No hay regla que garantice la felicidad
por Bel Cesar em STUM WORLDAtualizado em 26/01/2009 15:23:34
Traducción de Teresa - [email protected]
Al asistir a la película sobre la vida del ex presidente americano Harry Truman, estuve atenta a las palabras que habría dicho en su último discurso, tras ocho años de mandato: “Si hacemos todo correctamente, tendremos un mundo maravilloso”. Esa idea de dar lo mejor de nosotros y así poder ser felices posee algunas trampas que nos hacen equivocarnos repetidamente.
Quién no se ha descubierto preguntándose: “¡Hice todo con mis mejores intenciones, con mucho cuidado para no equivocarme, y, al final, parece que lo hice todo mal!”
Nos equivocamos porque nos desconectamos del mundo real. En busca de ser ideales, perfectos y maravillosos, imaginamos que todo depende tan solo de nosotros, de que hagamos lo acertado. ¡Así, dejamos de lidiar con las demandas de la realidad inmediata, que nos muestran que hay más vidas aparte de la nuestra propia!
Lama Gangchen Rinpoche nos estimula a trabajar con el objetivo de ser personas en constante evolución, aunque siempre conectadas con los límites de la realidad. Esto no quiere decir que debamos sentirnos sujetos a ellos, sino que podemos lidiar con ellos de un modo más gentil y flexible. En otras palabras: superar la rigidez frente a las expectativas de cómo han de ser las cosas y nosotros mismos.
Cuando queremos controlar el ambiente para que todo salga bien, nos volvemos rígidos, pues pasamos a percibir solo nuestro punto de vista. Como resultado, nos hacemos tan posesivos en relación a nuestra idea de cómo deberían ser las cosas, que fácilmente nos ponemos agresivos frente a cualquier contrariedad. Nuestra irritación aumenta cuando vemos que se están desatendiendo las reglas.
Rinpoche nos ayuda a recuperar una mente más flexible cuando nos dice: “Las reglas son como un sombrero de cuero mojado. En el momento en que lo colocamos en la cabeza parece suave y cómodo, pero según va pasando el tiempo y el cuero se va secando, el sombrero se va encogiendo, apretando nuestra cabeza, que cada vez pasa a doler más. ¡Tenemos que aprender más sobre como acatar las reglas sin permitir que ellas nos aprisionen!”
No es que Rinpoche quiera inducirnos al anarquismo. Tan solo nos ayuda a reconocer que el sistema en que vivimos nos hace fácilmente ser personas rígidas y controladoras: actitudes que no nos ayudan a lidiar con la naturaleza caótica de nuestros tiempos.
El budismo nos lleva a cultivar un estado de apertura, es decir, de confianza en saber estar y esperar, lo cual nos dará la visión de lo que necesitamos saber y todavía no sabemos… es como tener una mente enfocada, pero no perdida en el enfoque.
¿Cómo desistir de la tentativa de asegurarse de algo? Chögyam Trungpa responde a un discípulo que le pregunta cómo hacerlo: “Deseas tanto estar seguro, que la idea de no asegurarte se ha convertido en un juego, un gran chiste, y en un modo de asegurarte. Estás preocupado con observarte, y observarte observándote, y observarte observando el acto de observarte. Y así sucesivamente, no tiene final. Es un fenómeno bastante común.
Lo que se hace realmente imprescindible es cesar por completo de preocuparnos, es dejar a un lado toda esta historia… es necesario rehusar enteramente la idea de seguridad y ver la ironía de nuestras tentativas para asegurarnos, la ironía de nuestra estructura superpuesta de autoprotecciones. Tenemos que abandonar el observador del observador del observador. Y, para hacerlo, hemos de dejar a un lado el primer observador, la propia intención de protección.” De esta manera, los Lamas tibetanos están alertándonos para que no basemos nuestra confianza en algo, sino en el propio estado de confianza.
Soltarnos y relajarnos en nuestro estado natural de auto-confianza es sin duda un desafío para quienes entendemos, desde pequeños, que debemos seguir reglas que nos orientan acerca de cómo debemos proceder para ser felices y que las cosas salgan bien. Por otra parte, lo que nos están recordando los Lamas es que la solución para ello está muy cerca de nosotros, ya no es preciso temer la equivocación o el error, es decir, nos forzamos para ser lo que aún no somos. Una vez hayamos comprendido esto, podemos empezar por reconocer lo que sucede cuando estamos relajados y abiertos y nos decimos “OK, todo está bien”.