Secuestradores de Almas y Secuestrados, Bastidores Psíquicos
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 20/11/2015 09:45:49
Traducción de Teresa - [email protected]
Para saber cómo funciona el estatus psicológico del secuestrador de alma/ agresor, es importante entender que muchos de ellos viven a través de una identificación masiva con el principal cuidador que tuvieron ya al comienzo de sus vidas, hasta el punto de inconscientemente pasar a proceder según lo que han adquirido como defectos emocionales de aquéllos, que no se han corregido. Son cuidadores con los cuales supuestamente deberían haber creado un vínculo afectivo saludable, una realidad que hasta podría no ser negativa si se hubiese producido de modo suficientemente bueno en los primeros años de vida y de infancia, pero lo que de verdad sucede es que ese exceso de identificación únicamente evidencia que la expresión del amor y los cuidados esenciales no han sido bien prodigados ni se han asimilado de modo adecuado.
Como posible consecuencia de esa falta de plenitud afectiva, la salud de su desarrollo psíquico fatalmente corre el riesgo de quedar comprometida. En este caso, antes de que ese individuo se convierta en secuestrador, es víctima emocional de su propia historia. Por no ser capaz de pechar con las situaciones difíciles que sucedieron y por no soportar siquiera la conciencia del dolor de no haber sido amado en la justa medida, con el calor de un vínculo sano y real; por no lograr hacerse cargo de la desesperación del desamparo que muchas veces engañosamente se produce incluso por la intrusión excesiva de tales cuidadores, el psiquismo puede invertir caminos de desarrollo naturales, hasta el punto de dañar de modo drástico toda la percepción de la realidad y en relación al otro ser humano, que supuestamente debería mirar de igual a igual.
Los secuestradores de alma, por tanto, en cierto modo acaban fusionándose psíquicamente con sus cuidadores/intrusos/abusadores, de tal modo que sus relaciones afectivas se traducen en intervenciones sádicas y perversas, precisamente por no tener condiciones psicológicas para leer lo que de verdad ha pasado con ellos mismos en sus dramas personales. Como reflejo de este montante, pueden pasarse la vida procediendo con mecanismos que les ayudan a negarse a sí mismos cualquier carencia que hayan podido sufrir, si bien proyectan este lado sombrío, con todas sus angustias posibles e imaginadas, en sus víctimas elegidas; bajo ningún concepto se atreven a decirse a sí mismos que los dolores emocionales proyectados les pertenecen. Sienten enorme placer al disociarse de estos sentimientos imposibles de asumir; y por eso mismo acaba existiendo un gran placer al ver en el otro un trozo suyo disociado, en el dolor. Sería algo así como esas personas que tienen alguna enfermedad grave y hablan de ella como si estuviesen hablando de un vecino.
Aparte del secuestrador, que también está secuestrado por sus cuestiones de difícil acceso, la otra víctima, la que está en la posición denunciada como de secuestrada en su alma, queda en el lugar más primitivo que pueda haber en las relaciones. Que es el de la simbiosis de la relación de dependencia absoluta que se produce entre la madre y el bebé recién nacido, en que todo el alimento posible e imaginado para la sobrevivencia proviene de esa madre.
Esos abusadores tienen la maestría de colocar a sus presas, desde el principio, en ese lugar emocional. La seducción sin límites provoca en la víctima una sensación de completitud respecto de todo, y así, deseos, carencias y sueños antes imposibles de realizar se dimensionan en nuevas posibilidades de quedar al fin satisfechos. La vida poco a poco se va delineando en una falsa seguridad, porque se pasa a depender del otro en la relación para existir. Poco a poco el secuestrador va sustrayendo a la víctima de sus relaciones de adulto con el mundo, que le traen referencias de cómo ella, pese a sus carencias, ya caminó y ya se conquistó. En un determinado momento del secuestro, todo esto aparenta no servir ya para nada, como si no tuviese peso alguno. Esos predadores emocionales suelen ponerse en el papel de cuidadores, y como debería haber hecho la madre, dan medicamentos y cuidan, por tanto, cuanto más débiles y enfermas, más dependientes se hacen, más bebés necesitados de cuidados se volverán sus víctimas.
Si acaso percibes que tu identidad está perdiendo referencias dentro de una relación afectiva, evalúa si eso que está ocurriendo en tu vida es de veras amor. Si hay algún ruido emocional, es que algo no va bien. Cuanto más despiertos, mejor.
