¿Por qué sufrimos? - Parte 4
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:12
Traducción de Teresa - [email protected]
En el artículo anterior hablé sobre las máscaras que creamos para protegernos de los dolores que sentimos ya en los primeros años de vida. En este artículo vamos a reflexionar sobre otros motivos que pueden originar mucho sufrimiento.
- Necesidades emocionales: todos necesitamos afecto, cariño, amor, y más todavía en los primeros años de vida. Cuando de niños no recibimos amor incondicional de nuestros padres, y siendo así no tenemos nuestras necesidades emocionales colmadas, consideramos que no somos merecedores de recibirlo, lo cual puede causar muchos conflictos al llegar a adultos. Podemos sentir un vacío tan grande dentro de nosotros que nada lo pueda llenar, y así vamos buscando en lo externo, en las personas con quienes nos relacionamos, que ese vacío llegue a quedar colmado. Otros buscan llenarlo mediante compulsiones, por compras, comida, drogas, sexo, juego o cualquier actividad que nos haga distraer del dolor que se siente. Es preciso comprender que lo que más necesitamos es nuestro propio amor y aceptación.
Las necesidades emocionales no satisfechas nos hacen envolvernos en relaciones permisivas, enfermizas, implorando migajas de atención y cariño, y sólo aumentan nuestras necesidades emocionales. Es importante averiguar cuáles son estas necesidades y qué alimento emocional puede suplirlas.
Las necesidades emocionales surgen por diversos motivos, pero principalmente cuando somos niños y experimentamos el rechazo, el abandono, o bien abusos físicos, sexuales y/o emocionales, todo lo cual se configura entre los llamados traumas de infancia.
El abandono puede verificarse por padres ausentes o, cuando, incluso estando presentes, faltan las demostraciones de apoyo, cariño, amor. Los niños que padecieron rechazo o abandono por parte de los padres, o por uno de ellos, probablemente sentirán una inmensa necesidad de agradar, de ser aprobados y reconocidos, porque no se sienten dignos de recibir amor y afecto de los demás. Es como si buscasen la aceptación y el amor que no han tenido cuando eran niños, y así pasan a hacer todo por los otros, siempre supervalorando a los demás y desvalorizándose a sí mismos. Es el eterno buenecito, con enorme dificultad para decir "no", haciendo todo por los otros y actuando de modo a agradar a todos porque necesita el reconocimiento constante para sentirse importante, amado, puesto que en el fondo no se acepta, no tiene confianza en sí mismo. Intenta ser agradable y demostrar que su presencia es importante, no por lo que es, sino por lo que considera que quieren que sea, creando cada vez más máscaras con la sola intención de ser aceptado.
Es importante recordar que la sobreprotección también es una forma de abuso emocional: El niño puede desarrollar un sentimiento de inseguridad, al no tener confianza en sus propias habilidades, puesto que los otros siempre lo han hecho todo por él. También tiene gran dificultar para soportar frustraciones.
Hacer por los otros lo que les incumbe hacer a ellos. A menudo asumimos responsabilidades que no son nuestras, y con ello no permitimos que el otro se desarrolle y crea en sí mismo; aparte de que nos sobrecargamos y percibimos que llevamos el mundo a cuestas. A menudo esto sucede por la necesidad de agradar.
Agradar a todos. Con el objetivo, consciente o inconsciente, de ser aceptados y amados, deseamos agradar a todos para que perciban nuestro valor. Pero ¿de qué sirve agradar al otro y desagradar a uno mismo? ¿Cuándo vas a ponerte en primer lugar?
- Síntomas físicos y/o dolencias:
¿Cuál es el mensaje que esa enfermedad puede estar mandando? ¡Esa es la verdadera pregunta! Ella es lo que traerá una mayor comprensión y aprendizaje, y dará sentido a tus síntomas. Pero las personas no siempre están dispuestas a tener una conversación consigo mismas para identificar las posibles causas del sufrimiento; muchas incluso prefieren mantener la constante lamentación, e incluso la alienación, como si no percibiesen cuán limitadas están a vivir sólo eso, ¡sin desarrollo, sin vida! Por ejemplo: decir que están sufriendo por una enfermedad. Sí, la enfermedad es algo que trae sufrimiento y es real, no lo dudo, pero ¿cuál es la causa oculta e inconsciente que te ha hecho ponerte enfermo? ¿Un trabajo que no gusta? ¿Una relación insatisfactoria, destructiva? ¿Un patrón repetitivo de conducta? ¿Dolores reprimidos en la niñez? Siempre debemos buscar las posibles causas de nuestros síntomas físicos.
No, aún no hemos terminado. ¿será cierto que logramos hallar tantos motivos para sentirnos felices como hallamos para lo que nos hace sufrir?