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Psicosomática X: La excesiva preocupación por la enfermedad

por Rosemeire Zago em STUM WORLD
Atualizado em 03/12/2011 10:13:33


Traducción de Teresa - [email protected]

Vamos a comprender un poco más lo que ocurre con las personas que están constantemente buscando un diagnóstico, en una peregrinación continua por consultorios médicos, siendo que los exámenes realizados no confirman su preocupación. En esa búsqueda de un diagnóstico o de alguien que confirme sus sospechas, son víctima fácil de charlatanes, creyendo en cada receta milagrosa que prometen.
Cuando hay:

- preocupación por temor a una dolencia grave;
- interpretación a menudo errónea de uno o más síntomas somáticos;
- preocupación persistente, a pesar de que los análisis y la evaluación médica no confirman las sospechas;
- preocupación por la enfermedad temida que se convierte en característica central de la persona.

En estos casos lo denominamos hipocondría, con un sentido algo más amplio que el que se da popularmente a quien toma muchos medicamentos. La hipocondría puede comenzar a cualquier edad, pero surge con más frecuencia en los adultos, tanto en hombres como en mujeres. La preocupación por la salud en los ancianos tiende a ser más realista y difícilmente constituye hipocondría.
Podemos percibir en el hipocondríaco cierta permanente desesperación por descubrir la causa de lo que siente, los síntomas aparecen y desaparecen con irregularidad, pasando de una parte del cuerpo a otra. Para ellos, sus dolores son perfectamente reales, y ocupan la mayor parte de su tiempo, muchas veces llegando a incapacitarlos para su vida normal y sus quehaceres. A menudo se enfadan con los profesionales, o consideran que no les prestan los cuidados médicos adecuados, cuando éstos no encuentran nada que justifique sus síntomas, ya que los análisis no confirman sus sospechas, y son refractarios a la psicoterapia cuando se les encamina hacia tal tratamiento. Cuando esto ocurre, van en busca de otro profesional más capacitado.

Podemos percibir una serie de etapas que se suceden en esa búsqueda que comienza en cada tratamiento:

- Las peticiones del paciente para que le sea aplicado un tratamiento, se enfrentan con la decisión del médico de proceder con exámenes, análisis y medicamentos, procurando evitar admitir una posible causa orgánica;
- Después de cada tentativa, el paciente nota cierto alivio, seguido de un empeoramiento, resultando nuevamente en ninguna alteración de sus síntomas;
- El paciente y el médico se sienten frustrados y el ciclo nuevamente vuelve a empezar, ahora con otro profesional.

Inconscientemente, considera que su sufrimiento físico puede ser una protección contra peligros más amenazadores, y así, percibe que puede ser peligroso curarse, o sea, por más que diga que desea curarse, inconscientemente no lo desea. Esto ocurre porque la mayor parte de los síntomas psicosomáticos proporciona un beneficio, inconsciente, primario, que es el alivio para su angustia o culpa. Para algunas personas, es aceptable tener síntomas físicos, pero no aceptan que puedan tener conflictos emocionales. El sufrimiento físico en los días de hoy aún despierta la posibilidad de ayuda, mientras que el emocional es despreciado o no considerado digno de atención. A menudo recurren a la enfermedad para compensar la falta de amor que sienten. Pueden desear asimismo castigar o inducir a sentirse culpables a personas que a su modo de pensar los han llevado a tener tales síntomas/enfermedades. Todo ese sufrimiento manifestado por los síntomas es como si fuese un castigo, que por lo regular deriva de sentimientos de culpa inconscientes, que, aunque no son percibidos por quien los siente, no por ello dejan de existir.

La mayoría de los hipocondríacos puede haber manifestado fuerte odio contra sus padres y hermanos, sintiendo cierta culpa inconsciente por haber deseado a veces la muerte de alguno de ellos. Como sabemos, el inconsciente es primitivo, e incapaz de distinguir realidad de fantasía, considerando que la culpa solo puede ser aliviada a través de su intenso sufrimiento.

Los síntomas pueden también constituir una forma de afirmación de identidad, pues en general no se sienten seguros en cuanto a su propia valía, presentando baja autoestima. El hecho de que tener a alguien que les escucha y atiende, puede asegurarles que realmente existen y son dignos de merecer atención, lo cual explica su búsqueda constante de cuidados médicos, pues por lo regular son personas con intensa necesidad de atención y cuidados. El rencor por no haber recibido amor, protección, afecto, puede ser transferido a los profesionales cuando éstos no corresponden a sus expectativas, casi siempre frustradas. Sus síntomas pueden representar un lenguaje corporal para expresar su necesidad de cuidados.

Si convives con alguien que presenta estas características, a continuación van algunas orientaciones:

- Escucha: Lo que ellos más necesitan es alguien que los escuche con atención. Lo que más buscan es alguien en quien puedan confiar.

- Toma en serio sus síntomas: No le digas que sus dolores son fantasías o imaginaciones de su cabeza. Procura explicar que la tensión es capaz de causar muchos síntomas.

- Da atención a sus sentimientos: Anímalo a hablar sobre sus miedos y necesidades. Estimúlale a percibir que puede haber conflictos emocionales. Quizá puedas hacerle comprender que el exceso de preocupación por su salud podrá llevarle a descuidar otras áreas importantes en su vida.

- Destaca los aspectos positivos: No supervalores sus síntomas, eso podrá hacerle sentirse más acobardado. Tampoco sugieras más exámenes, ni nuevos medicamentos, pues ellos tienen inclinación a medicarse en exceso y a convertirse en dependientes de los medicamentos.
- Estimúlale: Buscar otros objetivos o algo que dé sentido a su vida puede ayudar a enfrentar y a superar su búsqueda de atención.

Existe, además, la hipocondría inversa, en la cual, en lugar de recurrir a síntomas físicos para expresar sus dificultades emocionales, se sirven de síntomas emocionales para enmascarar un síntoma físico. Lo cual puede convertirse en algo muy peligroso, ya que pueden negar y pasar por alto una enfermedad, hasta que ya no tenga remedio. Difiere de la hipocondría en que cuando se le pregunta cómo se siente, responde con síntomas físicos; la hipocondría inversa responde con sentimientos, aunque tenga un dolor físico.

En fin, el hipocondríaco se preocupa de manera obsesiva por su salud, demostrando a menudo cierta satisfacción en sentirse enfermo; sin embargo, difícilmente aceptan este hecho, pues demuestran reluctancia en librarse de los síntomas físicos debido a los provechos secundarios. Podemos percibir que todo gira en torno a lo físico, no a lo espiritual; el miedo a la muerte es proyectado en el cuerpo, de modo que temen morir por los más diversos síntomas. Y quien tiene miedo a morir, en realidad, tiene mucho miedo a vivir.


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zago
Rosemeire Zago é psicóloga clínica CRP 06/36.933-0, com abordagem junguiana e especialização em Psicossomática. Estudiosa de Alice Miller e Jung, aprofundou-se no ensaio: `A Psicologia do Arquétipo da Criança Interior´ - 1940.
A base de seu trabalho no atendimento individual de adultos é o resgate da autoestima e amor-próprio, com experiência no processo de reencontrar e cuidar da criança que foi vítima de abuso físico, psicológico e/ou sexual, e ainda hoje contamina a vida do adulto com suas dores.
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