La nueva conciencia que está surgiendo en el mundo
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 26/11/2012 20:26:08
por Mani Álvarez - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Siempre nos han enseñado que la vida consiste en nacer, trabajar, producir, consumir, aprovechar todos sus placeres y después morir. A lo largo de nuestra existencia pasamos por todas las fases de una educación formal, entramos en el mercado de trabajo, logramos un salario razonable, constituimos familia, tenemos nuestros hijos, en fin, vivimos una vida normal. Pero llega un momento en que sentimos que algo nos falta, que algo no se nos ha enseñado, pero no sabemos lo que es. Ya nada parece tener sentido. Y en ese momento empieza una crisis de transformación en tu vida.
Nosotros somos seres de sentido, necesitamos dar un significado a las cosas que hacemos, no podemos vivir sin eso. Es lo que nos mueve, lo que nos hace levantarnos por la mañana con alegría, e ir más allá de nuestros límites. Cuando falta el sentido, empiezan las preguntas: ¿qué estoy haciendo aquí? ¿Para dónde voy? ¿Por qué se vive? ¿Y qué sucede después de la muerte?
Cuando empezamos a hacernos estas preguntas parece que todo se pone patas arriba. Surgen dudas, cuestiones, conflictos. Una insatisfacción muy profunda parece minar nuestra energía. Empezamos a producir enfermedades, surgen los conflictos emocionales, la insatisfacción profesional. la crisis de transformación viene justamente para romper las ataduras que nos mantienen en un camino sin sentido.
En ese momento, una de dos: o se ve esa crisis como una amenaza externa, un hongo, una bacteria, una depresión, se corre al médico y se llena uno de medicamentos, o entendemos que aquello tiene un significado, es una señal, y está indicando que hay algo que se tiene que aprender.
En el primer caso se produce un bloqueo; todo se estanca y vuelve a la pseudo-normalidad. En el segundo, se produce una apertura. Toda elección tiene consecuencias. Si has elegido abrirte, empiezan a suceder cosas extrañas en tu vida. Piensas en una persona y ésta telefonea. Entras en una librería y cae en tus manos el libro que necesitabas leer. Tienes un problema pendiente de resolver, y la película que estás mirando habla de la cuestión. Abres el periódico y ves un anuncio del empleo que estabas buscando. Cosas así, que a primera vista podemos decir: ¡casualidad!
Sí, pero cuando esas 'casualidades' empiezan a repetirse, ya no son 'casualidades'. y empiezas a sospechar de que por detrás de todo esto hay un sentido que se desvela, una señal que se da, una mano que te lleva hacia un camino.
Esa es la nueva conciencia que está surgiendo. Ese es el despertar de la conciencia transpersonal. Sentir la presencia de una fuerza misteriosa que parece conocer tus pasos, tus pensamientos, y que se preocupa por ti. Jung dio a esto el nombre de "sincronismo", acontecimientos significativos que se producen en la vida de una persona.
Cuando el sincronismo empieza a ocurrir en nuestra vida, algo empieza también a desarrollarse en nosotros. Es la llamada tercera inteligencia, la inteligencia espiritual. Durante todo el siglo XX se ha dado mucha importancia al nivel de QI de las personas, la inteligencia racional; tener un hijo con alto QI era el no va más. Después, con Daniel Goleman, hemos empezado a darnos cuenta de la importancia de la inteligencia emocional. Era más importante saber administrar las propias emociones y lidiar con las de los demás. Él decía que las personas más triunfadoras no eran aquellas que tenían un QI alto, sino aquellas que tenían una inteligencia emocional bien desarrollada.
Sin embargo, hace algunos años, con las investigaciones hechas por neurólogos y psicólogos, hemos empezado a comprender que hay un tercer tipo de inteligencia, con la cual no solo captamos hechos, ideas y emociones, sino que percibimos los contextos mayores de nuestra vida, las totalidades significativas, y que nos hace sentir inseridos en el Todo. Ella nos hace ser sensibles a valores, a cuestiones ligadas a Dios y a la trascendencia. Se le llamó inteligencia espiritual, porque es propio de la espiritualidad captar la totalidad, la unidad, y orientarse por visiones de lo sagrado. Por eso han llamado a esa zona 'el punto Dios' en el cerebro.
Los estudios hechos con personas en meditación relataron sentimientos de éxtasis místico, de unión, de la presencia de Dios. Era como si estuviesen frente a una Presencia Viva. Descubrieron que las personas que tenían más desarrollada esa inteligencia se hacían personas mejores. Llegaron a distinguir algunas cualidades específicas en tales personas:
· Mayor apertura al auto-conocimiento; deseo de desarrollar su potencial humano.
· Personas idealistas, movidas por la voluntad de crear, de cambiar, de construir algo nuevo.
· Personas que tienen una visión de conjunto, de síntesis, del todo.
· Personas que tienen un corazón compasivo, amoroso, espontáneo, solidarias con el prójimo en cualquier situación.
· Personas de buen humor, a bien con la vida, llenas de alegría, entusiasmo y ganas de vivir.
· Personas intuitivas y de gran percepción, creativas y místicas.
Pierre Weil llamó 'mutantes' a esas personas en proceso de expansión de conciencia. Y es, ciertamente, por medio de una mutación como empieza la dimensión transpersonal de la conciencia. Cuando uno se da cuenta de que hay algo mucho más verdadero que nuestras meras identidades, nuestras creencias, nuestras opiniones, nuestros apegos. Ya no volvemos a orientarnos a partir de nuestros intereses personales, sino de aquello que va más allá, que trasciende la propia individualidad y se dirige a lo colectivo, lo social, el otro. Solo entonces comprendemos que estamos aquí en el mundo a servicio, todos nosotros somos servidores. Esa experiencia lo cambia todo.
La visión de la espiritualidad que resulta de esa mutación interna provoca una nueva postura ante la vida, una vivencia real, un cambio interior que no tiene nada que ver con la religión ni con doctrinas espíritas. Espiritualidad es un término que significa más una dimensión noética, una propensión a los valores humanos, una capacidad de trascendencia que puede o no estar vinculada a una práctica religiosa.El 'mutante' es aquel que aprende a convivir con esos fenómenos produciéndose en su vida todo el tiempo. Está abierto para cambiar. Nosotros, los seres humanos, somos un proyecto inacabado. Esa es la grandiosidad del ser humano. Su capacidad de apertura.
No obstante, hay muchas personas que nunca han vivido una crisis de transformación, que continúan con las mismas ideas, costumbres y modo de pensar de siempre. No buscan el sentido de las cosas y repiten, como sonámbulos, sus rutinas de vida incansablemente. Pierre Weil llama a esas personas "estancantes", porque, a decir verdad, están estancadas. Viven dopadas por la visión del mundo vendida por los medios, por el sistema político, por los intereses económicos. Las personas estancadas, alienadas, son blanco muy fácil para un sistema que no se preocupa por el desarrollo humano, sino por el capital.
Hay una imagen que ilustra bien cómo proceden el "mutante" y el "estancante". Nuestra mente semeja un Boeing supersónico fabuloso, que viaja a velocidades incalculables y puede ir a espacios infinitos. Pero no sabemos cómo usar los instrumentos de a bordo. Solo hay dos posibilidades: o aprendemos a pilotar nuestro Boeing y tomamos el mando en nuestras manos, o conectamos el piloto automático y nos vamos a dormir allá al fondo del avión. El 'mutante' es aquel que va a tratar de aprender todo sobre su 'mente-supersónica'; el 'estancante' se va a echar una cabezadita y a dejarse conducir hacia cualquier parte.