Psicosomática II: El síntoma como expresión del alma
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:57
Traducción de Teresa - [email protected]
Psicosomática II: El síntoma como expresión del alma
El mejor medicamento para el hombre es el hombre.
El más alto grado de la cura es el amor.
Paracelso
Cuando permanecemos parados, estancados, acomodados, a menudo recibimos señales a través de nuestro cuerpo de que es preciso hacer algo. Los síntomas, al igual que las dolencias, generalmente nos traen un mensaje de que es preciso mirar hacia dentro de nosotros mismos y percibir dónde nos hemos detenido, dónde hemos dejado de crecer. Enfermamos cuando nos desviamos de la esencia, de la búsqueda, cuando dejamos esencialmente de intercambiar. Cuando no hay intercambio, se muere. ¿Te has dado cuenta de que cuando dos personas implicadas emocionalmente dejan de intercambiar la relación se enferma o se acaba? Lo mismo nos pasa a nosotros. Cuando hay un síntoma y/o enfermedad es importante preguntarnos dónde hemos parado de evolucionar, de intercambiar. Nuestra sociedad no busca el intercambio, sino el acaparamiento. Cuando no hay intercambio ni evolución, hay estancamiento, enfermedad, muerte. La vida es evolucionar, intercambiar. Observa tu vida y respóndete a ti mismo: ¿En qué aspecto de mi vida ya no hay intercambio? Hay seis instancias humanas que reflejan cómo estamos procediendo frente a la vida, que son:
- físico
- sentimental/emocional
- espiritual
- profesional
- familiar
- social
¿En qué área de tu vida no se ha estado produciendo intercambio y crecimiento? ¿No será que estás dando más atención a un área para huir de otra que se encuentra en conflicto? Por ejemplo, es muy frecuente que una persona trabaje en exceso, saliendo temprano de casa y regresando tarde, a fin de evitar enfrentarse con las dificultades existentes en el ambiente familiar; o incluso sobrecargarse, tener muchos compromisos, evitando pensar y entrar en contacto con los propios sentimientos. Puede asimismo ocurrir que haya un conflicto familiar que se manifiesta en la relación afectiva. O bien un conflicto interno, personal, que se refleja en alguna área. O sea, cuando hay un conflicto, aunque no sea percibido o vivenciado de manera consciente, y lo negamos, ese conflicto puede tener consecuencias en nuestro físico, pues nuestro inconsciente sabe muy bien todo lo que sentimos.
El medio de expresión del cuerpo es el lenguaje simbólico, a pesar de que muchos jamás lleguen a comprender lo que les dice su propio cuerpo. Y los síntomas son expresiones simbólicas que, de forma violenta, violan y denuncian conflictos no resueltos del alma, aunque muchas personas prefieren tomar un comprimido antes que tener que enfrentarse en sus conflictos y profundizar en la búsqueda de sus causas. Eligen pasar a terceros la responsabilidad de la cura, al médico, a los medicamentos, sin darse cuenta de que la capacidad de cura está dentro de sí mismas. Pero cuando un síntoma se manifiesta en el cuerpo, llama la atención y a menudo interrumpe la continuidad del camino que hasta entonces veníamos recorriendo, a veces como señal de advertencia, indicando que hay algo que no está en orden, no hay armonía en alguna área de tu vida, o bien, como reflejo de todo un historial.
El síntoma nos avisa de que estamos enfermos y de que el equilibrio de nuestras fuerzas interiores está comprometido. Y entonces debemos desviar la mirada del síntoma y examinarlo todo con más profundidad, a fin de comprender qué es lo que tal síntoma está indicando. El síntoma nos informa de que está faltando algo. Eso nos lleva a preguntar: ¿Qué es lo que está faltando? O bien ¿voy por el camino correcto?
Como dijo el escritor Peter Altenberg: La enfermedad es el grito de un alma agredida. Al surgir una dolencia, observa los síntomas y piensa dónde tu alma ha sido agredida, y por qué ha permitido que eso ocurriese. Analiza con precisión en qué momento surgió el problema. Intenta recordar tu situación de vida, tus pensamientos, tus sueños, los acontecimientos, las noticias que has recibido, pues todo eso puede haber contribuido a la aparición del síntoma. El punto exacto en el tiempo en que el síntoma se manifiesta puede ofrecernos informaciones importantes. Un síntoma generalmente tiene más significados que uno, y sirve para simbolizar diversos procesos inconscientes. Raramente hay una única causa por la que resulte un síntoma.
A decir verdad, cuando permanecemos parados, nos enfermamos porque hay algo más fuerte, nuestra esencia, el self, nuestro verdadero yo, que nos impulsa hacia el crecimiento, y es cuando el inconsciente empieza a exigir una evolución de la vida. Mientras exista la negación del conflicto, éste buscará una forma de manifestarse con el propósito de que se le enfrente y elabore, dando así lugar a la aparición de los síntomas físicos y psíquicos. Los síntomas son partes de la sombra de nuestra conciencia que se precipitan en forma física. En el síntoma es donde se manifiesta aquello que nos hace falta. O sea, las dolencias y sus síntomas son señales de alarma de nuestra psique avisándonos de que hay algo mucho más profundo pidiendo atención, y a nosotros incumbe comprender el lenguaje de nuestro propio cuerpo. Recuerda: la enfermedad es un acto creativo del alma buscando la vida, o el amor. ¡Piensa en ello!
¡Continuará en el próximo artículo!