Segundas y terceras intenciones
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 03/05/2013 10:47:42
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
“Prefiero ser íntegro a ser bueno”. (Carl Jung)
Independiente de las religiones que intentan influir sobre el individuo para la práctica del bien, existe un lado oscuro en la mayoría de las personas, que se manifiesta eventualmente, a través de crisis o de actitudes inesperadas. Situaciones que revelan un lado desconocido maquillado por las apariencias, o sea, la forma en cómo, normalmente, la persona se presenta en los ámbitos familiar, social y profesional.
En general, son individuos que no padecen ninguna patología psíquica diagnosticada referente al comportamiento. Muchas son personas tranquilas o comunicativas y sociables. No obstante, son perturbadas por el lado sombrío representado por la "basura" psíquico-espiritual de sentimientos negativos y emociones reprimidas. Energía que no ha emergido a la luz de la conciencia mediante un proceso de descubrimiento de sí mismo.
En esta lógica, imaginemos el historial de cada individuo al acompañar sus sucesivas vivencias en el cuerpo físico. ¿Cuántas decisiones y actos practicados por un ego contaminado por el egoísmo, la envidia, el orgullo y la ambición? Energía acumulada y densa, que cuesta depurar con el paso de las reencarnaciones, puesto que es considerablemente elevado el índice de reincidencias en el campo del libre albedrío.
Cada individuo encarnado es la consecuencia de su pasado. Lleva consigo el "bagaje", que es la síntesis energética más o menos densa para su nueva experiencia vital.
Situación que, invariablemente, indica el nivel de desequilibrio que repercute en el psiquismo y/o en el cuerpo físico.
En este sentido, va el patrón psíquico que cultivamos. La calidad ética de nuestro pensar y actuar determina la salud o la enfermedad, que revela nuestra condición de equilibrio o desequilibrio bío-psíquico-espiritual. Es decir, las ondas psíquicas que nuestra mente irradia interfieren en el mundo físico y originan armonía o desarmonía, ajustes o desajustes, levedad o pesadez en los ambientes por donde circulamos.
Por tanto, en el ámbito de las relaciones interpersonales, estar "provisto" de segundas o terceras intenciones para sacar provecho propio de la ingenuidad ajena, es una actitud, que si es compulsiva, revela el lado sombrío en simbiosis con el yo egocéntrico y alienado. Condición que remite al individuo al desequilibrio como marca de su trayectoria vital.
La perversidad acompaña al hombre desde tiempos inmemoriales. Tal práctica ha sido apropiada por el individuo y diseminada por la humanidad a través de los milenios. Se ha vuelto "conocimiento" en la mente de las criaturas manipuladoras y disimuladas que visten la máscara de la apariencia.
Quizá sea el mayor desafío del hombre moderno el revertir una situación en la cual él es el protagonista del mal que existe en sí mismo, y donde las segundas y terceras intenciones representan únicamente la punta de un gigantesco iceberg que él mismo ha creado.
En el alba del milenio y en dirección contraria al iceberg, surge la Nueva Era como un faro para iluminar la trayectoria del hombre sobre la faz de la Tierra. Pese a ello, compete al propio hombre servirse de esta luz para alejar el riesgo de encontrarse con este poderoso obstáculo en su camino de auto-conocimiento.
Nos encontramos en una fase de transición planetaria, en la cual las segundas y terceras intenciones empiezan a ser percibidas y comprendidas cada vez más como una traba en la ética de las relaciones humanas. Son los intereses ocultos que se infiltran en los ámbitos del poder, donde el ego disimulado se esconde en los bastidores del escenario de la vida. El mismo yo que, lejos del poder, engaña a personas sencillas para beneficiarse de la situación, como si la ventaja momentánea no representase “intereses y dividendos” más adelante.
En el mensaje "Autoconocimiento", Joanna de Angelis por la psicografía de Chico Xavier, nos advierte sobre la necesidad de liberarnos de vicios de conducta que estorban nuestra andadura evolutiva: cada vez que decidas por auto-descubrirte, conduce a una propuesta de liberación. Empieza por los vicios sociales de la mentira, de la maledicencia, de la calumnia, del pesimismo, pasando a los dramas del comportamiento, en la envidia, en los celos, en el resentimiento, en el rencor, en el odio. Posteriormente, elabora las medidas educativas para la dependencia del alcohol, del tabaquismo, las drogas alucinógenas, la lujuria, los trastornos de conducta y las embestidas de las alucinaciones psicológicas. Cada paso será para ti una conquista nueva, y por pequeña que se presente, significará un avance.
