Relación presencial o virtual: ¡esa es la cuestión!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 18/04/2011 11:38:15
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Con la aparición de los ordenadores, móviles e Internet como forma de agilizar la comunicación y la información, y de acercar a las personas a través del contacto virtual, el hombre moderno ha ganado y al mismo tiempo ha perdido. Ha ganado en comodidad y calidad tecnológica, pero ha perdido calidad en las relaciones interpersonales del ámbito afectivo. En tiempos de nuestros abuelos, Internet era una palabra desconocida porque la red no existía. Las relaciones humanas se establecían básicamente mediante presencia física. Exigencia indispensable en las relaciones afectivas que implicaban familia, amistad y noviazgo.
En situación de distancia física por motivos de viaje, separación o muerte, el pensamiento y la memoria se convertían en instrumentos de la añoranza de aquel que partía o del que se quedaba. Los recuerdos se guardaban en el pensamiento, en el corazón o en fotografías a base de papel, que con el paso del tiempo iban palideciendo.
Los e-mails o torpedos de hoy eran cartas de papel enviadas por correo al destinatario. Mensajes ceremoniosos que por lo regular comenzaban con “apreciado fulano de tal” o “querida(o) zutana de tal”, cuando había intimidad entre remitente y destinatario.
Muchas relaciones amorosas, incluso matrimonios, sobrevivieron a base de cartas o de eventuales llamadas telefónicas, que eran complicadas en el sentido de conseguir línea para establecer el contacto. Cuando llovía, entonces, éste se hacía prácticamente imposible.
En las últimas décadas el adelanto tecnológico de las comunicaciones ha traído consigo la facilidad en las relaciones interpersonales, tanto a nivel afectivo como a niveles profesionales y de estudios, o sea, la presencia física ha dejado de ser cien por cien indispensable en las relaciones de trabajo, familia, amor, sexo y estudio. Hoy se consigue todo eso de forma más ágil, económica y sin salir de casa… o de delante del ordenador.
Actualmente la “fiebre” de Internet afecta a un impresionante número de personas en Brasil. Con la fiebre son perceptibles otros síntomas, tales como el impulso e incluso la compulsión (vicio) relacionados con la dependencia virtual.
De esta forma, poco a poco, se descalifica la relación interpersonal en el campo afectivo. Relación cuyo nivel de intimidad exige mirarse a los ojos, el toque físico, el diálogo y demás sensaciones y sentimientos de la naturaleza humana que necesitan la presencia física para manifestarse libremente.
El distanciamiento físico que perjudica la “compañía” virtual ha venido llamando la atención de los especialistas por el alto índice de crisis conyugales y de separación de parejas que ese fenómeno moderno provoca, en razón de la pérdida de valores y de calidad en la relación afectiva.
Ese fenómeno social, por tanto, es una realidad presente en el día a día de los consultorios de psicoterapia. Situación en que la costumbre con el tiempo se vuelve vicio, y el vicio, combustible de la crisis de relación que más pronto que tarde habrá de eclosionar.
Hace poco atendí a una pareja de mediana edad, en la franja de los cuarenta años, con 22 años de matrimonio y una hija adolescente. La iniciativa de buscar ayuda en la Psicoterapia Interdimensional partió de ella, pues el marido, aparentemente, se mostraba indiferente a la situación establecida entre ambos.
El historial de la crisis tuvo inicio hace tres años, cuando la relación empezó a deteriorarse por influencia – e interferencia – de Internet. En este proceso, la separación física se había ido estableciendo gradualmente, a medida que la familia cambiaba el interés mutuo, alimentado con la cercanía física, por la curiosidad y distanciamiento del mundo virtual.
Con el cambio de intereses, la pareja ya no encontraba tiempo para la conversación informal a la hora del té, o para un cine entre semana, o incluso para una cena con amigos y parientes. Lo social, lo íntimo y lo lúdico habían cedido espacio a lo virtual, llegando hasta el punto de perder la motivación para salir de casa incluso los fines de semana.
Los tres ordenadores de la casa, entonces, empezaron a estar ocupados también durante los fines de semana y los festivos. El diálogo, cada vez más ceñido a lo puntual, se empobreció. Se empobreció asimismo el afecto entre los miembros de la familia. La casa de la playa era encarada como una remota posibilidad. Las visitas a amigos y familiares se redujeron drásticamente. Eran tres “zombis” que convivían en un mismo espacio físico, hipnotizados por la máquina virtual de alimentar fantasías.
Hasta que, inevitablemente, eclosionó la crisis de relación, haciendo que la pareja despertase a la necesidad de revisar valores basados en el sentido de la realidad, lo cual no era fácil…
COMENTARIO
La pareja superó la crisis de relación porque el amor se sobrepuso a las dificultades encontradas por el camino. Con todo, este caso sirve como advertencia hacia lo que viene ocurriendo en los hogares brasileños, debido a las opciones que Internet ofrece al usuario a través de las webs de relaciones, entre otras.
Por otra parte, no hay modo de evitar Internet, pues forma parte de nuestro cotidiano. Pero es preciso tener control sobre su uso, o correremos el riesgo de ser controlados por ella, como en el ejemplo de esa pareja.
Y un buen test para evaluar nuestra relación con la “máquina” puede empezar con una cuestión dirigida a nosotros mismos: ¿Qué prefieres: relación personal o virtual? La respuesta indicará nuestra tendencia.
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