La vida, ¿a veces parece injusta?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 01/02/2010 15:21:21
por El Morya Luz da Consciência - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Todos deseamos el éxito financiero o profesional, pero por más que hagamos, ¡parece tan lejano! Por más que procuremos hacerlo todo bien, en los lugares oportunos y con las personas adecuadas... todo parece continuar igual, sin evolucionar como nos gustaría. Entonces nos sentimos mal, inseguros e incluso sin esperanza de alcanzar lo que deseamos. Otros se sienten infelices en sus relaciones afectivas, pero como tienen éxito con los amigos les parece que no hay nada equivocado, y dicen: Tengo muchos amigos y una vida social bastante agitada... no obstante se quejan de sentirse solos y con cierto vacío interior, que nada es capaz de llenar.
En cualquiera de esas situaciones, tanto en lo profesional, como en lo afectivo y social, estamos hablando de relaciones y contactos superficiales, nada auténticos, porque con uniones estables y profundas, nadie sentiría infelicidad, ni vacío. Hemos recibido educación de padres y profesores con patrones y creencias ya establecidas para llegar al triunfo. Ellos, convincentemente, nos han enseñado aquello que han aprendido también de sus padres, o sea, han repetido en nosotros exactamente lo que se encontraba grabado en sus mentes:
¡El dinero no cae del cielo! Niña... ¡no seas ambiciosa! Eso es pecado, ¡no se debe desear lo que no podemos tener! ¡El que ha nacido pobre tiene que trabajar duro! ¡Los ricos no entran en el reino de los cielos! ¡Nada se obtiene sin dolor! ¡No confíes en nadie! Y en el caso de nosotras, las mujeres, quién no ha oído: ¡los hombres son todos iguales!!!
Así pasamos buena parte de nuestras vidas intentando satisfacer las expectativas de otros, lidiando con la frustración de los ideales no alcanzados, y deparándonos con personas que no han seguido ninguna de esas reglas, y se les ha dado muy bien la vida. Con el tiempo, ya no nos da satisfacción obtener la aprobación de aquellos que han establecido esos principios, porque nos hemos dado cuenta de que no nos han ayudado a conquistar lo que anhelábamos. Nos sentimos traicionados, sin fe, y lo cuestionamos todo.
Algunos prefieren la conclusión errónea de que “hay alguien con pensamientos negativos que trata de mantenerles lejos del éxito”. Creen incluso que hay fuerzas hostiles trabajando contra ellos, pues saben que hacen cuanto pueden por alcanzar el éxito y éste no llega.
Pensamos: “¿Cómo pueden esos que trabajan tan duro recibir tan poco, mientras que aquellos que parecen trabajar tan poco obtienen tanto?” La vida es una combinación de numerosas posibilidades. ¡Si damos crédito o a otro o le echamos la culpa de nuestra falta de éxito, realmente nos veremos impotentes para hacer cualquier cambio! Y esto nos traerá angustia, culpa, rabia y, principalmente, la dificultad de perdonar.
“Sin la búsqueda del auto-conocimiento, nuestro verdadero yo nunca se revelará, y, por tanto, no nos realizaremos”.
Creer que algo fuera de nosotros es la razón de nuestro fracaso tiene una repercusión muy negativa. Ese sentimiento genera una fuerte vibración y una forma-pensamiento de “estoy fracasando”, “nada está saliendo bien” y esto, por la Ley de Atracción, pone en movimiento, dentro de nosotros mismos, sentimientos de celos y envidia respecto de aquellos que están alcanzando más éxito, resentimientos en relación a personas que consideramos culpables, inseguridad, miedo a fracasar y baja autoestima. Estos sentimientos, para las corrientes contrarias a nuestra evolución y éxito, son perfectos. Los seres que habitan los planos inferiores de existencia se aprovechan de ese descuido para fortalecer en nosotros sentimientos malos y pensamientos negativos, contribuyendo todavía más a la decadencia.
No tomamos conciencia de ese proceso porque es un aprendizaje que en los adultos ya se ha transformado en hábito, y solo conseguiremos superar esas crisis modificando los patrones y creencias instalados, trasmutándolos en nuevos conceptos de vida, de éxito, de prosperidad.
Nadie tiene ni tendrá nunca poder para evitar o atraer éxito a su experiencia. El éxito es nuestro derecho cósmico. Todo está bajo nuestro control. Sin crisis no existiría la cura y la transformación interior y permaneceríamos estancados en hábitos perniciosos, generando más conflicto y sufrimiento. Las crisis son los mejores mecanismos evolutivos que hay, porque nos permiten sintonizarnos con nuestra sensibilidad espiritual y con el Plan Divino.
Las crisis no son producidas por fuerzas energéticas ajenas a nosotros, sino que son efecto y reflejo de nuestra desconexión con el Yo Superior. Quien no esté dispuesto a solucionarlas no puede tener relaciones significativas, ni éxito en cualquier área de la vida y, consiguientemente, ¡no se sentirá realizado!