¿Qué te hace feliz?
por Thais Accioly em STUM WORLDAtualizado em 27/07/2013 11:36:34
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Qué te hace feliz? Pregunta la canción.
Aquí estoy intentando responder.
¿Estar con amigos? ¿Estar con mi amor? ¿Salud? ¿Un helado en un día caluroso?
¿Vivir cerca del mar? ¿Trabajar en la megalópolis?
Quieres saberlo, creo que mi respuesta no va por ese camino.
Ayer pensé que vivir en un pueblo rural fuese la respuesta.
Vida sencilla. Vida buena.
Pienso de otro modo ahora. La cuestión no es estar en la naturaleza o viviendo en una metrópolis. La cuestión es vivir con alma, donde quiera que se esté.
Dando sentido al existir.
Parece que cuando estamos en medio de la naturaleza, en un pueblo pequeño, esto se hace más fácil, tenemos menos distracciones. La ambición puede estar más perezosa, los lazos de amistad y solidaridad pueden estrecharse. Menos tensión, menos estrés.
¿Será así? Miro para el interior del país y veo aún mucha gente infeliz.
Lo que puede darme felicidad a mí, puede ser infelicidad para ti.
Una vez más la cuestión es interna, subjetiva. Independe de dónde estoy para ser o no feliz.
El cielo y el infierno son internos.
Para ser feliz hace falta lo básico: que te guste tu vida. Sentir que tu vida tiene sentido, que se encaja, sentir amor, mucho amor por tu propia vida y por la de aquellos que se ven por las aceras, por las calles, entre las paredes de tu hogar.
Ponemos muchas expectativas en el empleo de nuestros sueños, en el matrimonio, en hijos, amores, viajes, comidas, ropas, zapatos, creyendo que la felicidad está allí.
No está. Allí viven sueños, pequeñas alegrías, placeres, lo cual no deja de tener un sabor agradable. Pero no es la felicidad. Incluso porque la vida es inconstante. No se puede cristalizar el momento y convertirlo en eterno. El momento pasa. Y lo que hoy te da alegría, mañana podría llegar a ser un tormento de enormes proporciones.
La felicidad va por dentro, corre en las sangres, da frutos interiores. Nadie la ve. No se puede pesar, medir, evaluar.
Mi sentido de la felicidad es seguramente en todo distinto al tuyo. Pero la felicidad deja huellas.
Gente feliz hace bien al ambiente. Trae levedad y esperanza.
Mejora a la humanidad. Mejora el sistema inmunológico personal y colectivo.
La felicidad es un bien individual sólo en parte. Ella sólo se fortalece cuando es colectiva. Cuando la mayoría disfruta de ese estado de espíritu.
Y de ahí que mi felicidad interior contribuye a la construcción de la tuya. Y viceversa.
Cuando el corazón en fin se abre para amar la vida, lo primero que ocurre es que nuestra sensibilidad queda herida, tocada, pidiendo que nos mantengamos despiertos, atentos. Eso nos hace sufrir.
Contemplar el hambre, el abandono, el dolor físico, la muerte, nos hace sufrir. Saber que hoy almorzaré y que en algún lugar del planeta un niño pequeño ha muerto, de sed y de hambre, me quita al apetito.
¿Es posible ser feliz en este mundo, a fin de cuentas?
Sí, este es el primer paso: amar mucho y elegir continuar despierto para la realidad, para seguidamente actuar a favor de este mundo, encarando los sufrimientos para crear más belleza, sin que tus ojos dejen de ver cosas lindas por todas partes.
Y entonces, la vida queda repleta de sentido, engendrando alivio, cultivando lo bello, pudiendo sentirse feliz, respirar a pleno pulmón, ser libre y amable.
En esta historia ¿cómo entran las esencias florales? ¡Será lo que te estés preguntando ahora! Entran ayudándote a recordar quién verdaderamente eres. Ayudando a mantener tu equilibrio en el momento en que la sensibilidad aflora y los miedos, enojos, depresiones, tristezas, vienen a vivir a flor de piel; ellas te fortalecen para que no abandones en medio del proceso, ni lo postergues para más tarde. Te apoyarán para que dejes fluir.
Y cuando el corazón parece cansarse, frustrado de ver y presenciar tanto desamor e insistiendo en querer cerrarse, las esencias florales te invitan a volver al amor, a aceptar y a perdonar. A ser fuerte y líder. A no quedarte como víctima, quejándote de la situación, y sí a tomar en tus manos la responsabilidad que te incumbe y a hacer lo que sabes hacer, marcando la diferencia en este mundo.
La terapia floral, a través de las esencias florales, abre un camino para que tu alma vuelva a ser la voz que te guía en esta vida, inundando tu personalidad de una vitalidad creativa, lúcida, amable, desde el primer momento, para que te sientas de nuevo en armonía con la vida, contemplándola donde otros ya no pueden verla, cultivando interiormente tu jardín secreto y de él compartiendo con los que están a tu alrededor.