Lo que te hace daño puede ser tu gran oportunidad para sanar!
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 11/07/2016 17:15:09
Traducción de Teresa - [email protected]
Si te paras a pensar un poco, ciertamente recordarás a alguien que, tras pasar una dificultad muy grande, parece haberse convertido en otra persona. Mucho más fuerte. Quizá incluso mucho más feliz.
Yo misma. Sólo escribo sobre relaciones y tengo nueve libros publicados sobre ese tema porque he vivido dos grandes desilusiones amorosas, por decirlo muy resumidamente. Y, partiendo de ellas, he podido descubrir mis miedos, mis creencias limitantes y los errores que venía cometiendo.
Suena raro decirlo, pero ¿quién sería yo si no hubiese sufrido tanto? Y tú ¿quién serías tú si no hubieses aprendido con los dolores que has sufrido a lo largo de tu vida? Este fin de semana conocí a una mujer que decía que fue gracias al dolor de amor de su madre – y de su propio dolor dimanante del dolor de su madre – como ella fue capaz de luchar y salvar su propio matrimonio.
¿Qué sería de su matrimonio si no fuese el dolor vivido de forma tan auténtica tiempo atrás?
Tengo asimismo un amigo que creció en condiciones de tanta escasez, que al hacerse adulto fue capaz de conquistas grandiosas, que le proporcionan abundancia, prosperidad y, sobre todo, un trabajo social para ayudar a otras personas que viven dolores parecidos a los ya experimentados por él. ¿Qué sería de su vida adulta si no hubiese trabajado incansablemente para hacer las cosas de modo diferente a todo el dolor que había experimentado durante años y años?
¿Quién serías tú si no fuese tu dolor? Quizá apuestes a que mucho mejor, pero estoy segura de que nada sucede por casualidad y que las coincidencias no existen. Posiblemente valga la pena reflexionar más profundamente todavía: ¿en quién no te has permitido aún convertirte porque no estás ahondando profundamente en tu dolor a fin de encontrar, ahí precisamente, lo mejor que existe en ti?
¿Quién te estás impidiendo ser y experimentar una felicidad que quizás no imaginas siquiera que pueda existir, sólo porque estás maldiciendo tu dolor en vez de convertirlo en tu antídoto, en tu sanación?
¿Qué es lo que puedes aprender con lo que te está haciendo daño ahora? ¿Cuánto más firme, más sabio, más íntegro y más listo puedes volverte, simplemente por apoderarte de lo que te hace sentir tan dolorosamente ahora?
Por tanto, por mucho que duela, permítete reflexionar: ¿cuál será la sanación que ese dolor me aportará en los próximos días, meses o años? ¿En quién te vas a permitir convertirte, gracias a lo que te hace daño en este exacto momento?