MEDIUMNIDAD & AMOR
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 03/09/2015 10:28:04
por Maísa Intelisano - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La mejor técnica es el Amor
El Amor es la energía que mantiene el universo y todo lo que en él existe. Sin el amor del Creador nada existiría, nada se sustentaría, no habría transformación. Sin el amor incondicional de Dios por nosotros, nada seríamos y nada podríamos realizar.
Es en la fuerza del Amor, el Amor-Dios, el Amor que Es, el Amor que existe sin haber sido creado, donde todos nos movemos, donde todos existimos, vivimos, pensamos y sentimos. Todo lo que experimentamos es el Amor Mayor actuando en nosotros, por nosotros y para nosotros. Sólo por el Amor podemos realizar con Dios, podemos actuar en el mundo de Dios, en su Creación.
El médium es también obra y, al mismo tiempo, herramienta de Dios, pues por medio de él Dios se revela un poco más a la conciencia humana, tan presa a la ilusión que la rodea en este mundo material. En el médium tiene Dios un camino más hacia el corazón humano. Y a través del médium, podemos todos comprender un poco mejor el Dios que vive en nosotros sin que lo veamos, el Dios que nos ama tanto que nos dio también la mediumnidad para que pudiésemos profundizar en sus misterios.
Todo médium debe tener conciencia de que es también un poco médium de Dios, de la Vida, del Amor que Es y todo lo permea. Todo médium necesita saberse efecto de Dios, de la voluntad divina, de la sabiduría infinita, para comprender que su misión en la mediumnidad no es otra cosa que expresar ese Amor que a todos envuelve, nutre, sostiene y transforma, siendo inmutable y constante en sí mismo.
Para ser fiel a su misión, por tanto, debe el médium vivir inmerso en amor. Amor por Dios, por la Creación, por las criaturas y por sí mismo. Amor que se revela en respeto, en virtud, en fraternidad. Amor que se apoya también en estudio, en conocimiento, en razón. Amor que se equilibra, serenamente, entre el éxtasis de la fe y la concepción del intelecto.
Sin este Amor la mediumnidad se vuelve estéril y fría, pues nada inspira a la vida a no ser arrogancia y desencanto. Sin este amor que alimenta la razón y en ella se apoya, el médium nada percibe de sí mismo y de su tarea. Nada sabe de los propósitos de su misión y nada intuye de la verdadera Vida, la Vida que representa.
Y sin conocimiento, la mediumnidad se vuelve ciega, irresponsable y fanática, y nada acrecienta a la humanidad no siendo miedo, ignorancia y superstición. Sin el conocimiento que ilumina el corazón, el médium poco comprende de sí y de Dios, pues actúa a ciegas, sin poder comprender los fenómenos que lo afectan y no puede controlar.
Incumbe al médium, por tanto, ser instrumento preciso y fiel del amor de Dios por los hombres, estudiando siempre, aprendiendo cada vez más, para hacerse más y más amoroso en su mediumnidad. Incumbe al médium sintetizar, en sí mismo, amor y conocimiento, llevando no solamente técnica a su trabajo, sino además sabiduría, equilibrio, discernimiento, serenidad, para que, en el ejercicio de su mediumnidad se refleje solamente la mejor técnica, la esencia de todo: el Amor.