Los Tránsitos de Neptuno
por Graziella Marraccini em STUM WORLDAtualizado em 19/02/2012 10:29:50
Traducción de Teresa - [email protected]
No hace falta que seamos víctimas del destino. Es un hecho. Sin embargo, para poder ser co-autores de nuestro destino es preciso obtener algunas informaciones, ya sobre nuestras posibilidades de modificar ese destino, o bien sobre las herramientas de que disponemos para hacerlo. De modo general, en mis artículos siempre toco en esta tecla: el conocimiento de nuestro mapa astral de nacimiento (Mapa Natal) nos aporta las informaciones sobre nuestro carácter e indica, por tanto, las inclinaciones particulares que habrán de influir sobre nuestras decisiones futuras. Por otra parte, las Previsiones Astrológicas, basadas en varios métodos, tales como Progresiones, Tránsitos, Revoluciones Solares, etc., pueden facilitarnos las herramientas útiles para superar particulares momentos de nuestra vida, proporcionándonos la ruta y el objetivo a alcanzar.
Vivimos en ciclos según nos explica la V Ley Hermética, una de las Siete Leyes de la Sabiduría, que podéis encontrar en mi Web personal link Cuando cito los ciclos, estoy pensando especialmente en aquellos que los ‘planetas de los cambios’ promueven en nuestra vida. En artículos anteriores escribí ampliamente sobre los planetas exteriores, o sea Júpiter, Saturno, Urano Neptuno y Plutón y sobre cómo sus ciclos influyen en nuestras vidas. Howard Sasportas, psicólogo y astrólogo norteamericano, los llamó Dioses del Cambio. Esas enseñanzas sirvieron, y sirven todavía hasta hoy, de base para mis observaciones, pues me identifico mucho con el abordaje basado en los arquetipos junguianos.
¡Los nativos de Acuario, que han amargado el tránsito de Neptuno por su signo en los últimos doce años han tenido una amplia experiencia de la manifestación insidiosa de este planeta transpersonal! ¡Varios clientes e incluso familiares míos han pasado muy malos ratos, especialmente en lo referente a la salud, cuando Neptuno alcanzó su Sol natal en Acuario! Si el Sol representa el Yo (separado del otro), ¡el tránsito de Neptuno sobre nuestro Sol natal nos obliga a perder esa noción, para pensar en ‘nosotros’! Acontecimientos externos, ajenos a nuestra voluntad, desencadenan la noción de pérdida de identidad y no raramente esto ocurre a través de una dolencia grave, un desmayo, una ‘casi muerte’, una desilusión, una decepción o una pérdida. Actualmente, y lo mismo que yo, muchos nativos de piscis se están preguntando: ¿qué va a pasar cuando Neptuno alcance mi Sol natal?
¡Tranquilos, los efectos no serán los mismos! Neptuno tiene domicilio en Piscis y por tanto no habrá una ‘onda de choque’ pues ciertamente será bastante más fácil que un nativo de Piscis acepte la disolución del Yo promovida por Neptuno, que lo que ocurrió con los de Acuario en los últimos doce años, o con los rígidos nativos de Capricornio en los doce años anteriores. Siendo esos signos de naturaleza diferente a la del planeta, es natural que el choque sea más fuerte. En muchos casos, cuando Neptuno transita en aspecto tenso con nuestro Sol (cuadratura, conjunción u oposición) el efecto puede ser más psicológico que físico. Neptuno socava nuestra confianza en nosotros mismos, anula nuestras defensas, puede hacernos sentir deprimidos, confusos y despistados, ¡y nos deja a merced de los demás, de forma a eliminar todo nuestro orgullo! El Yo ya no existe cuando Neptuno transita sobre nuestro Sol, y nos sentimos tan confusos que llegamos a no saber hacia qué lado ir, hacia dónde dirigir nuestros actos, pudiendo perder de vista nuestros objetivos.
Físicamente, ese tránsito nos deja postrados y desanimados, pero ningún diagnóstico nos dirá claramente lo que tenemos: las dolencias de Neptuno son raramente diagnosticables. Puede que tengamos dificultades en la concentración, e incluso que necesitemos gafas; ya no somos capaces de ver tan claramente. ¡En la neblina, caminamos en la neblina!
Para hacer un uso concreto de la experiencia que vivenciamos bajo ese tránsito, debemos conocer la naturaleza de Neptuno y reconocer que ‘algo necesita morir para ser reconstruido nuevamente’, algo necesita ser disuelto y reconstruido en una base menos egoísta. Tal como sus compañeros Urano y Plutón, Neptuno también destruye, pero lo hace de forma más sutil, casi imperceptible. Aunque no siempre reconocemos de pronto su fuerza, a no ser cuando somos literalmente engullidos por un tsunami. ¿Qué podemos hacer? ¡No hay que perder la fe!
La desesperanza que acompaña los aspectos tensos de Neptuno puede llevar a la depresión e incluso al suicidio. Si la vida se desmorona ante nuestros ojos ¿a quién recurrir? Si perdemos el empleo, a una persona amada, o una situación duramente conquistada, ¿a quién recurrir?
Apreciados lectores, dentro de nosotros reside nuestra fuerza, es donde buscaremos la fe que nos ayudará a superar este momento. Si reconocemos que necesitamos disolver el Yo para unirnos al Todo, entonces renaceremos con una sensación de plenitud interior ¡que nos hará invencibles! Solo así estaremos realmente incorporando la experiencia deseada por Neptuno y retornaremos al estado de gracia que teníamos antes de encarnarnos. Uniéndonos al Todo nos uniremos a los demás, sentiremos el dolor ajeno y podremos involucrarnos en el voluntariado o en otras tareas destinadas a personas menos afortunadas que nosotros. Aquel que pase por ese tránsito y resurja con ese sentimiento, ciertamente habrá dado un gran salto hacia su evolución espiritual.
Y ¿no es la solidaridad lo que hace falta en el mundo? Entonces ¿vamos a practicarla?
¡Bienvenido, Neptuno!
¡Visitando mi Website personal podéis informaros sobre las consultas que continúan con precios de promoción hasta después de los Carnavales, cuando estaré de vuelta de Niterói!
¡Deseo a todos mis lectores una semana llena de Luz y de Armonía!
São Paulo, 31 enero de 2012