Querido Dios, no me dejes olvidar, por favor
por Izabel Telles em STUM WORLDAtualizado em 06/03/2009 15:52:32
Traducción de Teresa - [email protected]
Querido Dios, mi amigo, profesor, maestro, compañero de este inmenso viaje que vengo recorriendo desde hace miles de años.
Por favor mi Padrecito, no me dejes olvidar quien soy.
No permitas que yo me pierda en las relaciones familiares basadas en la vieja energía, donde la posesión, la envidia, el orgullo, los resentimientos y las intrigas minan los campos del corazón y esparcen espinas donde antes había semillas de flores.
No dejes que yo me anestesie por las pasiones de la Tierra, que vendan los ojos y transforman ogros en príncipes. Despierta mis oídos y grita dentro de ellos que la ilusión puede venir vestida en trajes de baile.
Abre mis ojos y si es preciso, frota en ellos algún blanqueador para que yo vea lo mismo que veo con mi intuición y no vuelva a engañarme con la perfumería emocional.
Que yo sienta el olor a podrido de las alcantarillas por donde andamos y que sepa encontrar el canal de escape que lleva a la luz de la superficie otra vez.
Corta mis pies si ellos se empeñasen en caminar con el bando de carneros mansos por la sordera, ciegos por la ignorancia del pequeño poder de la Tierra y arranca de mi corazón cualquier arrogancia y prepotencia.
Borra de mi pizarra mental las cosas equivocadas que he escrito; yo no sabía que eran tan dañinas.
Trae de vuelta a mi alma el canto de los niños indios, la danza de las sacerdotisas, la alegría de los sonajeros rellenos de semillas. Hazme ser inocente otra vez.
Arráncame de este mundo de falsas fantasías. Ya he aprendido que las lentejuelas son de plástico y que no brillan como las estrellas.
Mi Padrecito querido, no me dejes olvidar las cosas que ya he descubierto. No me dejes repetir las escenas que ya representé y en las que no me ha gustado mi actuación.
Sácame de esta producción alucinante y devuélveme el mapa del bosque donde yo pueda encontrar ríos limpios, donde yo no tropiece con envases arrugados de jabón en polvo, con envoltorios vacíos de galletas, donde yo pueda tomar del árbol una fruta que no haya sido envenenada por pesticidas.
Dios mío, no me dejes olvidar quien soy. Despierta mi espíritu, dale voz y ayúdame a encontrar un pedazo de tierra donde yo pueda simplemente descansar en silencio.