Los dos tipos de Psicoterapia
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 19/02/2011 12:09:10
por Mauro Kwitko - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Hasta hoy no había más que un tipo de Psicoterapia, seguido por todas las Escuelas psicoterápicas, desde las ortodoxas hasta las más recientes: la psicoterapia de los sentimientos. Desde hace siglos todos hemos venido manejando ese paradigma, el de tratar los sentimientos de las personas que acuden a nuestro consultorio. Sus sentimientos son nuestro foco, donde ponemos nuestra atención; pero surge ahora una nueva manera de tratar a las personas, a través de la modificación de su pensamiento, de su modo de contemplar la vida, su infancia, desde una manera tradicional, no reencarnacionista, a una manera muy antigua y aun así revolucionaria, la reencarnacionista. Esta es la Psicoterapia Reencarnacionista, la Terapia de la Reforma Íntima.
Nosotros, los psicoterapeutas, estamos siempre intentando ayudar a las personas a mejorar sus sentimientos, a aliviar sus dolores, sus amarguras, sus resentimientos y enojos, sus críticas, con la esperanza de que, quién sabe, con años de terapia, con innumerables sesiones, lleguen a evolucionar hacia sentimientos más nobles y se liberen. Y realmente, con las terapias, ya sean ortodoxas, “modernas”, oficiales o alternativas, muchas personas mejoran sus sentimientos, perdonan a sus verdugos; una gran parte consigue suavizar los sufrimientos emocionales y, tras años de terapia, los pacientes pueden afirmar que se encuentran mejor, que su vida es más llevadera, que han calmado sus sentimientos subterráneos o volcánicos, que conviven mejor con los demás, incluso con los que han causado sus males, que su manera de vivir es satisfactoria, trabajando mejor, sintiéndose ligeros y felices. Y nuestra misión, la de los psicoterapeutas, se va realizando, y siguiendo en nuestro trabajo sentimos que estamos haciendo lo posible y, en muchos casos, lo estamos logrando.
Durante todo ese tiempo hemos venido fracasando en nuestra intención de realmente curar a las personas de sus heridas, y curarnos de las nuestras, por un motivo bastante sencillo: la historia de vida que ellas nos cuentan y nuestra propia historia de vida no es la historia verdadera, sino la historia aparente creada por una estructura muy superficial de nuestra personalidad: nuestra persona. Y la persona, desde la infancia, lee las cosas, ve la realidad a su alrededor como puede, como es capaz, con la visión superficial característica de su propia superficialidad, que parece real, pero no lo es. La persona es una ilusión que hemos creado respecto de nosotros, y su historia es, entonces, la ilusión de la ilusión. Y esa visión ilusoria es en la que creemos y se mimetiza en nuestros sentimientos; y cuando vamos a efectuar un tratamiento psicoterápico, es esa la historia que le contamos a nuestro terapeuta, el cual, porque también cree en su propia historia ilusoria, cree en la nuestra; y resolvemos, entonces, en conjunto, mejorar los sentimientos que vienen con ella, y a veces tenemos éxito o fracasamos.
Sin embargo, incluso cuando sale bien y los sentimientos se suavizan, todos fracasamos en lo principal, pues la historia, bajo el enfoque de la persona, sigue siendo la misma y se arrastra durante toda la vida, hasta que un día nos morimos, desencarnamos, subimos al Mundo Espiritual y allá arriba, gradualmente, vamos recordando nuestra historia verdadera, la cual es siempre muy diferente de aquella en que creíamos. Pues la historia verdadera es la historia de nuestro Espíritu, y nos hemos pasado toda una vida creyendo en una historia, la de nuestra persona, que parecía tan real, tan coherente, pero que en realidad no era más que una cáscara solamente superficial, aparente, de una historia bastante más profunda, mucho más antigua, la verdadera, la que se escondía por detrás de lo que llamamos “las ilusiones de los rótulos de las cáscaras”.Con el ingreso de la Reencarnación en el consultorio, las historias de las personas empiezan a ser cuestionadas y aunque sea difícil conocer nuestra historia verdadera y la de las personas que vienen a buscar ese tipo de tratamiento, una cosa sabemos: aquellas historias, repletas de amargura, de sentimiento de rechazo, de enojo, de crítica, de indignación, no son las historias verdaderas del Espíritu de aquellas personas, son las historias que se han leído de esa manera, desde la infancia, siguieron siendo leídas en la adolescencia, en la vida adulta y, en la inmensa mayoría de los casos, hasta que ha llegado la vejez y el momento de la muerte. Para ayudar a las personas a empezar a cuestionar su historia de vida, hacemos un ejercicio muy interesante en las consultas y en las clases del Curso: “Cuenta tu historia de vida a partir de un año antes de tu fecundación”. Haz este ejercicio, y durante y después de él, la visión que tenías de tu infancia, de tus padres, de tu familia, nunca más será la misma.
Tras la muerte de nuestro cuerpo, subimos al Mundo Espiritual y allí, poco a poco, nos liberamos de nuestros rótulos y consiguientemente de nuestra persona y, a medida que esto va ocurriendo, vamos percibiendo que hemos pasado toda una vida creyendo en una visión de nuestra vida, en una historia que, ahora, comienza a diluirse, hasta desaparecer por completo. Aquí abajo éramos el hijo o la hija de alguien, el padre o la madre de alguien, teníamos un nombre y un apellido; teníamos un género sexual, pertenecíamos a una raza, teníamos un color de piel, una nacionalidad, y poco a poco, en el Mundo Espiritual, vamos dejando de ser todo eso, vamos perdiendo nuestros rótulos, como si fuésemos mondándonos de cáscaras y cáscaras, y ¿qué es lo que va surgiendo? Nosotros mismos, una Esencia, una estructura energética, nuestro aspecto verdadero; y allí encontramos, muchas veces mirando la Pantalla, la verdadera historia nuestra, muy diferente de aquella historia en la cual nuestra persona ha pasado toda la vida creyendo, tan concertadita y coherente, que la contábamos a las personas a nuestros terapeutas, y creíamos en ella, y todos creían en ella; pues todas las personas se pasan toda su encarnación creyendo en sus historias, sin darse cuenta de que son las historias creadas por nuestras personas y que nuestras personas no son más que cáscaras temporales, con rótulos temporales, que un día sucumben y dejan salir a la superficie, poco a poco, allá arriba, en el lugar de la liberación, la historia verdadera.
Tras 15 años oyendo historias de vida de miles de personas y escuchando, durante las regresiones, otras historias de otras vidas suyas, y sus vivencias en el Mundo Espiritual, la Psicoterapia Reencarnacionista ha adquirido su forma actual como Psicoterapia del pensamiento, que quiere mostrar a las personas que su historia de vida, aquella en que siempre han creído, no es más que una historia temporal, provisoria, de una estructura también temporal y provisoria, la historia de su persona, que lee esa vida suya tan solo desde la infancia y cree que es real, pero solo es un pequeñísimo fragmento de una historia muchísimo más antigua, más profunda: la historia de Sí mismo.
Cuestionar las historias de las personas, hacerlas debilitarse mediante los cuestionamientos que trae consigo la Reencarnación, y ayudar a las personas a encontrar su historia verdadera, la de su Esencia, es el modus operandi de esta terapia espiritual, la terapia de la liberación aquí en la Tierra, para que cuando lleguemos arriba, de vuelta a nuestra Casa, no nos asustemos ni nos avergoncemos cuando nos muestren la Pantalla. El cambio del razonamiento no reencarnacionista de nuestra infancia y de nuestra vida a un razonamiento reencarnacionista, hace por sí solo disminuir los sentimientos negativos; y esto es, por lo regular, lo que hemos venido a hacer aquí en la Tierra esta vez, nuestra propuesta de Reforma Íntima.
Cuéntame tu historia a partir de un año antes de tu fecundación…
