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¿Por qué afirmaciones positivas no curan?

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 14/10/2014 10:50:25


por Nadya Prem - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

“Ahora bien, no creáis que basta pronunciar algunas palabras para alejar a los malos espíritus; guardaos, sobre todo, de esas fórmulas banales, que se recitan para descargo de conciencia; su eficacia está en la sinceridad del sentimiento que la dicta; está, sobre todo, en la unanimidad de la intención (…)”.
El Libro de los Médiums – Allan Kardec

Se oye hablar mucho actualmente sobre las “afirmaciones positivas”, verbalizadas o no y el poder que éstas tienen para alterar una situación inarmónica, aportando equilibrio y salud.
Las palabras, proferidas o mentalizadas, no tienen demasiado “poder” si no son incorporadas por la esencia interior. Hemos de comprender que todo cambio que anhelemos en nosotros mismos y en nuestra vida, depende de que abandonemos nuestro ego, para acceder a un estado de conciencia capaz de alterar el patrón vibratorio.
Nuestra mente inferior, en ese caso, no puede ayudarnos a convertirnos en algo mejor. Ella nos engaña todo el tiempo. Mientras estés haciendo tu afirmación, sólo tendrás la participación de tu mente egoica. Comprende que no hay ningún camino saludable a través de la mente.

La mente inferior es un camino de sufrimiento, por eso aprendemos mucho con ella por el dolor.
En cada encarnación vivenciamos un personaje y a través de él evolucionamos. Es un teatro, una ilusión capaz de mover el espíritu.
Dicen que la vida es una escuela y yo estoy plenamente de acuerdo. En esa escuela somos puestos ante situaciones diversas, que nos obligan a crear nuevos conceptos, nuevas formas de convivir, saliendo de la racionalización exagerada y de los vicios mentales.
Somos provocados para sacar a flote nuestras peores tendencias para transformarlas y, también, nuestras mejores intenciones y talentos que aún no reconocemos. No hay terapia o técnica capaz de liberarnos de nuestra tarea aquí en la Tierra. Tenemos que aprender con la vida. Estamos presos a ella porque aún nos encontramos presos a nuestro egoísmo y nuestras negatividades.

Yo te pregunto: - ¿Tienes coraje para abandonarlo todo en tu vida y entregarte a una vivencia con la naturaleza, con la oración, con el corazón en favor del prójimo? Esto significa dejar tu trabajo, tu familia, tu casa y tus deseos…

Seamos sinceros con nosotros mismos, esto, al menos para mí, aún no es posible. Entonces no te iludas…
Tú puedes ocultar bajo la alfombra toda la basura, pero ésta seguirá allí y tú aún respirarás aquellas partículas de polvo. Entonces, todo lo que ocurre ante las afirmaciones no es más que ilusión.
Puede parecerte que no, y a mí no me importa si continúas racionalizando y reaccionando de esa forma… Tu vida te enseñará que nada es así tan sencillo. Ese es tu aprendizaje y yo no voy a lograr convencerte de nada. Así, de la misma forma, esas afirmaciones no van a convencer a tu alma, porque ella no está participando en toda esa bobada.

Todo cambio ha de estar presente en la vida diaria, en las situaciones más difíciles, en las adversidades.
La reprogramación mental sólo sirve para traer más ilusión y menos consciencia.
Somos duales y no es posible vivir en el positivismo a tiempo integral.
La solución para esa confusión y “moda” que se ha instalado entre los buscadores, menos avisados, vendrá en tu día a día. Percibirás que las afirmaciones no se corresponden con la realidad que tienes que vivir.
¡No eches toda la basura para debajo de la alfombra! Enfrenta y acoge tu enfermedad, tu enojo, tu ignorancia, tu sufrimiento. Sólo así encontrarás tu verdadero ser, más allá de esa imagen ficticia.

El positivismo ha de venir de dentro para fuera y no de fuera para dentro.
De nada servirá hacer afirmaciones todos los días si no hay un cambio de actitud. Dejar de reaccionar, esa es la cuestión. Actuar con consciencia requiere un estado de presencia en todas las situaciones de la vida.
Sólo cuando estés presente en el aquí y ahora todo podrá cambiar. No reprogrames tu mente, reprograma tu corazón.
Y en el sentir está la clave, el secreto de todo cambio. Aunque para alterar un sentimiento negativo en algo positivo, es preciso vivirlo.
Por eso reencarnamos y reencarnamos cuantas veces fueren necesarias, hasta alcanzar nuestra mayor meta: Amar incondicionalmente, a nosotros mismos y al otro.

Ese asunto me ha hecho recordar una época de mi vida. Yo estaba embarazada y fui con mi marido a hacer un “cursillo” en un hospital de renombre, para aprender a cuidar a un recién nacido. Qué chiste… Allí, con un muñeco, aprendimos a bañar al bebé ficticio. En la vida real, aún hoy echamos nuestras buenas risas, cuando recordamos el primer baño de nuestra hija. ¡Fue traumatizante para los tres!
No es posible aprender una lección únicamente en el pensamiento, en la palabra, en la “idealización”.
Tenemos que salir del mundo de las ideas. Un globo suelto al viento no tiene dirección. ¡Préndete a la Tierra, aterriza!
Vivimos la dualidad, entiéndelo… Ora con el corazón y vive con el cuerpo, con la mente y con el espíritu.

Bien, después hablaremos más sobre nuestro mundo dual.
¡Sé Amor!


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