Responsabilidad
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 24/09/2006 09:07:01
Traducción de Teresa - [email protected]
Ser responsable es asumir los riesgos inherentes a cada uno de nuestros actos. Cuando aún no estamos suficientemente maduros, solemos temer las consecuencias de nuestras actitudes, principalmente en las situaciones en que tenemos ante nosotros la necesidad de realizar opciones desafiadoras.
Decidir de modo consciente solamente es posible si aprendemos a aceptar con tranquilidad la siguiente verdad: cada uno de nuestros actos tendrá, inevitablemente consecuencias, que pueden ser buenas o no. Pero temer la decisión solamente nos mantendrá prisioneros del miedo, alejando de nosotros la posibilidad de alcanzar la madurez emocional.
Para vencer el miedo que nos paraliza es importante no perder de vista jamás que cada opción que hagamos podrá ser revisada y transformada caso no se revele acertada. Equivocarse es parte esencial del proceso de crecimiento y desear garantía absoluta de acierto antes de tomar una decisión es una ilusión a la cual nos apegamos, muchas veces como justificativa para nuestra inmovilidad.
Pero este es un camino que nadie podrá recorrer por nosotros.
Si tenemos el valor de ir al encuentro de la llamada interior que nos impulsa a la transformación y al cambio, en vez de optar por una vida acomodada, estaremos, con seguridad, yendo al encuentro de nuestro verdadero SER, aquel que espera ansiosamente una oportunidad para hacernos conocer la paz, el equilibrio y la serenidad.
"El coraje para ser feliz
Continuamos perdiéndonos muchas cosas en la vida sólo por culpa de la falta de coraje. En verdad, ningún esfuerzo es necesario para conquistar - sólo es preciso el coraje - y las cosas comenzarán a llegar hasta ti, en vez de ir tú hasta ellas. Al menos en el mundo interior es así.
Y para mí, ser feliz es el mayor coraje. Ser infeliz es una actitud muy cobarde. En realidad, para ser infeliz, no se necesita nada. Cualquier cobarde puede serlo, cualquier necio lo puede ser. Todo el mundo es capaz de ser infeliz; para ser feliz es preciso coraje - es un riesgo tremendo.
No tenemos la costumbre de pensar así. Nosotros pensamos: "¿Qué es preciso para ser feliz? Todo el mundo quiere ser feliz." Esto está absolutamente equivocado. Es muy raro que una persona esté preparada para ser feliz - ¡las personas invierten tanto en la infelicidad! Les encanta ser infelices.
En verdad, ellas son felices porque son infelices.
Hay muchas cosas para entender - sin entenderlas es muy difícil librarse de la manía de ser infeliz. La primera es: nadie está prendiéndote; eres tú quién ha decidido permanecer en la prisión de la infelicidad. Nadie prende a nadie. El hombre que está preparado para salir de ella, puede salir cuando quiera. Nadie más es el responsable. Si una persona es infeliz, ella misma es la responsable - por eso continúa siendo infeliz. Dice: "Están haciéndome infeliz".
Si otra persona está haciendo que tú seas infeliz, naturalmente no hay nada que puedas hacer. Si tú mismo estás causando tu propia infelicidad, alguna cosa podrá hacerse - alguna cosa podrá hacerse inmediatamente. Así, ser o no ser infeliz está en tus manos. No obstante, las personas cargan a los demás la responsabilidad - a veces a la mujer, a veces al marido, a veces a la familia, a los condicionantes, a la infancia, a la madre, al padre- otras veces a la sociedad, a la historia, al destino, a Dios - pero no dejan de echar la culpa a otros. Los nombres son diferentes, pero el truco es siempre el mismo.
Un hombre se convierte realmente en hombre cuando acepta la responsabilidad total - es responsable por lo que quiera que sea. Esa es la primera forma de coraje, la más grande de ellas. Es muy difícil aceptarla porque la mente continuará diciendo: "Si tú eres responsable, ¿por qué has creado eso?"
Para evitarlo, decimos que los demás son los responsables: "¿Qué puedo hacer yo? No hay manera - ¡soy una víctima! Soy empujado de acá para allá por fuerzas mayores que yo y no puedo hacer nada. Puedo como máximo llorar porque soy infeliz y hacerme todavía más infeliz llorando". Y todo crece - si tú cultivas una cosa, ella crece. Así te vas cada vez más profundo - te sumerges cada vez más profundo.
...Pero nosotros nos habituamos. Si dejásemos de ser infelices, nos sentiríamos muy solos, perderíamos nuestra mayor compañía. La infelicidad se ha vuelto nuestra sombra - nos sigue por todas partes. Cuando no hay nadie cerca, cuando menos la infelicidad está allí presente - tú te casas con ella. Y se trata de un matrimonio muy, muy largo; estás casado con tu infelicidad desde hace muchas vidas.
Ahora ha llegado la hora de divorciarte de ella. A esto yo le llamo - el gran coraje - divorciarse de la infelicidad, perder el hábito más antiguo de la mente humana, la compañía más fiel".
OSHO, The Buda Disease.