¡No me gusta la Navidad!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 23/12/2013 15:51:45
por Maria Silvia Orlovas
Traducción de Teresa - [email protected]
Chicos, en el momento de oír esto hasta me dolió el corazón, porque a mí me encanta la Navidad. Por todo y por nada. Me gustan los villancicos, el sabor de infancia, los regalos, los adornos, preparar la cena, las comidas, la esperanza. Me encanta el lado profano y el lado espiritual. Y aun no habiendo sido completamente feliz, y habiendo pasado momentos muy tristes, incluso en Navidad, nunca he dejado de envolverme con esas fechas.
Actualmente, confieso que me conecto más con la parte espiritual y la Navidad se ha convertido en momento especial de contemplar al prójimo, de ayudar con más énfasis a los desvalidos. Así, la madurez ha llegado aportando otra perspectiva para las fiestas de fin de año. Entonces, ¿cómo comprender a las personas a quienes sencillamente no les gusta la Navidad?
Pero dejando justamente esa forma desprendida de mi pequeño mundo, para mirar el mundo en torno a mí, decidí hacer un ejercicio aún mayor de empatía, decidí que iba a ponerme en el lugar de otros, sentir lo que esas personas sienten que les causa desazón, dolor ¡e incluso enojo!
La primera emoción que vino fue el resentimiento debido a recuerdos amargos. Percibí que a muchos no les gusta la Navidad porque han sido pobres, porque no recibieron regalos, porque no tenían qué comer. Muy triste todo eso, pero si no andamos mirando hacia delante y no nos perdonamos por lo que ha sido el camino de la vida, haciendo las paces con nuestras experiencias, ¿qué nos resta? Aprendí con los Maestros que podemos elegir no cargar con amarguras o memorias tristes. Aprendí que podemos recrear lo que no ha ido bien. Entonces, ¿por qué no recrear la Navidad?
La segunda emoción, que descubrí que estaba ligada a no gustar la Navidad, tiene que ver con la soledad. Personas que están solas, que se sienten poco amadas, incomprendidas, víctimas de situaciones desgraciadas como traiciones, separaciones, abandono. Normalmente detestan la Navidad porque esta es la fecha de las "familias felices", que aparecen todo el tiempo en los anuncios comerciales de TV. Pero, y el que no tiene una familia feliz, ¿qué hace? ¿Deja de lado a los hijos, no prepara una cena especial porque siente rabia o dolor? ¿O bien se encierra en el cuarto oscuro, estropeando el día o la noche a los de su entorno, en una forma triste de venganza?
Pues sí, amigo lector, yo soy muy humana, y ya he sentido cosas bastante feas que contaminaban mi visión del mundo, pero en esas horas hemos de mirar con mucho cuidado lo que elegimos y cuidar con mucho respeto nuestras actitudes; pues todo tiene su retorno, y una actitud pesada o negativa tuya puede marcar para siempre la mente y el corazón de tu hijo, y pienso que el mundo no necesita sufrimientos perpetuados.
Si te has separado, sea como fuese, en la paz o en la discordia, en Navidad elige ahorrarte pensar en cómo fue tu historia. No es momento para estar recordando las riñas en familia, el disgusto de no tener un padre o una madre atentos.
La vida es así. Uno tiene su Karma, lo cual significa que llegamos a este mundo con la responsabilidad de limpiar nuestras relaciones de otras existencias y evolucionar; y se evoluciona no sólo rezando, sino comprendiendo nuestros dolores, actitudes e invirtiendo mucha luz y amor para ser capaces de cambiar.
Pero, a fin de cuentas, ¿qué es la Navidad, sino una fecha en sintonía con el renacimiento?
Y cualquiera, en cualquier momento, puede desear renacer.
Recuerdo que hace dos años, con mi madre enferma terminal en el hospital, nuestra Navidad se hizo con mucho amor, fui para la cocina y preparé todos los platos que a ella le gustaban; montamos una gran mesa y compartimos solamente los buenos momentos. No levantamos resentimientos ni dolores del pasado, por comprender que de nada sirve realzar esas memorias. La apariencia de mi madre daba pena y sentíamos pena. Todos estábamos sufriendo, y sin embargo elegimos no mirar para eso en aquel momento. ¿De qué serviría enfocarnos en el dolor?
Así, amigo mío, puedo decir que no pasamos por la vida sin sufrir, pero sé que necesitamos atravesar por el dolor con la luz del aprendizaje, que todo lo hace más llevadero. El amor que se expresa como perdón.
Perdónate por tener que vivir lo que estás viviendo y haz las paces, no sólo con la Navidad, que puede ser solamente una fecha más, sino contigo mismo y con tu destino. Y pide a Dios el mayor regalo de todos, que es el coraje para cambiar lo que necesita ser cambiado y la fuerza de la fe para continuar en tu camino de aprendizaje con alegría.
¡Feliz Navidad!
