Para recibir amor
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 01/06/2010 14:19:17
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Según la Ley de la Atracción, para recibir amor tenemos que dar amor, hemos de ser amables, pero ¿qué significa ser amable?
Supongo que todos estamos de acuerdo en que ser amable no es solamente ser gentil o educado porque eso forma parte de la educación; ser amable va más allá. Ser amable quiere decir vibrar amor, no solo hacia la persona querida de nuestro corazón, sino además hacia el mundo a nuestro alrededor, y eso no es fácil. Pues muchas veces la vida nos invita a reaccionar con otros sentimientos. Y cualquier acción genera una reacción. Lo cual significa que cuanto más nos dejamos llevar por emociones primitivas como la ira o la agresividad, esto es lo que nos traerá de vuelta la vida.
En algún momento tenemos que romper ese ciclo. En algún momento hemos de tener fuerza para no ceder a nuestros instintos primitivos. Hemos de darnos un tiempo para pensar y ver cómo es mejor proceder.
Actuar de manera instintiva no nos ofrece esa pausa para reflexión. Y después de un grito, una riña, una discusión cualquiera, lo que sobra es arrepentimiento, desazón y a veces incluso culpa.
De esa forma, percibimos que de hecho somos nosotros mismos quienes creamos la realidad en torno a nosotros y ciertamente no es fácil mantenernos en el bien cuando se nos bombardea con actitudes negativas, cotilleos, discordia.
Sin embargo, es en ese momento cuando somos puestos a prueba. Y pese a que el test nos liga a otras personas encarnadas y a desafectos de hermanos desencarnados, siempre tenemos la elección de proceder mejor y cuanto más conscientes seamos de nuestro poder de reacción, mejor actuaremos, ciertamente.
Esta semana, viendo la correría de mi marido viajando sin tiempo para dedicar a otras cosas, decidí facilitarle la vida un poquito llevando su coche a revisión. Claro que no entiendo absolutamente nada de mecánica, pero solo por verlo un poco más tranquilo me pareció que valía la pena.
Llegando a la concesionaria, vi que tendría que enfrentarme a una cola enorme e inmediatamente recordé que había renunciado a hacer una serie de cosas que consideraba importantes para mí en favor de una acción buena. Fue una elección…
Pero confieso que repensé mi actitud amorosa. Y, ciertamente, durante aquellos minutos en que pensaba todo eso, me cambió el semblante, quité la habitual sonrisa de los labios y saludé al guarda de forma bastante objetiva, tratando solamente de saber cuánto tiempo llevaría la revisión.
Cuando él me pidió que esperase, parecía incluso un ataque, porque dentro de mí tenía otros planes, otras ideas, y permanecer allí detenida me parecía una pesadez. Claro que no fui maleducada con la persona y todo este razonamiento que comparto contigo no duró más que cinco minutos, pero cinco minutos es tiempo suficiente para desarmonizar a cualquiera, ¿no es cierto?
Como estoy acostumbrada a observar todo lo que ocurre a mi alrededor, en una perspectiva espiritual y expandida en que todas las acciones son importantes, cuando el señor que me atendía comenzó sin más a hablar sobre la importancia del amor en familia, que el afecto es todo lo que necesitamos en esta vida, que el dinero nada vale si no tenemos amor… Fijé la mirada en él, pues comprendí que en aquel momento Dios estaba hablándome a través de esa persona. Dios estaba hablando de amor…
En ese momento me relajé, dejé que mi mañana transcurriese en el tiempo que debería ser, sin estresarme ni buscar mi derecho a tener una hora marcada con antelación en la empresa. Resumiendo la historia, mi excursión en la concesionaria duró más o menos una hora, mi marido pudo almorzar conmigo antes de viajar y estuvo muy feliz por mi pequeña actitud gentil.
Quizá si en aquel momento en que descubrí que tendría que esperar me hubiese enfadado por dejar de lado una serie de compromisos para estar allí, hubiese estropeado mi día… Dejaría de oír aquel sencillo mensaje sobre el amor en familia, y no tendría esta historia sobre recibir amor para compartirla contigo.
Hemos de estar atentos a nuestras reacciones. Tenemos que observar cómo nos comportamos con las cosas que nos ocurren. La forma en cómo reaccionamos con los hechos y con las personas puede darnos un regalo de amor o quitarnos el buen humor.
Si deseas recibir más amor, piensa en esto.
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