¿Para qué sirven los sueños?
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:25
Traducción de Teresa
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Desde los tiempos más remotos la cuestión de los sueños viene intrigando a la humanidad.
Los sueños pueden mirarse como una versión de la realidad en un universo paralelo al nuestro. En ese lugar, un aspecto nuestro que podemos llamar "yo onírico", vive realidades con simbolismos bastante distintos de las experiencias de cuando estamos despiertos.
Cuestiones de nuestras realidades objetivas son comprendidas por nosotros del mismo modo que nuestro yo onírico comprende lo que ocurre en los sueños. Por ejemplo, en un sueño no hay cuestionamiento alguno sobre cosas que sería imposible que ocurrieran en este lado; muchos sueñan que están volando, haciendo el amor en público, hablando con personas ya fallecidas o que ni siquiera conocieron, y en el universo de los sueños todo va sucediendo de ese modo. Cuando despertamos, no pocas veces nos sentimos horrorizados por algunas de las vivencias, y a menudo podemos sentirnos intrigados. Muchas veces cuando dejamos de lado un sueño, el sentimiento que tuvimos de él o incluso las imágenes vuelven a impactarnos a lo largo de los días. ¿Por qué será?
Porque tal como en los sueños, nuestras vidas están repletas de situaciones simbólicas que también forman parte de cuestiones emocionales incrustadas. Las sensaciones residuales que quedan de los sueños y que a veces se perpetúan días y más días, son otras versiones de algunos de los temas que nuestro cerebro está intentando resolver por medio de los sueños. La idea es que en todo tiempo nuestro psiquismo o algo superior a nosotros está esforzándose por salir de situaciones en bucle, para que podamos ver y ser más allá de como nos encontramos en este momento. Por tanto, los sueños nunca pueden ser tomados al pie de la letra porque son producidos en el territorio onírico del cerebro, donde las imágenes aparecen mediante un simbolismo propio, a menudo no comprendido en su integridad. Los desavisados pueden confundir esas vivencias como algo premonitorio, cuando de hecho son representaciones de variables emocionales del psiquismo en una tentativa de auto-resolverse.
Las pesadillas, a su vez, forman parte de situaciones emocionales de difícil solución en estado de vigilia; representan nuestros miedos y deseos ocultos. Las más de las veces las pesadillas, cuando surgen, dejan a las personas asustadas o angustiadas, porque ni ellas mismas son conscientes siquiera de que muchos son miedos oscuros que permanecen escondidos en los sótanos de la consciencia. Cuestiones traumáticas mal resueltas, como abusos de diversos tipos, por ejemplo, pueden secuencialmente ser reveladas en formato de pesadillas durante gran parte de la vida de las víctimas hasta que puedan ser debidamente reprocesadas, contando, cuando sea necesario, con terapias de reprocesado cerebral como EMDR y Brainspotting, que reproducen la fase REM del sueño de modo monitorizado, para que la solución de los conflictos y las perturbaciones pueda producirse de modo eficiente.
Tenemos unos seis ciclos REM por noche y es en ese período de tiempo cuando se producen los sueños.
A causa de creencias personales sobre la validez de los sueños y a veces por la dificultad de recibir informaciones del mundo interior, muchos se especializan sólo en vivir las experiencias de la realidad objetiva suponiendo que no sueñan; es un error, lo que pasa es sólo que no acceden al contenido de los mismos.
Los sueños pueden ser vistos como portales de comunicación, de nosotros para nosotros mismos. No siempre tenemos la habilidad de darnos tiempo para que este espacio ocurra. Con entrenamiento, y si ya al despertarnos ese espacio queda instalado, las informaciones de contacto con las vivencias empiezan a surgir de modo espontáneo, cada vez más preciso y eficiente.
¡Cuanto más despiertos, mejor!