Nacemos para la Felicidad
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 09/06/2012 08:46:13
por Maria Cristina Tanajura - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Todos tenemos un gran anhelo: ¡ser felices! Es un derecho inherente a nuestra naturaleza y cada cual busca la felicidad del modo que le parece correcto. Unos desean ser ricos para poder vivir rodeados de comodidad material, comprando todo cuanto ambicionan. Otros buscan el poder, que puede conferirles la sensación de que son más valiosos y mejores que la mayoría de las personas. Unos se operan para ser estéticamente más aceptables a sus propios ojos y a los ojos de los demás. Y así caminamos… En el fondo, todos con la misma meta – la conquista de la tan soñada felicidad.
Los más sabios nos han dicho, desde los tiempos más antiguos, Jesús inclusive, que las ilusiones son efímeras y no nos convierten en seres felices. Nos proporcionan alegrías cortas y fugaces, que pronto se van, con el paso del tiempo.
Llego a la conclusión, con la vivencia de mis propias experiencias, que ser feliz no es vivir en las fiestas, tener todo lo que se sueña, ser hermosa y deseada, sino tener paz de espíritu, que se consigue escuchando a la propia conciencia y cumpliendo lo mejor posible lo que ella indica. A menudo el camino a recorrer para llevarlo a cabo se hace difícil, lleno de tormentas, y exige mucha fuerza, paciencia, foco puesto en el resultado. Sin embargo, pese a todo lo que nos suceda y de cuantas dificultades hayamos de vencer, tendremos, ya durante el recorrido y más aún al final de todo lo que emprendamos, la felicidad verdadera en el corazón, que nada, ni nadie, jamás podrán robarnos. ¡No dependerá de la aprobación de quien quiera que fuese, pues nuestro Espíritu estará aplaudiéndonos y nosotros estaremos en paz!
Queridos amigos, podéis creer que lo que os estoy diciendo no lo he leído en cualquier libro, aunque ya muchos lo hayan dicho, en los más diversos idiomas, durante la larga historia de nuestra humanidad. ¡Es una verdad de mi alma errante, que, por fin, aprendió que cumplir el propio deber ante la Vida es el único camino que conduce al triunfo! Doy testimonio de ello basándome en mi vida, y no penséis que esto lo sé desde siempre, o que no me he equivocado y caído mucho… ¡Sí, esto sucedió! Pero hoy he aprendido y espero que Dios me dé fuerza para continuar recorriendo el sendero que es mío, a pesar de los pesares y con independencia de las dificultades que deba enfrentar.
Teniendo paz, instalaremos la paz en el mundo. Cada cual haciendo su parte – trabajando en sí mismo con empeño y esperanza. Estaremos sembrando una cosecha feliz, seremos felices al caminar, aunque vayamos fatigados o incluso momentáneamente tristes.
Toda pasa y un nuevo día nace cada ciclo de 24 horas.
La conciencia en paz nos acompañará donde vayamos y especialmente cuando llegue nuestra hora de partir para otra dimensión.
Quien trabaja en su propia huerta, aunque esté fatigado, sonríe con el corazón repleto de Amor y gratitud por la Vida que pulsa a su alrededor y en sí mismo. Así, ser feliz exige esfuerzo, meditación, silencio, constante unión con lo Divino en nosotros y en torno a nosotros.
Vamos, amigo que me lees, caminando hacia la felicidad real, abandonando los espejismos mentirosos que nos invitan falsamente, en este mundo materialista, lleno de trampas. Si caemos en ellas, hemos de levantarnos y seguir adelante. Jesús nos enseñó, diciendo que tenemos que vivir en el mundo material, sin ser de él.
Somos espíritus, momentáneamente viviendo una experiencia terrena, pero no pertenecemos a este plano. Prioricemos nuestra conciencia, nuestros sentimientos afectivos, la belleza, la pureza, el perdón, ¡y, sobre todo, busquemos tiempo para escucharnos! Nuestra orientación llega en aquellos momentos más silenciosos…
¡Ser feliz es sencillo y cada uno, tan solo cada uno, sabe cómo alcanzar la felicidad, cuyo plano lleva dentro de sí mismo!