La vida continúa y hay felicidad
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 12/12/2019 13:24:26
por Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
- ¡Padre, cuéntame el runrún que circula por ahí!
Esa fue la petición que Guillermo le hizo a su padre. Quería saber las noticias de la ciudad, de la escuela, en fin, de lo que estaba ocurriendo fuera del hospital.
Él está ingresado desde hace 6 meses, con un diagnóstico duro: cáncer. No un simple tumor maligno. Este era diferente, solo se había detectado a 137 personas en todo el mundo y, según la medicina, incurable.
Pese a ello, se le había indicado la quimioterapia. Su madre, con dedicación y esperanza, incluso se volvió experta en el tema. Estudió, investigó, recurrió a creencias, hizo de todo, dejando a un lado casa y quehaceres personales. El padre era tímido, amedrentado ante la situación del hijo querido, andaba por allí, como sobrevolando el nido, vigilando su polluelo, como hacen los pájaros.
Atendió la petición de Guillermo y contó el runrún de la ciudad con detalles y los dos se rieron mucho en esa tarde de domingo.
El cuarto de Gui era el más concurrido del hospital. Él, muy inteligente y despierto, había cautivado a todos. Y era habitual encontrar al lado de su lecho a médicos, enfermeras, pacientes y visitantes.
La risa corría suelta por allí mientras en su cuerpo el cáncer iba devorando y transmutando células. Pese a ello, ese niño de 13 años ocultaba entre los dientes blancos y la expresión siempre sonriente, un dolor intenso. El dolor es un misterio. Se dice que va a desaparecer de la Tierra. La medicina da pasos largos para, con excelencia, aplicar la célula-madre en el cuerpo humano.
Una señora, amiga de mi prima, tenía una pierna más corta que la otra, lo cual le causaba un gran malestar en su modo de andar y en su mente, por sentirse distinta. Fue a Boston, en los EUA, y allí se le practicó un procedimiento empleando la célula-madre, con éxito. Volvió al Brasil sin el impedimento y feliz, para emprender una vida nueva.
Realmente la enfermedad puede, desde ya, dejar de ser un gran estorbo cuando nuestra alma se manifiesta con más intensidad en nuestro cuerpo. ¿Cómo puede ser eso?
Pues bien, el cuerpo no eres tú. Tú eres un ser que habita y comanda el cuerpo.
Un chamán cheyenne decía: mi cuerpo está enfermo ¡yo no!
Esto es una verdad, porque, en su caso, él no se sentía portador de la enfermedad y, así, impedía que el mal se irradiase en su atmósfera energética.
¡Nuestra alma puede ser bella y pura cuando nuestros pensamientos son buenos!
Pero si flaqueamos frente a las adversidades, entonces, empobrecemos nuestro poder de sentir y, así, la falta de esa energía expone nuestro cuerpo a complicaciones que, a veces, incluso se agravan.
Ten siempre sueños coloridos en la pantalla de tu alma. ¡Cree! ¡El universo tiene fuentes inagotables de alegría y paz!
Al final de la novela "Vivir la Vida", el testimonio de aquel maestro - João Carlos Martins - fue extraordinario. Su vida estuvo casi toda envuelta en hechos dolorosos como si en su aura hubiese la determinación de que él no debía tener mayores aspiraciones.
No obstante, pese a los hechos, los dolores y trabas en sus manos y brazos, él no se rindió.
Lo superó todo, abrió atajos y encontró una senda iluminada, por la que recorrió su andadura rumbo a la gloria. ¡Él venció el dolor porque su alma es rica y bella! Y sus pensamientos puros y vigorosos. Por tanto, mientras la ciencia no logra eliminar el dolor, reintégrate al grupo de los hacedores de alegría.
De cuando en cuando, si la soledad amenaza tus días, procura escuchar el runrún que circula por la plaza de tu barrio, o en la peluquería, o entonces los rumores que llegan desde la calle ¡y siente que allá fuera la vida continúa y hay felicidad!