Porque nos sentimos en casa...
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 05/02/2013 14:17:34
Traducción de Teresa - [email protected]
Estaba pensando en cuántas de las cosas que hacemos en el día a día las hacemos de forma automática, sólo por hacerlas… y me sorprendí al constatar que incluso algunas de las cosas que me encanta hacer podían acabar convirtiéndose en rutina y perdiendo toda la gracia… porque la rutina es una repetición que de tan automática, nos saca del presente… del entusiasmo de hacerlo por primera vez…
Y la rutina de las ideas… en las que creemos y que acaban también siendo un mapa que nos prende y hace que no estemos tan abiertos a lo nuevo… que siempre se manifiesta en el presente.
Tenemos opiniones formadas sobre cosas… que en determinado momento fueron las que más le encajaban a quien éramos, pero acabaron por gustarnos tanto aquellas ideas y aquellas percepciones que han pasado a ser una rutina más… sólo una repetición más, que nos impide fluir con el presente.
Cuán difícil es desapegarse de las cosas buenas y que nos dan sensación de seguridad… Aprendimos a querer repetir caminos porque nos sentimos seguros en los caminos conocidos… y cuantos más mapas indicativos de por dónde debemos seguir, más seguros nos sentimos, nos gusta tener todo bajo control sin darnos cuenta de cuánto esos mapas repetidos nos prenden y nos impiden fluir con la vida, que nunca se repite, ni un momento siquiera…
Aprendimos que la seguridad se parece a la repetición y que el riesgo se parece a lo nuevo… y por más que una parte nuestra quiera lo nuevo, el miedo a arriesgar casi siempre nos impide ir más allá de los límites de lo conocido…
Pensando en todo esto, me sentí hastiada de todo lo que hacía… y me entró cierta rebelión por tener que hacer las mismas cosas… sin embargo, una parte muy fuerte en mí se disponía a hacerlas, aun sin tener muchas ganas… y mira que eran cosas que hasta me gusta hacer y que consideraba que tenía que hacer…
Pero gracias al Gran Misterio no fui capaz de hacer nada aquel día… y así fue, un poco como una protesta por parte de mi Alma, como dije que no iba a hacer nada… en que no pudiese dar lo mejor de mí…
Acepté aquel intervalo, firme en esa decisión de no repetir las mismas cosas sólo porque fueron buenas y que por eso acabaron por convertirse en costumbre… y pasé un día muy extraño.
Por la noche, ya acostada para dormir, me sentí completamente desapegada de mi vida hasta entonces… y sentí como si, a partir de ahora, yo tuviese un papel en blanco donde podría crear una vida totalmente nueva… pero no tuve ganas de crear nada… un desapego calmo me llevó a un sueño tranquilo y reparador.
Hasta me extrañó mi desapego hacia todas las cosas… En aquel momento, si nada se repitiese… si todo cambiase… si todo se repitiese… si nada cambiase, estaría bien. De alguna forma, allí me desapegué de tener y de no tener que hacer lo mismo o diferente.
Comprendí que el repetir o el intentar no repetir nos prende de la misma manera… y que la clave es fluir con el presente… en él todo se manifiesta y, cuando estamos allí por entero, las aparentes mismas cosas son siempre nuevas y encantadas… y las nuevas y vividas por primera vez son tan familiares que no implican riesgo alguno, porque nos sentimos en casa…