¿Qué es la salud?
por Mauro Kwitko em STUM WORLDAtualizado em 06/09/2005 21:38:07
Traducido por Teresa - [email protected]
Un gran avance en el sentido de la real comprensión del ser humano, en sus cuestiones de salud y enfermedad, ha venido con la ampliación del criterio de Salud. Hace poco tiempo se llamaba Salud a la ausencia de síntomas desagradables en el aspecto físico, tales como dolores, limitaciones varias, sensaciones, etc. Más modernamente, se ha ampliado esa definición a la también ausencia de síntomas desagradables a nivel psíquico, como ansiedad, ira, tristeza, etc. Para la Medicina oficial, que sólo atiende al cuerpo físico, lo correcto, el enfoque, es hacer desaparecer, de la manera más rápida posible, los síntomas y señales desagradables del cuerpo del paciente mediante el uso de medicamentos químicos (como los corticosteroides, los antibióticos, los anti-inflamatorios, etc., que tan sólo impiden la manifestación de síntomas y señales), o en situaciones extremas, extirpando la parte afectada.
Para la Medicina Psíquica lo importante es que el paciente se liberte, o mejore de la ansiedad, de la tristeza, de la pena, de la ira, etc., actualmente con el uso frecuente de sustancias químicas.
Ambas maneras de encarar y tratar a los enfermos, dentro de su punto de vista, están correctas, y son utilísimas, cuando no imprescindibles. A pesar de que, en la Medicina física, la mayor parte de las veces, sólo sean acciones paliativas, no se puede negar su eficiencia en urgencias y emergencias, donde reina soberana. No obstante, para curar realmente, en una acción más profunda, no es la apropiada, debido a su enfoque apenas físico.
Para la Psicoterapia Reencarnacionista, el criterio de Salud se amplía enormemente, pues implica compromiso de la personalidad terrena con su Esencia, o sea, nuestra responsabilidad en relación al proyecto encarnatorio evolutivo de nuestro Yo Real. La ausencia de señales o síntomas físicos o psíquicos, o su no percepción, no implica Salud, por los criterios transpersonales. La visión del ser humano trasciende la persona, profundiza en sus aspectos espirituales y en el grado de aprovechamiento de su encarnación, a partir de los objetivos evolucionistas. La visión habitual de salud o de enfermedad extrapola, entonces, cuerpo y psiquismo, y los criterios abordados para el diagnóstico y pronóstico pasan a ser las motivaciones existenciales, la comprensión de la existencia encarnada y de las armadillas. La evaluación se hace dentro de un criterio personalidad terrena X Esencia y su grado de oposición-conflicto X cooperación-armonía.
Es interesante y conveniente para el paciente y para el terapeuta que la cuestión del tipo de enfermedad y la parte del cuerpo en que ésta se instala se aborden en profundidad. La visión oficial no considera el por qué de instalarse la manifestación desagradable en los pulmones, en el hígado, en los riñones, en los ojos, en los oídos, en la garganta, en las articulaciones, etc. ¿Es casualidad? Que aquella persona padezca dificultades, carencias o hipertrofias en un órgano determinado ¿no quiere decir nada? ¿Son siempre y solamente las bacterias y los virus? ¿Qué son las llamadas enfermedades auto-inmunes? ¿Y las enfermedades de causa desconocida? Todo esto, mirado por la óptica del hombre integral (cuerpo-mente-espíritu) tiene una correlación perfecta, hasta el punto de que el terapeuta y el enfermo llegan a la conclusión, después de algún tiempo de abordaje diagnóstico, de que solamente allí podría en realidad instalarse la manifestación patológica. Todo es evidente, desde que pesquisado correctamente, o sea, más allá del cuerpo físico y de la personalidad aparente. Mas, para eso, la Medicina del cuerpo físico necesitará libertarse de sí misma, de sus dogmas, y evolucionar.
Debemos, conversando con el paciente, ver, escuchar, y no tan sólo oír sus quejas físicas, pedir exámenes y darle un nombre a su "enfermedad". Debemos entender por qué presenta una patología en los ojos o en los oídos o en el hígado o en el corazón o en los riñones o en las articulaciones o en las manos o en los pies, entender la repercusión de sus cuestiones mentales y emocionales en su físico. Y entonces comienza el tratamiento. Por ejemplo, es redundante, mas debemos recordarlo, que los ojos sirven para mirar, los oídos para escuchar, la garganta para tragar, etc. A través de la medicina oriental se entiende la relación de los riñones con el miedo, de los pulmones con la tristeza y el abandono, del hígado con la ira, del corazón con el desamor, de la vejiga con la pena, etc. ¿Y para qué sirven las manos si no es para hacer las cosas que se deben hacer, tocar a las personas, enderezarse? ¿Y los brazos, si no sirven como palancas para la defensa de nuestros derechos, de la manifestación de nuestra voluntad? ¿Y las piernas, si no nos llevan para donde queremos ir? ¿Y los pies, si no nos ayudan a sostenernos ante las dificultades de la vida? En la espalda pueden esconderse los dramas ocultos o las cargas y sobrecargas. Las articulaciones endurecidas, ¿qué son, sino el endurecimiento y la rigidez? Los problemas digestivos, como gastritis y úlceras, finalmente comienzan a ser encarados como consecuencia de stress, de un modo de vivir equivocado, de la ansiedad existencial, de la dificultad de enfrentar las vicisitudes de la vida moderna, sin embargo, aunque los médicos ya están sabedores de esto, los tratamientos continúan siendo para el estómago, para el intestino.
¿Y el dueño del estómago y del intestino?
La Psicoterapia Reencarnacionista viene a sugerir una novedad, y es la de que nosotros ya nacemos (encarnamos) con una personalidad formada, que es continuación de la encarnación pasada, y que viene bajo la forma de tendencias para actuar y reaccionar de modo determinado. De ahí la constatación de que algunos reaccionan con ira, otros con tristeza, otros con sumisión, otros con rechazo y abandono, etc. La manera en que cada uno de nosotros reaccionamos afectivamente a los acontecimientos desagradables del período intra-uterino y de la infancia, ya viene en nosotros, es lo que traemos con nosotros y es lo que debemos curar en esta encarnación. Además de la cuestión fundamental del ¿por qué? O sea, ¿por qué esa familia? ¿Por qué ese padre? ¿Por qué esa madre? Y así sucesivamente.Es llegada la hora en que todos nosotros, personas interesadas en nuestros semejantes, abramos nuestros ojos y nuestras percepciones a la realidad que se avecina, que se llama Holismo, es decir, encarar al ser humano como un todo. Holismo quiere decir Todo, o sea, no es algo contra algo, oficial versus alternativo, alternativo versus oficial. Hago un llamamiento a mis colegas médicos, de todas las especialidades, los psicoterapeutas y los terapeutas "alternativos" de todas las líneas, que se unan en torno al objetivo principal de nuestra actividad, que es el enfermo. Podemos antever un tiempo en que el médico no será ya alópata u homeópata, en que ya no se someterá a ningún rótulo paralizante, en que los psicoterapeutas dialoguen entre sí, en que cada cual transmita sus conocimientos y sus nuevos descubrimientos a sus colegas, sin más prejuicios o ironías, en que los enfermos reciban atenciones conjuntas para sus diferentes cuerpos, sus diversos aspectos patológicos, en que equipos traten del cuerpo físico, de las emociones, de los pensamientos, de los aspectos espirituales de los pacientes, en que las clínicas y los hospitales cuenten con el auxilio de los médicos y de los curadores desencarnados, todos nosotros trabajando, lado a lado, hombro a hombro, fraternalmente, amorosamente, en beneficio de aquellos que sufren, de aquellos que son el motivo de nuestro ejercicio profesional de amor y donación. Imagino a los terapeutas del futuro, conocedores de las más variadas formas de tratar a los enfermos y a sus enfermedades, a través de una visión bioenergética e integral, en que cada sufriente reciba lo que necesita en aquel momento, ya sean medicamentos químicos, ya sustancias energéticas, sea un cariño, sea un consejo, sea una cirugía. Podemos imaginar el final de las disputas, de las incredulidades, de las ironías, de las visiones limitantes, entre todos nosotros, los curadores, en beneficio de quienes no tienen nada que ver con eso: los enfermos.
Y entonces, en ese tiempo, podremos decir que nuestro planeta y la humanidad se están curando y será un tiempo de bonanza y prosperidad, en que tendrán fin las disputas y competiciones y se generalizará la fraternidad entre las personas. Se acerca el tiempo en que el Reino de los Cielos bajará a la Tierra, trayendo consigo el Amor.