Los problemas y sus soluciones según la espiritualidad
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 17/04/2016 17:10:49
Traducción de Teresa
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Autor Leandro José Severgnini
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La gran mayoría de las personas que acuden a un templo religioso, una iglesia o un centro espírita, van, en principio, con el propósito de buscar soluciones para sus dificultades o curación para sus dolencias, lo cual es perfectamente legítimo. Sin embargo, raros son aquellos que conocen las leyes que gobiernan el mecanismo de la evolución. Una de esas leyes es la Ley de Causa y Efecto.
La Ley de Causa y Efecto dice que toda causa será seguida de un efecto y que todo efecto es precedido por una causa. Aplicando esto desde el punto de vista de las dificultades de la vida física, hemos de reconocer que todo aquello que sucede en nuestras vidas ocurre porque algo lo ha causado. Tomando como ejemplo una enfermedad en el cuerpo físico, veremos que la causa reside en un pasado inmediato o lejano, cuando hemos actuado de forma equivocada para con la armonía cósmica. Lo que ocurre después de eso es que, por desconocer tal mecanismo, vamos a una iglesia o centro espírita a implorar a la Divinidad y a los espíritus bienhechores que vengan a curarnos o a librarnos de un determinado problema, ignorando que esa dolencia o problema lo he causado yo mismo en un momento de desvío de conducta. En ese sentido, buscamos un milagro que venga por intervención divina desde "fuera hacia dentro" y nada hicimos internamente en el sentido de una transformación moral que favorezca la curación "desde dentro hacia fuera". Perdón si esto te resulta chocante, pero ese tipo de milagros en que todo lo que hacemos es orar, eso no existe.
Si analizamos cuidadosamente la vida de Jesús, veremos que ni siquiera él se consideraba el agente principal de sus curaciones, pues él mismo decía "no fui yo, sino tu fe la que te ha curado" - la fe, aquí ha de ser entendida como sinónimo de fidelidad moral (en latín fides) y no en el sentido restricto de creencia. También hemos de tener en cuenta que Jesús, en sus andanzas, "curaba" a dos o tres individuos en una multitud. ¿Por qué? Hombre, obviamente no era porque él escogiese a quién quería curar, sino porque esos individuos ya estaban moralmente predispuestos a asimilar una energía de sanación, o sea, esos individuos ya habían aprendido todo lo que la enfermedad tenía para enseñarles, por tanto, ésta ya no tenía ninguna función rectificadora de conducta. Esto explica por qué algunas personas dicen haber recibido "milagros" en sus vidas mientras que otras no, pese a cumplir promesas y pagar penitencias; ciertamente no es porque unos creen o rezan más que otros.
La solución para cualquier dificultad existencial no es únicamente rezar pidiendo la misericordia divina para que Dios nos libre de las dificultades, sino que, antes de eso, hemos de pedir que logremos tener el discernimiento y la sabiduría para aprender con las dificultades; humildad y gratitud para reconocer que es justamente a través de las dificultades como vamos a crecer; bondad y compasión para contemplar las dificultades de los demás de la misma forma que nos gustaría que contemplasen las nuestras y, sobre todo, una mente tranquila para comprender que si los maestros afirman que "Vosotros sois dioses", esto significa que yo puedo cambiar mi vida a cada instante, basta seguir el Gran Plan de la Creación restaurando la armonía que otrora perturbé.
