¿Por cuánto tiempo seremos rehenes de nosotros mismos?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 30/11/2009 20:32:14
por Nelson Sganzerla - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Estamos viviendo un tiempo turbulento, lleno de tantas escenas que saltan a nuestros ojos y nos dejan perplejos ante tamaña violencia, ante tamaño descaso, ante tanta barbarie cometida por el ser humano que, confieso, a veces me falta estímulo para elegir un tema para mis artículos.
Todo es tan obvio, todo está ahí estampado en los periódicos, en noticias que por más que queramos no tomar en cuenta, nos causan cierto malestar al pensar que hemos llegado al punto en que estamos. Las fatalidades se producen a cada minuto, he sabido de un padre que se arrojó desde la cubierta de su edificio y, lo peor, se llevó consigo a su hijo.
Sin contar la terrible fatalidad de una madre que olvida a su hija durante horas encerrada dentro de un automóvil delante de su trabajo, fruto de una rutina desmedida que vivimos en las grandes ciudades donde el menor cambio nos hace olvidar bienes preciosos dentro de un automóvil estacionado junto al bordillo de una calle cualquiera.
¿Culpar a esa madre? De manera ninguna, ella ya está condenada a vivir con eso para el resto de su vida, y que Dios le dé fuerzas para soportar semejante cruz.
Pero el hecho es que estamos como rehenes de nosotros mismos, estamos viviendo en un mundo repleto de egos inflados, que nos vuelve egoístas, arrogantes y prepotentes, ego ese que nos coloca en la condición de animales irracionales. Véase el ejemplo de los universitarios que hostilizaron a una muchacha por sus vestidos en pleno siglo XXI.
Somos irracionales en el tráfico, despotricando por un insignificante espacio en el asfalto de las calles y avenidas, en esa lucha sin propósito estamos matando y muriendo por el ego temible que nos aprisiona y nos convierte en rehenes de nuestra propia vida, transgredimos las normas de circulación y nos parece el no va más, no damos preferencia al otro cuando la tiene y nos parece normal, pasamos el semáforo en rojo, porque somos campeones en el ítem de la mala educación.
Compramos cochazos, al fin y al cabo, fuera de ellos somos pequeños e insignificantes, fuera de ellos el otro no nos respeta, fuera de ellos solo somos uno más andando por las calles y no tenemos poder ninguno, una vez más nuestro miserable ego aprisionándonos y convirtiéndonos en rehenes de nosotros mismos.
Chavales de la periferia no se sienten reconocidos llevando unos tenis que no sean de marca, un vaquero que no sea de marca exclusiva, un MP3, una gorra personalizada, una cadenaza de plata al cuello, por el ego son llevados a ese consumo y si no pueden comprar, van a los cruces nobles a robar. Al fin y al cabo, sin eso no son conocidos ni respetados.
Muchachos adinerados se atiborran de drogas químicas en las veladas, con güisqui del bueno y Vodka de primera y se olvidan de besar, de enamorar, para lucir sus cuerpos macizos los unos ante los otros, y las chavalas son dejadas de lado.
Chiquillas lindas y fashion se ensordecen con aquel sonido tecno, soltando bocanadas de humo en las calzadas de las playas y dejando de ser femeninas por la danza robotizada en la trasera de camionetas de lujo. Una vez más el ego aprisionado.
Mientras no nos demos cuenta de que nuestro ego, vivenciado de esta manera, solo hará convertirnos en rehenes de nosotros mismos, estaremos condenados a sufrir esas consecuencias, seremos remitidos a esa vida de desesperación y escándalos. Vida de preocuparnos con lo que pensará el otro acerca de nosotros, si no tenemos una bonita casa, un cochazo igual al del vecino, unos tenis de marca, o si todavía no hemos ido a la Disney.
Vivimos como rehenes de nosotros mismos, pretendiendo aparentar lo que no somos, ante personas que ni siquiera conocemos, hemos olvidado la cordialidad, la buena educación y la gentileza de tratarnos todos igualmente, con independencia de la posición social, que no nos corresponde juzgar, sea por la apariencia o cosa que lo valga. En nombre del ego hay personas que cometen barbaridades, por considerarse dueñas de una verdad impuesta por grupos económicos poderosos.
Somos individuos con características propias, con belleza única. Hemos venido a este planeta para difundir el amor, la bienaventuranza, la concordia entre nosotros; ponemos críos en el mundo para que sean todavía mejores de lo que un día fuimos. Nuestro ego no es más que nuestro mediador entre lo interno y lo externo. Debemos ser flexibles en relación a él para que dejemos de ser rehenes de nosotros mismos.
Piensa en eso.