Sensibilidad
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:53
Traducción de Teresa - [email protected]
Cuando hablamos de sensibilidad generalmente la idea inicial que predomina es la relativa a la emoción, a nuestra capacidad de conmovernos ante algún acontecimiento.
Sin embargo, el sentido de la palabra es mucho más amplio. Sensibilidad también se refiere a los sentidos físicos, a la conciencia que tenemos de nuestro cuerpo y de las sensaciones que éste puede proporcionarnos.
La milenaria filosofía tántrica tiene como fundamento principal el despertar de la sensibilidad del ser humano en toda su plenitud, comenzando por el cuerpo físico. Lamentablemente, al llegar a Occidente el tantra ha sido muy desvirtuado y gran parte de las personas se interesan por sus prácticas únicamente como forma de incrementar el placer físico del acto sexual.
Para la cultura occidental, siempre inmediatista y superficial, potenciar el orgasmo genital es la única forma de vivenciar la sexualidad. Sin embargo, el tantra es mucho más que esto, puede ser una herramienta que permite al ser humano conocerse profundamente en todas sus dimensiones: física, emocional y espiritual.
Solo quien está profundamente consciente de sí puede hacerse totalmente abierto y receptivo hacia el otro y contemplarlo como una manifestación de lo divino. Un encuentro de tal naturaleza entre dos seres humanos puede ser una puerta a la experiencia del éxtasis y de la iluminación espiritual.
Impotencia
Pregunta: Siempre que hago el amor con una mujer, surge el miedo a la impotencia.
Osho: La actitud occidental es la de hacer que las cosas ocurran, ¡hacer algo! Hay algunas cosas, sin embargo, que no pueden ser hechas. Entonces, ¡el Occidente se vuelve completamente loco!
.Y además las personas están muy preocupadas por el sexo. Es precisamente esa preocupación y el esfuerzo por hacer algo lo que crea el problema. El sexo ocurre - no es algo que se pueda hacer. Es preciso, entonces, aprender la actitud oriental en relación al sexo, la actitud tántrica, o sea, la de ser amoroso con una persona. No es preciso planificar, no es preciso ensayarlo mentalmente. No es preciso hacer nada en particular, basta ser amoroso y accesible.
Jugad con la energía uno del otro y, cuando hagáis el amor, no es preciso que sea algo grandioso. De lo contrario, se estará fingiendo, lo mismo que la otra persona. Ella fingirá que es una gran amante y tú fingirás que también eres un gran amante - ¡ambos quedaréis insatisfechos! No es preciso hacer pose.
El sexo es una plegaria muy silenciosa. El acto de hacer el amor es una meditación.
Es sagrado, es lo que hay de más sagrado. Por tanto, mientras estés haciendo el amor con una mujer, ve bien despacio. degustando, sintiendo todos los sabores del acto. Ve bien despacio, no es preciso tener prisa: hay tiempo suficiente.
Mientras estés haciendo el amor, olvida el orgasmo. En vez de eso, déjate estar bien relajado con tu pareja, relajaos el uno al otro.
La mente occidental está siempre tratando de saber cuándo vendrá el orgasmo y cómo hacer que suceda más rápido, que sea más intenso y todo lo demás.
Ese pensamiento no deja que las energías del cuerpo circulen, no permite que el cuerpo haga las cosas a su manera.
Relájate con la otra persona. No tiene que pasar nada específico. Y, si de hecho no pasase nada, entonces eso es lo que está pasando - ¡y eso también es bello!
El orgasmo no es algo que tenga que suceder todos los días. El sexo tiene que ser solamente estar juntos, disolverse el uno en el otro. Se puede hacer el amor durante media hora, una hora, solamente relajándose el uno con el otro. Os encontraréis en un estado en que la mente está ausente, porque no es necesaria. El amor es la única cosa en que la mente no es necesaria, y ahí es donde el Occidente se equivoca: usa la mente hasta en el amor.
Apreciad la presencia uno del otro, el encuentro, concentraos en eso. No intentéis hacer nada a partir de eso. Un día habrá un orgasmo profundo como un valle; no habrá un ápice. Será solo una relajación, pero tendrá su propio pico, puesto que tiene profundidad. Un día, el propio cuerpo desencadenará un orgasmo culminante, pero esto también ocurrirá espontáneamente - tú no has hecho más que estar allí.
A veces habrá un valle, a veces habrá un pico, ese es el ritmo. Tú no puedes estar en el pico todos los días. Si solo tienes picos, éstos no serán muy grandes. Es preciso conquistar un pico pasando por dentro del valle.
.Quédate en el valle y la energía se acumula: el pico nace del valle. En ese momento se produce un gran orgasmo, y todo tu ser se ve inundado de placer.
En el pico habrá placer; en el valle, paz. Ambos son bellos. Al final, la paz es más valiosa que el placer, pues el placer será momentáneo: no es posible quedarse en la cima durante más de un segundo. Pero es posible permanecer en el valle. Ambos han de ser apreciados, puesto que ambos tienen algo que ofrecer. El Tantra dice que el valle orgásmico es muy superior al pico orgásmico. Este último es inmaduro, mientras que el primero tiene en sí una gran madurez.
.El valle orgásmico no tiene vibración alguna, pero tiene silencio, y ese silencio es mucho más valioso, mucho más transformador. Permanecerá contigo durante las 24 horas del día. Después que lo hayas visitado, él permanecerá contigo. El ápice se desvanecerá, te quedarás exhausto y caerás en el sueño. El valle continuará: durante varios días, podrá ejercer cierto efecto sobre ti. Estarás relajado, lúcido. El amor es una especie de relajación en que las cosas tienen que ser permitidas.
Osho, del libro Cuerpo y Mente en equilibrio.