O apostamos a lo que realmente importa o quedamos locos…
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 08/09/2006 10:08:40
Traducido por Melissa Park - [email protected]
Después de pasar una tarde entera pensando en una amiga muy especial, resolví llamarla por teléfono para ver como ella estaba. Pensé: “a pesar de gustar tanto una de otra y de ser amigas hace más de 20 años, a veces pasamos más de un mes sin hablarnos...”. Y constaté, triste, por un instante, cuanto dejamos que el tiempo nos engulla y perdemos la noción ¡de lo que es realmente importante en esta vida!
Al atender el teléfono, noté que la voz de ella no era de las más animadas. Luego le conté que llamé porque había pensado en ella toda la tarde; a lo que ella me respondió: “¡debes haber sentido mi angustia!”.
Y me contó que su hermano había sufrido una crisis psíquica. ¡Eso mismo! No sólo parece un nombre asustador, ¡como realmente es! ¡Simplemente crisis! Y por el hecho de que él es mi amigo de la infancia, de repente me golpeó fuerte aquella impresión: “caramba, podría haberme pasado a mi...”.
Al final, fuimos criados en la misma calle, jugando los mismos juegos, dividiendo sueños y dudas, deseando - todos juntos - apenas convertirnos en gente grande y ser feliz... Y de repente, estaba escuchando lo que me contaba, que tuvo que internarlo en una clínica para personas con perturbaciones mentales y que, ya de vuelta en la casa, estaba bajo el efecto de medicamentos “faja negra”.
¡Caramba! Imposible no cuestionarme: ¿que fue lo que pasó por la cabeza de él? ¿Cuál fue el desespero que lo llevó a tamaño desequilibrio? Cuales fueron los sentimientos que lo devoraron de manera tan asustadora ¿al punto de hacerlo sucumbir?
Colgué el teléfono, me senté en el piso de la sala y suspiré... Me sentía extrañamente confusa, con la sensación de que entre estar bien y estar arrasadamente mal puede existir en una distancia mucho menor de lo que suponemos. Y más: de que este espacio parece que se está tornando aún más corto por cuenta de este ritmo insano al cual nos estamos sometiendo.
En todo momento parece que el mundo no está susurrando: ¿usted ya consiguió realizarse profesionalmente? ¿Ya consiguió amar y ser amado? ¿Ya conquistó bienes materiales lo mínimo para dejar a su familia en una situación de confort? ¿Ya tuvo sus hijos? ¿Ya alcanzó el cuerpo saludable y bonito que cree que precisa tener?
Y cuando pensamos que todas las preguntas ya nos fueron hechas, sintiéndonos exhaustos, nos echamos en nuestra cama... ¡y más presiones nos asombran! “¿Por que no actué de manera más incisiva? ¿Por que dejé que me pasasen la mano? ¿Por que fui tan tonta e inocente? ¿Por que no conseguí ser más inteligente, ejercer más mi liderazgo, sobresalir más en mi medio social?”.
Y así, forzados, nos dormimos para despertar en la mañana. Teóricamente, deberíamos sentirnos renovados y listos para nuevas batallas después de una noche de sueño. Pero lo que parece que sentimos, día tras día, es una necesidad enorme de un poco más de paz, acogimiento, un regazo, amor, comprensión...
Un descanso, ¡por el amor de Dios! Paren de tantas poses, ¡caras y bocas! Paren de tanto consumismo, ¡de tantas necesidades inventadas! Precisamos dejar de creer que aún no tenemos lo que precisamos. ¡Ya tenemos! ¡Paren de tanta presión para alcanzar lo que, en última instancia, no significa nada!
Estamos en la hora de rever en lo que hemos apostado, percibiendo que la vida está más allá de todo eso... Hemos invertido en los valores errados. Hemos creído verdades que no existen. Hemos buscado cosas... y la vida definitivamente ¡no está hecha de cosas! Las cosas deberían servirnos, pero nosotros somos los que hemos vivido en función del tener, del aparentar, ostentando un cuerpo sin alma, un corazón vacío, ¡terriblemente vacío!
Precisamos urgentemente rescatar la esencia, en perjuicio de lo es la cáscara. Descubrir ¡lo que realmente nos llena! No es un cuestionamiento fácil y la respuesta tal vez demore un poco en completarse. Estoy aquí, también yo, cuestionándome... y deseando que, al revés de entrar en crisis, consigamos simplemente rever que hemos abandonado ¡verdaderamente importante!