Pero, usted ¿¡¿realmente cree en este amor?!?
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 07/11/2006 08:45:56
Traducido por Melissa Park - [email protected]
Raras son las personas en este mundo, que no han deseado alguna vez, vivir un gran amor. Comúnmente, nos sumergimos en pensamientos profundos y fantaseamos uno de aquellos encuentros que dejan nuestro cuerpo “sin piso”, despierta todos nuestros sentidos y hace aflorar toda nuestra capacidad de sentirnos radiantes, completos, extasiados.
A pesar de eso son pocos, poquísimos diría yo, aquellos que re-al-den-te creen en este amor; aquellos corajosos lo bastante para apostar todas sus fichas a esta posibilidad.
Generalmente, delante de la oportunidad de vivir un encuentro sagrado como este, que en un momento de gracia somos capaces de diseñar en nuestro corazón, retrocedemos, huimos, desconfiamos de que sea posible.
Inventamos un sin-número de impedimentos, vemos una porción de obstáculos, dudamos del otro y hasta de nosotros mismos y cuando nos damos cuenta, perdemos la oportunidad. Pasó... acabó... Y lo peor es que hacemos todo eso inconscientemente, sin percibir la trampa que preparamos para nosotros mismos.
Imprudentemente, abrimos mano a las mejores historias de amor que podríamos vivir, simplemente porque, en el “fondo”, tenemos miedo de cómo todo eso transformaría nuestras vidas. Así, preferimos los amores difíciles, complicados, dolorosos, no correspondidos, que nos sacan el eje y nos roban el equilibrio.
Pero yo sé cuán ávidos estamos de una revolución interna, por un modo contundente de vivir un encuentro en su totalidad, que haga girar todas las energías sagradas de nuestra alma. ¡Yo se!
Por eso, sugiero que comencemos ahora. Primero tomando conciencia de ese amor que ansiamos vivir, con todas sus particularidades, en sus mínimos detalles. Eso mismo: imaginemos ese amor, la intensidad con la que él llega, la profundidad con que él nos habita, la entereza con que él nos arrebata.
Imaginemos el toque de ese amor despertando nuestros poros, el aroma de él invadiendo nuestras entrañas, su sabor. Dejemos que la visión de ese amor nos embriague y que el sonido de su presencia sea música a nuestros oídos y haga fiesta en nuestro corazón.
Por fin, sienta su respiración ansiosa, su pulsación acelerada, su sonrisa pasmada, su felicidad escandalosa. Siéntase amado-amante-amando, por primera vez, como nunca se permitió antes... Y después de desprenderse de su tonta incredulidad, perciba que el Universo es su aliado; entregue a él su deseo, su imaginación de amor y simplemente espere...
No se trata de magia ni de milagro, aunque en la absoluta realidad del amor halla tanto de misterioso. Se trata solamente de su propia fuerza y de la concretización de su genuina voluntad de ser más, de ser mejor, de ser ¡usted-amor!
Y a partir de ahora, como un auténtico merecedor, manténgase atento y alerta, reforzando su deseo en todo instante... y cuando menos lo espere, habrá sido tomado por el Dios del amor y estará ¡embebido de encantamiento y alegría!