La Era del Narcisismo
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:14
Traducción de Teresa
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Imagina una civilización entera flagrada en una única foto que cuando revelada mostraría infinitos selfis humanos. Sí, justamente lo que estás pensando, como si en dado momento alguien decidiese sacar una única foto de la humanidad entera; y absolutamente todos saldrían en tal foto, como esas que se han visto por ahí, de nombre selfi, que es cuando la persona posa para sí misma ¡y además desea salir bien en la foto!
Estamos en la Era del Narcisismo, y en ella hay urgencia en conquistar todos los deseos personales a cualquier precio. Hay prisa en satisfacerse a sí mismo y, para que eso ocurra, las más de las veces el otro acaba sirviendo únicamente como puente para que tal propósito se verifique. La tónica de esta nueva era es la de "me irá bien a toda costa". En este conjunto caben vestimentas perfectas adecuadas a las demandas de los intentos y una ceguera crónica ante cualquier cosa que pueda significar vida aparte de eso.
Claro que las personas en ese orden de funcionamiento se ocultan a sí mismas sus más profundas angustias, como por ejemplo, sus deseos no satisfechos, así como el sufrimiento que les mueve a proceder de ese modo.
Para que quizá tú puedas identificarte en este patrón, o incluso identificar en él a personas que te rodean, observa a aquellos que son extremadamente competitivos o incluso los que aparentemente no compiten, pero que hacen que eso parezca una diferencia especial. Observa también cómo en nuestra sociedad, por muy benévola que la persona pueda parecer, si acaso aparece un ego narcisista que sólo quiere reafirmarse, acaba traspareciendo en medio de ese acto de supuesta bondad. Hacer un servicio y dejar fluir o incluso estar en un flujo creativo de algo es estar en un lugar emocionalmente muy distinto del carácter narcisista mencionado.
No es infrecuente que ciertos narcisistas sufran variaciones de humor importantes; si un día se sienten estupendamente, en ese mismo día pueden encontrarse en el peor de los mundos. Atiéndase a que esto ni de lejos se incluye en el espectro de la bipolaridad. Esa situación sólo tiene relación con angustias y ansiedades importantes que ocurren por la dificultad permanente que tienen los narcisistas de alcanzar los deseos proyectados. Para ellos, estos deseos jamás quedarán satisfactoriamente realizados. En la súper reciente historia de la Era en que estamos inmersos, conseguir la antorcha Olímpica es únicamente una ficción imposible de alcanzar, pues siempre cuando estamos a punto de llegar a ella, ésta reaparece, pero un poquito más alejada. Si algún día los narcisistas sienten que están en la cima, es porque durante unos instantes cayeron en el éxtasis del encantamiento consigo mismos. Más adelante, sin embargo, suelen tropezar en algo real o imaginario que de algún modo llegará a detonarlos y, aunque al modo narcisista todavía logren mantener el aire de victoria, las más de las veces dentro de ellos la sensación emocional pasa por drásticas variaciones. En tal momento, se hunden en su propia auto-imagen desagradada y padecen.
Para evitar la caída libre de la frágil imagen que a fin de cuentas tienen de sí mismos, traban una oscura lucha en la cual, incesantemente, intentan rescatarse por medio de conocidos mecanismos de defensa que sólo tienen por objetivo la auto-ostentación, con el fin de, a toda costa, sostener sus frágiles construcciones psicológicas, más comúnmente conocidas por el nombre de EGO. Debido a todo ese agobio, se vuelven en extremo estrategas y acaban no acercándose demasiado a nada; incluso cuando parecen estar más cercanos y más emocionales, sólo están viviendo una variación de ellos mismos que forma parte de sus estrategias. En estas ocasiones la versión teatral de la vida también se halla bastante desarrollada. Sin saberlo, emplean la distancia emocional, tanto hacia sí mismos como hacia los demás, como precaución.
En las relaciones personales, por ser frágiles, no soportan ver la vida proyectada fuera de sí mismos. Automáticamente, envidian y quieren destruir. Para no correr ningún riesgo de quiebra del ego, al ver al otro existiendo tienen, aunque de modo inconsciente, la dimensión de su no existencia y, por tanto, querrán destruir todo lo que vaya a dar significado y vida a lo que supuestamente representa una amenaza. Como táctica, en sus artimañas, repetidamente inculcan en el otro miembro de la relación sentimientos de culpa por cualquier motivo que fuese, ya por haberse sentido lastimado, malhumorado, irritado, o lo que sea. De modo insidioso, el narcisista intentará instalar nuevos códigos de funcionamiento cerebral en su pareja, con el oscuro propósito de que las víctimas de sus proyecciones gradualmente vayan olvidándose de sí mismas, hasta el punto de vaciarse por completo. El propósito es que ellos puedan perdurar en la soberanía, aunque sea falsa y, por si esto no fuese bastante, como el Ego fuerte de la relación. Nótese que cuanto más frágiles, cuanto menos empáticos con el otro, más difíciles de lidiar, más endurecidos en rituales de funcionamiento y menos creativos serán. Cuando se les desmenuza, sin embargo, esas pautas son fácilmente detectadas.
En la salud emocional, por tanto, el otro miembro de la relación, sea ésta del orden que fuese, existe, tiene sentimientos; y sus límites y gustos personales, aparte de ser contemplados, son legitimados y como consecuencia, debidamente respetados.
¿Te has preguntado en qué cara de la moneda estás?
Si acaso en este artículo te has sentido concernido de algún modo, tanto por el lado narcisista como si eres la posible víctima en una relación de este tipo, la mejor orientación posible es buscar ayuda terapéutica para fortalecerte.