¿Sabemos de veras en qué consiste orar y vigilar?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 12/03/2013 12:23:20
por Eliana Kruschewsky - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Recibí, para que los atendiese, dos casos complicados, en que se encontraban envueltas personas tranquilas y de paz, pero que, de repente, se veían en una situación muy confusa y creciente de acontecimientos infelices.
Estoy hablando de personas maduras, conscientes de sus deberes y obligaciones como ciudadanos, conocedores de los procesos espirituales en que nos podemos ver implicados. Personas que incluso saben acerca de los compromisos espirituales y buscan ayuda espiritual, procuran estar siempre en conversación con Dios y dicen mantras, oraciones, en fin, creen en aquello que predican todas las religiones y doctrinas, creen en la LUZ.
Lo que voy a exponer aquí puede estar sucediendo contigo o con alguien que conozcas y el objetivo es concienciar, una vez más, acerca de los peligros que nos rondan y que las más de las veces nos pasan desapercibidos debido únicamente a que, en ciertos momentos, hay vibraciones de perturbación que envuelven a algunas personas, incluso aquellas que se cuidan espiritualmente.
Vivimos en un planeta de pruebas y expiaciones, y esto muchos ya lo han leído, oído e incluso experimentado en las turbulencias de la vida. Estamos aquí aprendiendo algo y no nos está siendo fácil, pues cada cual tiene sus lecciones que afectan a la salud, a la afectividad, a lo financiero o profesional. Y todos buscando explicaciones y explicaciones para tanto sufrimiento.
Como terapeuta, intento concienciar a aquellos que acuden a mí acerca de la condición del ser humano feliz, sano, tranquilo y en paz, así como que esto es posible si estamos conectados con buenos pensamientos y sentimientos. Al fin y al cabo, atraemos aquello que vibramos, porque somos un campo vibracional emisor y receptor de frecuencias vibracionales de energías.
¿La ley del retorno? Claro que creo en ella; con independencia de la perspectiva espiritual, sabemos que hay una ley física que demuestra esto.
Con esta fundamentación, expongo aquí el panorama que envuelve los dos casos, tema propuesto al comienzo del texto. Familias compuestas por padre, madre, hijos, implicados en una turbulencia con otras personas hasta el punto de estar irritados, agresivos, desequilibrados, encolerizados e incluso peligrosos. Teniendo necesidad de la intervención de autoridades policiales, abogados, en fin, un panorama que tales familias pensaban ver únicamente en novelas y películas y, de pronto, están metidas de lleno de un modo tal que habrá de quedar registrado en el inconsciente de los intervinientes directa o indirectamente, lo cual me parece peor.
Ir a misa los domingos, repartir sopa en las madrugadas, trabajar espiritualmente en doctrinas espíritas, orar, meditar, evocar mantras, ayunar en fechas santificadas y otras. Todas estas prácticas de elevación moral, religiosa o espiritual nos conectan a fuentes de luz, nos llevan a creer que somos buenos y pacíficos.
La mayor parte de la humanidad sigue algo así o, al menos, cree en algo en nombre de la paz y de la felicidad interior. De pronto se ven implicados en situaciones anómalas totalmente adversas a tales prácticas.
Mi objetivo no es juzgar a tales personas o prácticas, sino demostrar cuán fácil es dejarse envolver en tales situaciones.
Muchas personas salen para trabajar por la mañana y al empezar los contactos con otras personas, en la calle, en el trabajo, incluso en la propia familia, advierten las “provocaciones” externas. Esas provocaciones son efecto de las probaciones. Claro ¿cómo evolucionaremos, cómo encontraremos la paz y la luz si no somos estimulados de alguna forma? Y, ciertamente, los estímulos son externos.
Los estímulos negativos no vienen únicamente de otras personas, vienen de todas partes: cosas no buenas que leemos, vemos o asistimos. Obsérvate cuando miras una película romántica y cuando miras otra con escenas de violencia física o psicológica. Obsérvate en el salón con tu familia, mirando los noticieros donde sólo se muestra violencia en las familias, con los hijos o en las calles. Observa los modales de tu hijo e incluso los tuyos cuando contemplas los valores deturpados a través de escenas de programas de TV tipo “reality shows” que llegan a los hogares de la mayoría de las familias.
Si te fijas bien, si haces un esfuerzo, te sentirás chocado con el resultado de este test.
Dime ¿quién va a estar abrazado a la esposa o al hijo al contemplar una escena de violencia en las calles? ¿Quién se levantará del salón considerando que la esencia del ser tiene más valor que su imagen física, tras haber visto escenas del “reality show”? Quién va a dormir tranquilo por la noche, tras mirar las escenas de los noticieros, donde se dijo que un hombre que aún anda suelto en tu ciudad violó a la hija del vecino… teniendo tú una hija de la edad de la víctima.
Vigila aquello que nos estimula, ya que las más de las veces no somos conscientes de que tales estímulos negativos tienen el efecto contrario a los de las oraciones, mantras y actividades espirituales y religiosas. Los que se dejan llevar por esos estímulos no se dan cuenta de que están siendo utilizados de alguna forma como portadores de vibraciones nocivas.
Siempre afirmo que atraemos lo que vibramos y tú, que has llegado hasta aquí en esta lectura, puedes estar viéndote implicado en alguna situación de las que hemos hablado, creyendo estás protegido por los mentores, ángeles, amparadores y por Dios, de todo mal que nos pueda perturbar. Realmente los mentores, ángeles, amparadores, hacen su parte, pero ¿y tú? La eterna frase “ORAD Y VIGILAD” predicada por toda doctrina significa que no sólo debemos rezar, sino también patrullar nuestros pensamientos y sentimientos. Y ¿cómo alimentar pensamientos buenos, de paz, de amor, de esperanza, asistiendo, leyendo o mirando escenas contrarias? ¿Cómo crees que funciona nuestra mente cuando injertamos en ella vibraciones provenientes de fuentes negativas?
Por tanto, queridos míos, ¿os dais cuenta de lo fácil que resulta vernos envueltos en una sintonía nociva? Las personas que encontramos por la calle, en el trabajo, en la familia, son personas como tú, vulnerables a situaciones diversas. Y tú, que tienes hijos, debes saber que un pensamiento de agresividad, una actitud no pacífica o incluso una indignación o furia emana una vibración que, en formato de frecuencia, alcanza a aquel en que has puesto tu intención, y esta vibración retorna a ti, pudiendo salpicar a personas que tienen una sensibilidad vibracional y/o espiritual mayor que la tuya. Estas personas pueden ser, tu esposa, tu marido, y asómbrate, tus hijos. Y, de pronto, se ponen enfermos repetidamente, están nerviosos, bajos de defensas inmunológicas, e incluso pueden tener convulsiones inéditas e inexplicables.Los dos casos cuyo seguimiento he venido haciendo en estas últimas semanas tienen que ver con todo lo que he escrito, con el propósito de intentar advertirte a ti también. La diferencia es que tú no necesitas agredir a nadie, no necesitas ser citado por la policía por estar implicado en reyertas o disputas, en un asesinato, ni ver a tu hijo enfermo sufriendo convulsiones en un hospital. Las personas que estoy atendiendo han pasado por todo esto, pero tú puedes evitarlo. Por tanto, “ORAD Y VIGILAD” vuestros pensamientos y sentimientos, pues todo está retornando rápidamente, tanto las vibraciones buenas como las ruines. No es preciso que creas en tales leyes del retorno, pues ellas han existido y seguirán existiendo con independencia de que creas en ellas o no. La permanente protección es la que viene de dentro de ti, no dejes desprotegido aquello que el Universo protege: TÚ.
