¡Por qué creo en la reencarnación!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 11/08/2012 11:56:45
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Parto del principio de que es más fácil no creer que creer en la existencia de vidas pasadas, porque creer en la inmortalidad del espíritu exige, en teoría, una buena argumentación, que es lo que intentaremos hacer en este artículo, al elaborar el argumento a través de la propia experiencia.
Pues bien, para mí la creencia en la reencarnación está fundamentada en varios aspectos y hechos que, si se suman, se convierten en una comprobación no “oficialmente” científica de la existencia de vidas pasadas en el currículo de cada individuo inteligente que vive en el planeta Tierra.
Con independencia de la religión, la creencia en la continuidad de la vida después de la muerte del cuerpo físico, acompañó la trayectoria de los pueblos primitivos que afirmaban contactar en sus ceremonias con los espíritus de personas muertas. Esta cultura espiritualista ha estado presente en todos los continentes, incluso en las Américas del Sur, Central y del Norte, representada por las varias culturas indígenas.
Pese a que hoy se trata de un tema polémico, a decir verdad, la creencia en la inmortalidad del espíritu es multimilenaria y ya existía mucho antes de la era cristiana. Por tanto, al rescatar este vínculo de conexión con la aparición, a partir del siglo veinte, de nuevos métodos psicoterápicos de investigación del inconsciente más allá de la vida intrauterina, y con la evolución científica de la medicina relacionada con la aparición de disciplinas en la enseñanza superior, seminarios y congresos que abordan la temática de la vida más allá de la muerte, construiremos nuestra argumentación, que pasa por la experiencia profesional, de ámbito suprasensorial y como trabajador espírita.
Según ya hemos registrado anteriormente, creer en la inmortalidad del alma es complicado porque invade un paradigma construido por intereses que han determinado que el renacimiento del espíritu en otro cuerpo físico no es cierto. Intereses ligados al poder político-religioso que floreció en la Edad Media europea y cuya mentalidad arraigada a la cultura de aquella época se propagó a través de los inmigrantes europeos que colonizaron las tierras del Nuevo Mundo.
Con el debilitamiento de las culturas locales a través del casi exterminio de los indios, se consolidó la cultura de los dominadores, que en su gran mayoría no tenían la creencia en la inmortalidad del espíritu. Tomó forma, a partir de entonces, el paradigma occidental que rechazaba la posibilidad del renacimiento del espíritu, y, subjetivamente, se consideraba la percepción sensorial como referencia de realidad de la vida humana. Se cristalizó, de esa forma, la cultura materialista y su respectivo sentido de realidad limitado a los cinco sentidos.
Pese a ello, no hay nada que dure para siempre, ni conocimiento que sea inmutable. Con la acción del tiempo, esta mentalidad pasa por un período de adaptación a las exigencias de los nuevos conocimientos que se añaden a la trayectoria humana en el planeta Tierra. Período de muchos descubrimientos y experiencias que empiezan a ejercer presión sobre el modelo materialista y su sentido de la realidad.
En esta dirección, mi experiencia es solo una más, entre otras innumerables diseminadas por el mundo. Experiencia que reunió durante tres semanas una secuencia de regresiones espontáneas durante el sueño nocturno, lo cual ha contribuido de forma muy especial a mi proceso de auto-conocimiento.
La experiencia me ha llevado a la certidumbre absoluta de la inmortalidad del espíritu, basada en el seguimiento de cientos de regresiones en las cuales mis pacientes fueron personas corrientes en otras vidas y no celebridades de la historia mundial. Individuos que en su gran mayoría presentaron una impresionante e incuestionable asociación entre pasado y presente en su modelo conductual. Experiencias regresivas que han hecho emerger de la inconsciencia un rico material para ser interpretado y elaborado durante el proceso psicoterápico.
Experiencia compartida con otros compañeros de la faena espírita, a través de reuniones mediúmnicas que congregaban en torno a una mesa a personas respetables que regalaban su tiempo para el ejercicio del amor fraternal por el vínculo de la mediumnidad.
Experiencia asociada al sexto sentido por medio de contactos durante el sueño con seres queridos que pasaron al plano espiritual. Y por medio de la facultad mediúmnica de la intuición y también de la inspiración por el vínculo espiritual.
Experiencias resultantes del conocimiento acumulado y de la praxis, que, si sumadas a otras experiencias por todo el mundo, refuerzan la certeza y la creencia de que nuestra naturaleza interdimensional está intrínsecamente asociada a lo que los espíritas denominan reencarnación.
Por tanto, en esta fase de lento cambio del paradigma occidental en que nos encontramos, lo que era considerado “tabú” pasa a ser percibido a través de una mirada distinta. Una mirada que contempla un nuevo tiempo de transformaciones y de mucha luz para la humanidad.