La importancia del momento oruga
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 20/07/2009 12:01:09
por El Morya Luz da Consciência - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Fue a través de una experiencia de Cura Energética como he llegado a la plenitud de mi ser y a la más perfecta comprensión de mí misma, de mi camino como ser humano y divino, pues se ha fortalecido en mí la fe. Vengo recorriendo el camino de la consciencia desde hace 25 años y en esas andanzas, mucho estudio, meditación, práctica y entrega a las energías superiores, he desarrollado dos trabajos, una escuela para trabajar la personalidad y una terapia para ampliar la consciencia. Todos orientados por el Maestro El Morya y muchos seres de la Jerarquía de Luz de la Gran Fraternidad Blanca. Han sido años de luchas externas e internas para llegar a los resultados a que he llegado. Sin contar las experiencias por mí vividas desde la infancia con esos Seres, sin tener conocimiento de su existencia.
Hace más o menos un año me deparé con varios obstáculos que impedían la continuidad de mis trabajos y además dejaban dudas en cuanto a la realización de otros proyectos. En esa fase ha sido cuando, atendiendo al ruego de un querido amigo y compañero de jornada, fui al encuentro de un profesional de gran influencia, incluso internacional, a quien mi amigo llama “mi maestro”. Puedo decir que ha sido la “peor” y también la “más importante” experiencia de mi vida. Mi amigo, pasante en uno de sus cursos, con la mejor de las intenciones y la más profunda prueba de amistad y preocupación, me ofreció un tratamiento con su maestro que yo acepté llena de expectativas y esperanza.
Recibida por él y su asistente en el cobertizo de la piscina del hotel donde se hospedaban, iniciaron el tratamiento que contaba con la participación de mi amigo como pasante. Mientras los dos charlaban sobre mí, el Maestro hacía algunos ejercicios de estiramiento. Me quedé intrigada, y me sentí como si ellos me estuviesen faltando un poco al respeto, pero no dije nada. Su asistente, a mi lado, me hizo algunas preguntas triviales. Al terminar la charla, él me dijo: “Tu trabajo necesita detenerse y tú debes dejar todo cuanto se relacione con él, pues no hay en él ningún contacto con Seres de Luz, y todo eso es producto de tu mente”. Dejarlo todo y empezar de nuevo, esa fue la respuesta para mi búsqueda.
En shock, como podéis imaginar que yo estaba, pues, según él, tendría que desconsiderar toda mi vida, la asistente me condujo a una meditación. Intentaba organizar la confusión mental para poner atención en el trabajo y no lo conseguía. Cayendo en la desesperación, pedí socorro a los Maestros e inmediatamente sentí que me envolvía una luz muy dorada; más centrada, oí la meditación y notando su conducción puramente mecánica, pensé: “Hago esto con mis alumnos intuitivamente y, sin ninguna pretensión, veo la calidad superior de mi trabajo.”
Inmediatamente, surgió la culpa. ¿Será cosa de mi ego? Entré nuevamente en duda.
Dieron por terminado el atendimiento, donde no recuerdo haber dicho siquiera mi nombre y sin sentir ningún contacto más humano. Se despidieron de mí ofreciéndome un CD conteniendo la meditación hecha conmigo, la cual yo debía repetir por lo menos tres veces al día.
Salí de allí atónita y sin rumbo. Por la autoridad con que hablaban y la credibilidad que yo dispensaba a mi amigo, se reforzaron mis dificultades. A ellas se unieron varios obstáculos del día-a-día, que me obligaron a llevar a cabo muchas modificaciones, inclusive físicas. Me mudé de ciudad, marchándome a vivir al campo, lo cual me obligó a realmente dejar de trabajar. Volví a un estado de oruga. Cuestionamientos, dudas, me vinieron a la mente: ¿qué habría ocurrido allí, que me incomodaba tanto? ¿Siempre ha sido tan fuerte y real lo que hago, o sería ilusión? Los resultados ¿siempre han sido positivos… o sería la fe de las personas?
Casi sin comunicación en el campo, reflexionaba, meditaba mucho. Y, finalmente, todo cuanto parecía tan malo al principio se reveló como la mayor bendición que un ser humano en busca de un camino de evolución puede recibir. Logré salir del caos mental y percibí con clareza lo que me incomodó mucho en aquel atendimiento y también lo que en él había que se diferenciaba del trabajo que yo hago. He llegado a una conclusión: “He vivido una experiencia puramente mental, en la cual no hubo ninguna actitud amorosa”. Esto me ha estimulado aún más a continuar. Me he sentido avergonzada de dudar de la cosa más bella y real de mi vida: el contacto con los seres de Luz. Les he pedido perdón y puedo afirmar hoy, con toda la certeza de mi corazón: esa experiencia ha sido un test para solidificar mi fe y mi confianza.
A cuantos lean este relato: “Creed más en vosotros mismos, contemplad cada experiencia como una oportunidad de crecimiento, y no os dejéis envolver por opiniones de terceros.”
Como he aprendido con Mi Maestro, “discípulo que es discípulo no hace todo lo que el Maestro le manda, pues Ellos nos enseñan a ser nuestro propio Maestro”.
Valoraos y desarrollad vuestra autoestima, no poniendo a nadie, incluso aunque éste se erija en famoso gurú, por encima de vuestros sentimientos. Seguid vuestros corazones y creed que las esferas superiores de luz no se manifiestan a través de una mente racional. Sin actitud amorosa y sin amor, nada sucede, pues solo a través de él pueden las dimensiones superiores llegar hasta nosotros, por más sencillos que seamos.
A mi amigo, mi profunda gratitud, pues, hoy ¡YO SOY!
VERA GODOY