Prever ¿para qué?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 01/03/2010 13:07:35
por Titi Vidal - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Las previsiones astrológicas como ayuda para la toma de decisiones y en la vivencia de los acontecimientos futuros.
La Astrología es, sin duda, una herramienta de auto-conocimiento. Con nuestro mapa astrológico en manos y su interpretación por un astrólogo, se hace más fácil comprender quienes somos. Esto porque nuestro mapa astrológico es como un manual de instrucciones, que indica cualidades, potenciales, defectos y desafíos. Muestra nuestra esencia, necesidades emocionales y materiales, comportamiento, relaciones, entre otras muchas cosas. El mapa es además una promesa, se señala lo que tendemos a vivir en el futuro. Y cuando ponemos este mapa en movimiento, tenemos nuestra vida y podemos hacer previsiones. Para ello, hay algunas técnicas de previsión astrológica.
Entre ellas, progresiones y tránsitos. Se puede decir que las previsiones son el mapa natal en movimiento. Podemos también entender las previsiones como la manifestación de las promesas existentes en el mapa natal o por lo menos la tendencia que tienen a cumplirse. Esto porque las previsiones deben hacerse siempre teniendo como base o referencia el mapa astrológico natal. Y esta es una información importante, ya que nada ocurre en nuestra vida que no esté prometido en el mapa natal.
Así, por ejemplo, un tránsito de un determinado planeta será diferente de una persona para otra, según las promesas existentes en el mapa radical. Aún así, los significados de los planetas y ellos por progresión será siempre el mismo, variando tan solo el área de acontecimiento en nuestra vida y su intensidad, aparte de la forma en cómo habrá esto de manifestarse.
Vale, antes de entrar en los significados más comunes de los planetas que traen las mayores transformaciones y acontecimientos importantes en nuestra vida, diferenciar las técnicas más conocidas de previsión. Una de ellas es la Revolución Solar.
Se calcula anualmente en el momento en que el sol retorna al lugar exacto donde se encontraba en el momento de nuestro nacimiento. Se hace un mapa para este momento, que congela las energías allí presentes y pone de manifiesto las promesas para aquel nuevo año astrológico que se inicia en aquel momento.
Hay que recordar la importancia de comparar este mapa con el natal, a fin de que se puedan evaluar las tendencias de forma cautelosa, para una previsión más acertada. Otra técnica muy conocida y utilizada son las progresiones.
Las progresiones o direcciones secundarias se calculan a partir del momento del nacimiento de una persona. Es el mapa escrito por extenso y su evolución en el tiempo. Se calculan las posiciones de Sol, Luna, Ascendente y Medio del Cielo en los días siguientes al nacimiento y qué aspectos han formado respectivamente en el tiempo. Como referencia, tenemos que un día equivale a un año.
Así, los aspectos y posiblemente los acontecimientos vivenciados en los días siguientes al del nacimiento marcan las previsiones para los años futuros.
De esta forma, por ejemplo, los 90 (noventa) días que siguen al nacimiento marcan las progresiones para 90 (noventa) años de vida de una persona. Éstas se denominan progresiones secundarias directas. Asimismo existen las prenatales, computadas al contrario. O sea, se verifican los días precedentes al nacimiento, que se proyectaran igualmente a los años futuros de vida de una persona. Las progresiones como un todo, las vemos como la predisposición de una persona para vivenciar estas promesas y acontecimientos.
Sería nuestra preparación para ante la vida, siendo que las directas están relacionadas con la necesidad de acción y las prenatales a nuestras reacciones. Tenemos además los tránsitos, que son los planetas en movimiento en tiempo real.
Es decir, vemos dónde se encuentran los planetas hoy en el cielo y en qué están interfiriéndose en el mapa natal.
A partir de ahí, podemos comprender qué tipo de acontecimientos pueden tocarle vivir a determinada persona. Generalmente la revolución solar se interpreta por sí sola, mientras que las progresiones y los tránsitos son combinados en una previsión. Se tomamos como ejemplo las dos últimas, podemos entenderlo de la siguiente forma:
Si nuestro mapa natal es un barco que parte para un viaje, las progresiones de un año determinado son las condiciones de este barco para encarar esa jornada. En cambio, los tránsitos son las condiciones externas, o sea, el tiempo y las mareas.
Así, las progresiones tienden a marcar cómo estamos en un año y, por consiguiente, qué tipo de acontecimientos tendemos a atraer o a vivenciar. Los tránsitos, a su vez, tienden a marcar hechos y acontecimientos concretos a lo largo del año en cuestión. Así, cuando combinamos progresiones y tránsitos, podemos evaluar tanto hecho y acontecimientos, como nuestra preparación para lidiar con los mismos.
De esta forma, sabiendo lo que se presenta por delante, podemos programarnos de manera a estar atentos a lo que venga de bueno y a oportunidades que podemos aprovechar. De la misma manera, podemos antever situaciones difíciles con tiempo para reunir nuestros recursos para lidiar mejor con ellas. Esto significa que no podemos cambiar el rumbo de los acontecimientos, sino la forma de lidiar con ellos, lo cual ya permite vivirlos mejor. Por ejemplo, un tránsito de Plutón pide transformaciones profundas, una nueva mirada sobre una determinada situación.
Sabiendo esto, podemos adelantarnos y cambiar lo que necesita ser cambiado, sin esperar a que esto se produzca por factores externos, lo cual será sin duda mucho más doloroso. Es como saber que va a llover. Podemos elegir salir con paraguas o no, y por consiguiente, podemos mojarnos o no. Pasa lo mismo cuando hacemos una previsión astrológica. Nos preparamos para lo que se presenta por delante y esto hace que tengamos alguna opción, aunque no sea más que relativa a la forma de vivenciar determinada situación.
