¿Por qué no conseguimos cambiar?
por Graziella Marraccini em STUM WORLDAtualizado em 11/11/2008 15:57:17
Traducción de Teresa - [email protected]
Cuando empecé a estudiar astrología, hace más de 20 años, una cuestión me martilleaba en la cabeza: si Dios nos dio el libre albedrío, ¿qué nos ofreció para que realmente pudiésemos hacer uso de él? A principio pensé que esa posibilidad nos fuese ofrecida por nuestra razón, por la facultad de raciocinio que nos distingue de los animales. Pero a lo largo de los años me he dado cuenta de que, desgraciadamente, aún tenemos muy poco libre albedrío y que no siempre logramos escapar a las leyes de la naturaleza en que estamos inseridos, por más que nuestro cerebro se esfuerce. Somos seres materiales y siendo así, sometidos a las leyes de la materia. En cuanto seres encarnados, dependemos de las reacciones de nuestro cuerpo físico que no pude escapar completamente a las interacciones moleculares. Por esa razón los astrólogos suelen afirmar que, a medida que envejecemos, expresamos cada vez más las cualidades de nuestro signo Ascendente. Nuestro cuerpo físico tiene necesidades que le pertenecen y que orientan muchas veces nuestras costumbres. Estas costumbres no siempre son fruto de nuestra voluntad. Considero que cuando hacemos nuestras tareas rutinarias sin al menos pensar en lo que estamos haciendo, es nuestro cuerpo físico el que repite el patrón anterior, sin nuestra interferencia. El cuerpo físico tiene un aprendizaje basado en la repetición: yo practico la danza desde la juventud y sé lo importante que es repetir un movimiento, un paso o una secuencia de pasos para que se fijen y puedan ser ejecutados. Lo mismo ocurre cuando aprendemos a conducir. Al comienzo todo nos parece difícil, después, con la repetición, el movimiento se vuelve suave, natural, habitual. Nuestra mente cognitiva puede comprender el movimiento, conocer su naturaleza, pero será el cuerpo el que lo ejecute y lo incorpore. Así, cuando nuevamente sea necesario, el cuerpo lo repetirá, automáticamente.
Hacemos cosas automáticamente todos los días, desde el momento en que nos levantamos de la cama hasta el momento en que nos acostamos por la noche. Actualmente, la medicina nos recomienda procurar cambiar los patrones para mantener nuestra mente en alerta y evitar las dolencias de la vejez, como por ejemplo, el mal de Alzheimer. Cambiando el patrón, procurando ejercitar la mente y el cuerpo con nuevas nociones de aprendizaje, estamos manteniendo nuestro ‘libre albedrío’, al no comportarnos como autómatas.
Hace algunos días charlaba con una amiga acerca de la necesidad de hacer un pequeño régimen alimenticio. ¡He regresado de Italia con algunos kilitos de más! Alguien me había dado hace algún tiempo una receta de sopa de verduras muy sabrosa (ya la he probado) y sentí la necesidad de repetirla para aliviar mi cuerpo de aquella gordura suplementaria. Una semana de régimen (¡no es una dieta muy drástica!) me pondría en forma otra vez. Esa amiga me pidió que describiese el régimen y en cuanto empecé a hablar me dijo: “¡Ah, pero yo no puedo cambiar mi desayuno! ¡Si no tomo leche, pan con mantequilla y jalea todas las mañanas no me encuentro bien!” O sea, ella reconocía que estaba por encima de su peso, que sentía la necesidad de hacer un régimen, pero no lograba siquiera pensar en cambiar una pequeña costumbre matinal aunque no fuese más que durante una semana!
Normalmente, en nuestra vida, nos comportamos de la misma manera ante las dificultades. No conseguimos cambiar nuestras costumbres ¡y repetimos los errores del pasado, incluso sabiendo que no son saludables para nosotros! ¡Debido a nuestras carencias, salimos gastando sin pensar y después nos hundimos en deudas! Por descontrol, nos enveredamos en discusiones con nuestro compañero ¡sin siquiera pararnos a pensar si eso será bueno para la pareja! ¡Aplazamos decisiones importantes por pereza! Dejamos para más tarde decisiones que podrían ayudarnos a cambiar para mejor nuestra vida, a tener más salud, ¡solamente porque nos hemos quedado ‘cristalizados’ en una misma costumbre! Bueno, la lista puede ser bastante extensa ¿no es cierto?
¡La ‘cristalización’ es algo natural de la materia y Saturno es el Dios Cristalizador! Sí, Saturno, ¡siempre él! Saturno está considerado como el equivalente de la Sefiroth Binah del Árbol de la Vida. Corresponde a la Sefiroth nº 3, en el triángulo superior del Árbol. ¡Toda la materialidad de nuestro mundo depende de su acción! Y, como somos materia, quedamos sometidos a su dominio. En la última semana advertí, en los artículos y en el horóscopo, acerca de un aspecto astrológico importante que va a influenciar nuestras vidas hasta marzo de 2009: la oposición entre Saturno e Urano. (Léase más acerca de estos planetas en este Website).
Si Saturno es el cristalizador, Urano es el libertador. ¡Urano nos impele a efectuar cambios y adaptaciones a cada minuto, provoca imprevistos y volteretas que nos obligan a hacer adaptaciones y modificaciones para sobrevivir! ¡Si no hacemos esos cambios acabaremos literalmente reventados! ¡Claro que estos cambios bruscos a que ese aspecto planetario nos somete son muy estresantes y puede que lleguemos al final de nuestro día absolutamente acabados! Un ejemplo: la semana pasada tuve una muestra de esa influencia astral y, creedme, el resultado no fue nada agradable. Por más que me esforzase en dar cuenta de los imprevistos fue difícil llegar al final del día. Mi agenda electrónica parecía absolutamente enloquecida y no respondía de ninguna manera a mis comandos, tras una actualización automática de programa que yo no había impedido. Como no era el efecto de ningún virus (los virus son efectos de Neptuno ¡y yo tengo un estupendo antivirus!) sólo podría ser efecto de esa oposición astral Saturno-Urano que me alcanza directamente, ya que soy nativa de Piscis y Urano transita en Piscis y Saturno en Virgo, ¡o sea, justamente en el eje! Ejercitando la paciencia, manteniendo la cabeza fría y con mucho juego de cintura, logré superar ese agitado momento cósmico. ¡Fue una semana de perros! Al final, me quedé preguntándome qué es lo que yo debería aprender con lo ocurrido: ¿a ser más maleable? ¿A convencerme de que no puedo controlar lo incontrolable, especialmente si ese incontrolable se llama Windows Vista de Microsoft? ¿A comprender que una vez más he de hacer un ejercicio de humildad y someterme modestamente a las leyes cósmicas?
No lo sé. Todavía estoy indagando y no he encontrado las respuestas. Procuro aprender la lección. ¡Es verdad que, la semana pasada parecía que el ‘diablo andaba suelto’! Los medios de comunicación no cesaban de divulgar las imágenes del secuestro de Santo André y las noticias del sube y baja de las bolsas de valores del mundo entero, además de los asesinatos, los muertos en el tráfico y las otras noticias corrientes, casi siempre violentas, ¡y eso causaba ciertamente un gran malestar en el aire!Como astróloga que soy, viciada en hacer analogías astrales, me preguntaba a todas horas qué influencias cósmicas habría por detrás de esos acontecimientos. La astrología nos enseña también que las personas que pertenecen a los signos Fijos tienen más dificultades para cambiar. ¡La palabra Fijo se explica por sí misma! Fijo es aquel que no quiere cambiar. Los signos fijos son Tauro-Tierra, Leo-Fuego, Escorpio-Agua, Acuario-Aire. Cada uno de esos signos tiene dificultades para cambiar, influenciado por su cualidad: por ejemplo, si Tauro necesita seguridad y bienes materiales, sufrirá más con la crisis financiera, y si Acuario tiene dificultades para cambiar conceptos e ideas, ¡no aceptará con facilidad una opinión distinta a la suya! Si Leo se considera infalible en sus iniciativas y no consigue aceptar las contrariedades, Escorpio tendrá dificultades para modificar sus emociones, reaccionando de forma drástica al ser rechazado. Así, las personas que pertenecen a esos signos (o que los tengan en su ascendente) tendrán ciertamente más dificultades para cambiar y adaptarse.
Resumiendo mi análisis de esta semana, me gustaría que todos hiciésemos un esfuerzo para cambiar algo en nuestro comportamiento, en nuestro pensamiento, en nuestra forma de actuar o de reaccionar, aprovechando esa energía cósmica que flota en el aire. Léase también el artículo – Cambia el discurso de tu mente – publicado en 2006 en este Web. (*)
Y podéis seguir escaneando las letras del Genio Cabalístico nº 7, Achaiah, el mismo de la semana pasada. Mirad las letras con atención durante algunos minutos, de derecha a izquierda. Después cerrad los ojos y fijaos en si las letras sagradas han quedado impresas en vuestra mente. A continuación empezad a pedir a las energías cósmicas que os ayuden a hacer efectivos los cambios deseados. ¡Haced esto durante 7 días seguidos! ¡Agradeced a Dios esa oportunidad!
¡Buena semana a todos!