializados son atraídos a la vida de una pareja por cuenta de vínculos de vidas pasadas o también por trabajos de magia negra. Pero la regla que vale para toda situación de obsesión es que esas influencias espirituales entran siempre por una brecha, que siempre se origina debido a un fallo moral, ya sea mental o emocional. Por tanto, no existen víctimas.
Gran parte de las influencias espirituales negativas se evitaría si la pareja tuviese como hábito y rutina en su hogar la búsqueda constante de la espiritualidad y la práctica de la oración. El arte de construir y mantener una relación en armonía se produce en la misma proporción al amor, admiración y tolerancia que se dedica. Por eso, para ser felices, ambos necesitan desarrollar sabiduría, paciencia, para asimilar en silencio y resignación, las crisis temporales de la otra persona.
Bruno J. Gimenes es co-fundador del link