¿Qué hay por detrás de nuestras expectativas? - Parte III
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:28
Autor Wilson Francisco
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Traducción de Teresa -
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Si has leído mis artículos anteriores, ya habrás reflexionado sobre tus propias expectativas. Pero sigamos. Ya sabemos que éstas están relacionadas con nuestras necesidades emocionales, y que de adultos, pese a esperar que el otro nos dé aquello que no hemos recibido cuando éramos niños, podemos aprender que nosotros mismos podemos suplir cada una de nuestras necesidades emocionales, siempre que sepamos cuáles son. ¿Cuáles son tus necesidades emocionales? Es verdad, no es tan sencillo identificarlas ¡lo sé! Y ¿sabes por qué? Porque hacernos revivir necesidades emocionales que no fueron suplidas en la niñez podría llevarnos a algún dolor que ha quedado reprimido. Y nadie quiere sentir dolor. Pero cuanto más negamos un dolor, más se hará presente.
Ejercicios que pueden ayudarte:
Por detrás de algunas expectativas existe un niño herido. ¿Qué es lo que ha lastimado a tu niño? Piensa un poco sobre esto.
Observa e identifica situaciones en que tienes expectativas. Las más comunes son: recibir atención, elogio, aprobación, cariño, respeto, amor, ser reconocido. Pero ¿cuáles son las tuyas? Intenta asociarlas a necesidades emocionales que no fueron atendidas cuando eras pequeño y que probablemente te causaron dolor, pero que por tu poca edad, ese dolor ha quedado reprimido, dejando una herida.
Explora también tu reacción frente a alguna situación en que había una expectativa, o sea, tú esperabas una reacción que la otra persona no tuvo. Has sentido enojo, culpa, has exigido otra actitud por parte de la persona ¿o bien has negado y reprimido lo que de hecho sentías?
¿Cuáles son las personas de quienes más esperas recibir algo? Si deseas profundizar más, escribe sobre cada una de tus expectativas y cómo te has sentido.
Recuerda, por detrás de cada expectativa hay siempre una necesidad emocional no atendida que ha causado dolor. Cuando somos pequeños no logramos lidiar con nada de esto, pues no tenemos estructura emocional. Pero en la edad adulta podemos aprender que no se puede seguir esperando a que otras personas suplan nuestras necesidades, y que lo más saludable siempre debe ser de dentro hacia fuera, o sea, que nosotros mismos podamos suplirlas. Y nunca lo contrario, como busca la mayoría, como aquel niño que fuimos un día.
Explorar nuestras expectativas no correspondidas puede ayudarnos a identificar las heridas causadas por las necesidades emocionales no suplidas. Requiere atención y percepción de los propios sentimientos. Cuando logramos identificarlas, nos sentimos tristes, decepcionados, pero enseguida surgirá el alivio, una sensación de liberación, ya que la expectativa, al igual que la ilusión, nos hace prisioneros. Y cuando descubrimos que podemos suplir todas nuestras necesidades emocionales con nuestros propios recursos, otorgándonos el debido reconocimiento por todo lo que hacemos, celebrando cada logro, aunque nadie lo perciba, y conseguimos darnos el amor que merecemos, nos sentimos libres. Ya no tendremos la necesidad de esperar a que el otro, quien quiera que fuese, nos dé aquello que nosotros mismos podemos ofrecernos. ¡Haz la prueba! Pero en caso de que sientas dificultad, acude a un psicólogo que te acompañe y te acoja en este proceso.
Accede a los dos artículos anteriores sobre este mismo tema en estos enlaces:
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