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¡¿Polaridades?!

por Luís Vasconcellos em STUM WORLD
Atualizado em 23/09/2009 13:05:26


Traducción de Teresa - [email protected]

Las polaridades son la división básica de la energía primordial en dos facetas de sí misma. Apareció en la naturaleza desde su estructuración y formación, materializándose en miles y miles de “formas complementarias”, tales como macho y hembra, día y noche, activo y pasivo, eléctrico y magnético, simpatía y antipatía, estimulación y sedación, acción y reacción, agresión e inhibición, cazador y caza, coraje y miedo, enfrentamiento y fuga, actividad e inercia, hacia fuera y hacia dentro, interior y exterior, abierto y cerrado, yin y yang, luz y sombra, consciente e inconsciente, yo y los demás, sujeto y objeto, y así en adelante.
¡La quiebra en el par de opuestos! Ese es el dato cultural y civilizador más importante en la diferenciación del hombre frente a los animales: nos tornamos capaces de “conocer el Árbol del Bien y del Mal”, nos tornamos capaces de conocer a nosotros mismos y al mundo que nos rodea, nos tornamos pequeños dioses (y / o demonios), cada cual capaz de crear para sí mismo el mundo en que vive, o de recrear, mediante un acto de percepción y de “interpretación” su propio hábitat, sus formas, sus concepciones, sus fantasías, sus obras, sus realizaciones.
En este acto de naturaleza divina, perdemos la noción de que, lo que vemos, del modo en como lo vemos (del modo al mismo tiempo particular y heredado en como cada cual lo percibe) es fruto de nuestra “interpretación personal (y colectiva)” del dato real percibido. Nuestra percepción es históricamente determinada, resultando de la acumulación de siglos y siglos de contribuciones de naturaleza cultural, racial y familiar. Está educada y entrenada para “interpretar” en formas prescritas lo que somos – así como a los demás, los objetos, situaciones, etc. Estamos sugestionados para creer en una especie de cotilleo muy bien fundamentado respecto de nosotros mismos y del mundo. De una manera inconsciente nos limitamos a repetir lo que se nos enseña y percibimos todo y todos dentro de una óptica que al mismo tiempo se siente como personal y propia, y asimismo colectiva y social. No nos damos cuenta de que estamos y somos unipolares, no nos apercibimos del perjuicio de serlo, nos tornamos ego-centrados, específicos, singulares, con todo el universo de percepción organizado dentro de nuestro punto de vista aparentemente personal y particular. Tenemos así explicaciones convenientes para todo y nos sentimos racionales, lógicos, inteligentes y coherentes mientras actuamos, pensamos y lo interpretamos todo y a todos desde nuestra óptica personal/colectiva. Barremos de nuestra controlada y disciplinada vida la duda, la perplejidad, la aventura frente a lo Desconocido.
Para completar nuestro trance olvidamos continuamente confrontar nuestras dilectas concepciones con la REALIDAD VIVIDA y así, no nos damos cuenta de que el TODO a nuestro alrededor no está por el compromiso de someterse a nuestras muy PARTICULARES necesidades y límites, ni siquiera nos damos cuenta de que los otros, las situaciones, el azar y el destino – y por qué no decir el Universo – no han sido avisados de que deben comportarse como es debido para que no nos sintamos inadaptados, no nos sintamos en conflicto con sus significados y experiencias posibles o imaginables. En cuanto a esto vale la afirmativa:
Si tu teoría o modelo explicativo no es capaz de representar la totalidad de las experiencias y posibilidades de la vida, entonces... ¡a paseo la teoría!
A no ser así, nos esforzamos por estrechar nuestro universo de experiencia, reduciéndolo a cosa menor, más personal, más controlable y manipulable, y sobre todo, procuramos manipular y controlar todo y a todos para contener nuestro miedo y protegernos contra lo Desconocido, lo Amplio, lo Inconsciente. Nos llenamos de rigidez, contraemos nuestros músculos, nos encerramos en el “mundillo familiar” que hemos logrado englobar en este esfuerzo, nos contentamos o nos frustramos con nuestra creación, nos quedamos satisfechos por haber conseguido nuestro intento (reducir lo inconmensurable a algo manipulable) y, por otra parte, lloramos la libertad perdida: ¡la aventura y la magia de la visión primordial!


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luis
Luís Vasconcellos é Psicólogo e atende
em seu consultório em São Paulo.



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