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Mis primeros pasos en la mediumnidad

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 22/02/2008 14:03:00


por Wilson Francisco - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

Desde hace tiempo en mi vida he procurado buscar a todo su utilidad. Durante muchos años he estado en el Espiritismo solamente dando charlas; esto desde el año de 1969 hasta más o menos 1975. Hablaba de la mediumnidad, pero nada sentía, mi sensibilidad se hallaba en crudo, como se dice. Helena Molnar, una amiga, fue la que facilitó mi desarrollo mediúmnico. Médium vidente, consciente, inteligente y con una sintonía fina en relación a la espiritualidad, ella ha sido mi iniciadora, con tamaña paciencia que hasta hoy me deslumbra recordar cuánto trabajo he podido darle.

Yo siempre oía decir a la gente: Wilson, tú tienes que trabajar. Por cierto, esa letanía es voz corriente en los Centros Espíritas. Quién no lo ha oído decir a dirigentes, médiums, etc.
Vale, pero ¿qué es lo que tengo que hacer para trabajar?
Yo leía todo acerca de Espiritismo, hablaba, escribía para periódicos, pero a la hora de la sesión, ¿dónde está la sintonía? Yo permanecía allí, compenetrado, con los mejores pensamientos, observando todo y a todos, y nada…
Helena, a mi lado, decía, en las sesiones: Mira, Wilson, el Espíritu está ahí a tu lado, sintonizándote.
Yo nada sentía. Entonces, con la libertad y el cariño que ella me daba, decidí abrir el juego. Pongámonos de acuerdo para lo siguiente: Cuando el Espíritu esté aquí a mi lado, pasándome un mensaje para que lo escriba o lo diga, si tú, Helena, que oyes y ves, me dices sobre qué asunto él está transmitiendo, lo puedes facilitar.
Ella así lo hizo. Y para mi espanto y alegría, lo que ella decía coincidía perfectamente con las ideas que brotaban en mi mente, mientras permanecía allí concentrado.
Lo confieso, fue un acontecimiento en mi vida ese descubrimiento. Adquirí confianza y continué con el proceso. Ella me orientó: entonces, si tú percibes que tiene que ver lo que yo te estoy diciendo con lo que tú estás sintiendo, no falta más que ponerte a hablar o a escribir…

¿Todo resuelto para mí? No. Surge otro problema. Si yo simplemente hablo, puede ser animismo. No sé a cuántas anda hoy, pero en aquella época, se mezclaba mucho el animismo con la mixtificación. Y de ahí vino esa tremenda duda a mi mente. Hicimos unas pesquisas, indagamos de algunos Espíritus Superiores que se comunicaban allí y llegamos a la conclusión de que en ese proceso no entraba la mixtificación. Quedaba claro que al comienzo de la mediumnidad se produce ciertamente alguna mezcla, entre lo que es del médium y lo que es del Espíritu. Con el tiempo, uno y otro ocupan su debido lugar. La persona va sintiéndose segura, se relaja mejor y tiene más comprensión sobre el proceso, con lo cual acaba dejando un mayor espacio al Espíritu comunicante, que encuentra facilitada su espinosa misión.

Es bueno que sepas que, de la misma manera que nosotros del lado de acá tenemos esas dudas, el Espíritu también, porque por lo regular el Espíritu que actúa sobre el médium en un proceso de desarrollo mediúmnico no siempre es un Espíritu de gran desenvoltura. Es casi siempre un Espíritu bueno, claro, pero de condición mediana, pues el propio médium podría tener dificultades todavía mayores si el Espíritu presentase una situación energética muy refinada, demasiado diferenciada de la suya. Siendo así, los Mentores facilitan la vida a los iniciantes, colocando Amigos y Espíritus todavía un poco “terrenos” mentalmente. Lo explico: cuanto más el Espíritu se desprende de la vida terrena, más y más “pensará” espiritualmente. Mientras que un Espíritu que aún se “sienta” a medias “terreno” emite energías casi idénticas a las de los que vivimos en el cuerpo físico.

Pues bien, así fue mi iniciación. Decidí hablar y escribir, asumiendo todos los riesgos. Lógicamente con el apoyo de Helena y de las personas que integraban el grupo, que han tenido mucha paciencia conmigo, gracias a Dios. Hoy, recuerdo aquellos tiempos con inmensa gratitud a todos, Espíritus y amigos que compartieron conmigo ese tiempo de aprendizaje.

A propósito de asumir riesgos, debo mencionar aquí una experiencia interesante, uno de los primeros toques que la Espiritualidad me dio para que me transformase de teórico en practicante de Espiritismo.
Mi primer artículo fue escrito en 1972, titulado “Ante la Vida”, publicado en el “Correio Fraterno”, que ahora cumple 40 años de existencia. Siento por el “Correio” y por todos sus integrantes, en particular Raimundo Espelho, una gratitud inmensa. Pues bien, ese artículo lo escribí mientras miraba la televisión en la sala de mi casa. Vino todo así como ya listo. Las ideas iban surgiendo y yo iba escribiendo, mientras lanzaba una ojeada al programa de la tele. Al otro día, lo pasé a limpio, lo mecanografié y lo envié al periódico, solicitando, si posible, la publicación. Fue publicado. Otros más fueron surgiendo, algunos yo los elaboraba utilizando textos de libros. Venía la idea, yo “sabía” que el asunto estaba en tal libro, iba al estante, tomaba el libro y lo abría, en la página debida, con el texto allí a punto, como llamándome para que lo copiase. En pocos minutos, todo listo.

Entonces, empecé a desconfiar. Caramba, si escribo mirando la tele, si abro el libro y el texto está allí, esperando por mí… Entonces, no soy yo el autor. Alguien escribe a través de mi mano y mente. Fui nuevamente a pedir socorro a Helena. Y a través de su mediumnidad, un Espíritu, que se decía muy amigo mío, afirmó: Escribe, Wilson, y ponle tu firma, sí, asume la responsabilidad de lo que escribas, practica todo lo que esté en el artículo, ese es tu camino. Como popularmente se dice, metí la vihuela en el morral y salí por el mundo escribiendo, hablando y practicando Espiritismo.

Por eso me gusta leer y oír a todos los internautas que me escriben, planteando sus dudas. He pasado por eso y encontré personas que me han apoyado, escuchado, y permitido realizar esa tarea.
Y para que quede bien clara esa cuestión de escribir y practicar, quiero decir lo siguiente:
¿Recuerdas el tal artículo “Ante la Vida”, aquel que hice mirando la tele? Pues bien, dos años más tarde, haciendo una revisión en todo lo que había escrito, encontré el artículo. Lo leí con calma nuevamente y llevé un susto. En la época en que lo escribí yo pasaba por serias dificultades en la vida y el artículo era una respuesta directa y clara a mis dudas.
Si en aquel tiempo yo hubiese seguido lo que había escrito, me hubiese ahorrado muchos obstáculos.En verdad, alguien del Mundo Espiritual, aquella noche frente a la TV, me había dicho palabras de consuelo y orientación. Y, pasmaos, yo solamente “oí” el mensaje y comprendí la orientación dos años más tarde. Es así, a veces en nuestra vida, el Universo nos revela caminos, las personas nos dan el derecho a tomar decisiones, las oportunidades danzan ante nosotros y continuamos ajenos y alienados… Sólo más tarde y a veces mucho más tarde, conseguimos la conexión, atrayendo a nuestro corazón y pensamiento los éxitos y la comprensión de las cosas.


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