La esquizofrenia tiene cura
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 31/01/2009 09:04:06
por Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Esta historia se inició el 29 de marzo de 2002. Tarsila es una mujer maravillosa y una madre extraordinaria. Thomaz, su hijo, nació en septiembre de 1962 y hasta los cuatro años fue un chaval saludable. Después empezó a padecer enfermedades respiratorias, tenía pulmonías frecuentes, vomitaba mucho, tenía fiebre alta. A los 7 y 9 años fue operado para implantar y retirar tornillos en los tobillos.
¡Él ha sufrido mucho! Siempre sintiéndose mal, teniendo que ir al médico, tomando medicamentos. A los 17 años causó alarma: él, que era un alumno brillante, suspendió algunas asignaturas en el colegio. Se aisló y permanecía a solas en su habitación, muy triste, pasó a tener un comportamiento extraño, casi no hablaba y oía voces. El médico de familia recetó un antidepresivo y la madre decidió que si él tenía que tomar ese medicamento, era mejor ir a una consulta con el psiquiatra.
Fue en marzo de 1994. “Aunque viviese 30 siglos, siempre recordaría ese día fatídico”, dice Tarsila. El psiquiatra dijo que padecía esquizofrenia y recetó anti-psicóticos. Cambió varias veces de medicamento sin adaptarse.
Un día, buscando información sobre la enfermedad en Internet, Tarsila encontró un libro interesante que recomendaba hacer desobsesión y tomar florales. Buscó una Casa Espírita y los atendimientos empezaron, al principio cada semana, después cada mes; esto fue en junio de 2005. Así, empezó a producirse una mejoría bastante visible.
LAS VOCES Y LA ESQUIZOFRENIA
A pesar de la mejoría, permanecía el ruido de voces. Según palabras de él: es como un pensamiento muy intenso, que permanece dando vueltas y más vueltas en la cabeza, sin que se puedan evitar. Como cuando se oye una música y ésta permanece resonando todo el día, y no se quita de nuestra mente. También oía continuamente conversaciones que había mantenido en alguna ocasión con amigos, parientes, etc., y repetía esas charlas mentalmente, una y otra vez, hasta agotarse.
Los anti-psicóticos no apagaron esas voces y le hacían tener la necesidad de dormir casi todo el día. Él es ingeniero, graduado también en Inglés y tiene numerosos cursos y diplomas. “¡Él quiere trabajar, quiere vivir!” decía la madre.
EL ENCUENTRO CON LA CURACIÓN
“Sr. Wilson, si le parece que hay algo que pueda hacerse… ¡ALABADO SEA DIOS! Yo sé que debemos pagar hasta el último ochavo, ¡pero invocamos la misericordia de Dios para un muchacho que está muy sufrido desde hace 22 años!” Esta fue la primera conversación que tuve con ella, vía Internet.
Escuché el ruego de esta madre afligida, hice la conexión y la respuesta que me vino del Universo fue: “Todo con Dios es posible. Estamos dispuestos con prontitud para interceder a favor de tu hijo, con nuestros recursos.”
Le sugerí a ella que hiciese el proceso ESPONJA (Ho’oponopono). Es así: tú al lado de él haces meditación, respiración (conexión con el Creador, sintiéndote en el Hálito del Creador, en el Útero Divino para absorber energías cósmicas), visualiza en ti todo lo que te envuelve y di con la voz del corazón: LO SIENTO MUCHO, TE AMO.
Estarás absorbiendo y deshaciendo el proceso en él contenido. Repítelo antes de dormir y al despertar, durante siete días. Y cuéntame qué tal se va sintiendo y lo vas observando. Avísame cuando vayas a empezar. Dios es Luz.
Como respuesta, ella dice: “Empezamos hoy mismo. Hice el ejercicio “Esponja” tal como Vd. me enseñó. ¡Lo que he observado es que él se encuentra muy mejorado de su rinitis! Antes del ejercicio él estaba muy “atacado”, siempre con el pañuelo. Ahora él respira bien, por la nariz, pudiendo mantener la boca cerrada. Me pareció interesante que, durante el tiempo en que yo me dedicaba al ejercicio, siempre me venía, sin querer, esta imagen: un cuenco de madera en mi mano, que yo iba llenando con una sustancia oscura proveniente de mi hijo; yo la disolvía removiendo con una cuchara y después la vaciaba por el desagüe, echando agua por encima. Y a veces me venía la imagen de unas manos que bajaban de lo alto, sobre la cabeza de él. Es curioso, pero esas ideas aparecían de improviso, sin que yo quisiera pensar en nada parecido.”
Ese proceso y las imágenes, como se ve, demuestran que realmente se estaba operando una limpieza en la atmósfera psíquica y en el cuerpo energético del muchacho. Algunos días más tarde ella me dijo: muchas gracias, Sr. Wilson. ¡Espero hacerlo todo de la mejor manera posible, y ayudar a mi querido enfermo en su gran dificultad! De inmediato, le informé: - Por favor, amiga mía, evita ese tipo de palabras: mi querido enfermo es una expresión negativa. Quedémonos solamente con mi querido, ¿cierto?
Es interesante esta cuestión de las palabras, ellas tienen poder, sí, aún más cuando proferidas por una madre, cuyo dominio sobre los hijos es evidente, por tanto, aunque tú desees el bienestar de un pariente, cuidado con lo que dices, con tus expresiones, solemos desarrollar sabotajes, muy silenciosos, como si interiormente estuviésemos felices de tener a la criatura bajo nuestra custodia, en cuanto enfermo. O será que estar enfermo, para algunas personas no es una delicia, tener una manzanilla caliente, un toque cariñoso en nuestra ropa, una mirada compadecida que templa nuestra alma. Por tanto, cuidado con las palabras, una enfermedad exige casi siempre determinación, coraje y desprendimiento. Anota esto. Cierto, Sr. Wilson. Lleva Vd. toda la razón. ¡Deseo ardientemente perder de vista esa palabra horrible! ¡Hecho esto, la salud aparecerá, sin duda!
En esa época, incluí a una colaboradora del Proyecto, para apoyo, a fin de que pudiésemos introducirlo en los Portales de la Transformación. Este es un proceso transformacional muy importante, en el cual procuramos dirigir a la persona en el universo paralelo, en compañía de una sensitiva; en cada portal por donde él se encamine, encontrará motivación para realizar actitudes diferenciadas que cimienten en su interior nuevos proyectos y metas. En ese caso, quien iba con la sensitiva era la propia madre, que hacía todo el proceso por el hijo.
Tarcila responde a nuestra amiga: Estoy dispuesta a hacer el Proceso que el Sr. Wilson indica, y confío en conseguir también resultados buenos para mi hijo. Si lo he comprendido bien, tengo que elegir el Portal correspondiente al problema de él, y en este caso, me parece que es el Portal Violeta, para la cura del cuerpo, aunque el problema que le aqueja sea de orden mental. Creo que el proceso está muy bien explicado…
Así, ella recibió la orientación que sigue: Visualiza a Thomaz siendo conducido por ti al Portal, tomados de la mano, como un paseo en un bello jardín. Observa los árboles del entorno, cascadas, pájaros, mariposas, piedras y pequeños seres. Deja que los colores jueguen en torno a vosotros y siente también los aromas de las hierbas.
Imagina un grupo de eucaliptos enormes soltando hálitos refrescantes y soplando sobre vosotros, observa la desimpregnación de minúsculas partículas de energía sucia saliendo de tu hijo y mira cómo el viento suave las lleva a un cono de luz violeta que se forma ante vosotros y lo transmuta todo.
Lleva a cabo las tres actitudes iniciales y al entrar en el Portal Violeta observa a los Maestros sentados formando la figura geométrica elegida. Ellos esperan por vosotros en silencio. Coloca a Thomaz en el centro de la figura. Ocupa uno de los lugares reservados para ti y solamente en ese momento es cuando imaginas a la Maestra Kwan Yin colocando el manto sobre él. Ese proceso habrá de hacerse durante tres días.
Ten la seguridad de que la esperanza es la seña para que realicemos los milagros. Y en esta andadura vamos a tener agradables sorpresas y sutiles descubrimientos sobre la magia de la vida…