La habilidad de alegrarse espontáneamente
por Bel Cesar em STUM WORLDAtualizado em 08/02/2007 15:25:14
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Te has parado a pensar cuál es el origen de la alegría? En general, decimos: “lo que me da alegría es…” Sin embargo, sentir alegría solamente a partir de acontecimientos externos es tan difícil como encontrar agua y sombra en el desierto. El origen de la alegría está dentro de nosotros: en nuestra capacidad de abrirnos para sentirla. Podemos sentir la alegría espontánea que surge del bienestar frente a la vida.
¿Quién no se ha sorprendido con miedo de sentir felicidad? ¿Como si no la mereciese? Por tanto, no basta sentir alegría, necesitamos también cultivar las condiciones para expandirla.
Para expandir la alegría, necesitamos educar la mente para romper el hábito de andar hacia el pasado y de correr hacia el futuro. Si nuestra mente sabe permanecer en el presente mientras observa el pasado y planea el futuro, no se perderá ni se cansará.
Al principio, hemos de aprender a alegrarnos con nuestras propias alegrías: dejar de buscarlas en situaciones externas y reconocerlas cuando ocurren interiormente. Lo importante es tener confianza en el valor de esa experiencia, que vale la pena de ser cultivada. ¡No es pérdida de tiempo! La alegría surge cuando no desistimos de nosotros mismos.
La alegría espontánea surge cuando mostramos aprecio por nosotros mismos y por aquellos que amamos. El aprecio trae la sensación de proximidad y confortación.
“Nos tornamos lo que amamos, nos tornamos lo que miramos: contemplar el Vivo es tornarse vivo.” Escribe Jean Ives Leloup en A Arte da Atençao (El Arte de la Atención) (Ed. Versus).
Uno de los mayores obstáculos para sentir la alegría espontánea es guardar rencor contra nosotros mismos, por estar donde estamos y ser quienes somos. Por una razón o por otra, casi nunca estamos satisfechos con nosotros mismos. La vida es un continuo proceso de transformación. Son raros los momentos en que nos sentimos completos. Por ello hemos de aprender a sentir alegría incluso ante la imperfección.
La alegría de vivir con apertura surge de la clareza de nuestros propósitos. Podemos reconocer nuestros deseos y necesidades como legítimos. Así, cuando realicemos nuestras opciones y asumamos responsabilidad por ellas, ya no sentiremos la necesidad de justificarlas. Es decir, no necesitaremos ya defendernos de las ideas ajenas para afirmarnos.
El secreto está en mantenernos conectados a nuestra aspiración sin prendernos a los resultados inmediatos, ni dejarnos llevar por las preocupaciones que no podemos resolver inmediatamente.
Y por fin, no desistir. A veces desistimos en el momento más intenso porque presentimos que el cambio real va a ocurrir. Entonces, caemos en las armadillas del miedo a lo desconocido. Si esto llegase a ocurrir contigo, procura refrenarte y recupera tu humor, diciéndote a ti mismo: “¡Eh, detente, ya conoces el camino de vuelta atrás! Esta vez, sigue adelante”.